Análisis sin Fronteras

Sheinbaum vs. Gálvez

La polarización ha sido una herramienta política poderosas para López Obrado y seguramente exigirá que la candidata de Morena siga dividiendo a la sociedad.

En la entrega pasada, intentando descifrar diferentes escenarios electorales para el año entrante, subrayé que lo más probable, con la información que tenemos en este momento, es que Claudia Sheinbaum enfrentaría a Xóchitl Gálvez por la presidencia.

Si uno considera los factores constantes que definirán los resultados electorales, es difícil imaginarse un escenario donde no gana Sheinbaum, ya que habrá participación de los grupos del crimen organizado en las campañas, AMLO será el “jefe de campaña”, y las autoridades electorales no podrán detener las violaciones legales del mandatario.

La polarización se traducirá en más violencia política. Como se plasmó en la entrega pasada, el nuevo presidente enfrentará un tsunami de violencia y una fuerte demanda de la población de tomar pasos para protegerlos. Por eso es importante que el nuevo presidente gane con un margen de por lo menos 10 puntos para que los cuestionamientos tengan poca credibilidad.

Al igual que la última entrega, seguiré subrayando la importancia del papel que jugarán las Fuerzas Armadas, y si están dispuestos a proteger el Estado de derecho, demandas ante órdenes inconstitucionales del comandante en jefe. Sí, sí, sí, todo lo antes descrito se dijo con anterioridad.

Pero el factor más importante de la gobernabilidad para México en los siguientes años dependerá de la credibilidad que tendrá la siguiente presidenta. Y hay muchos factores que juegan en contra de ellas. Para el presidente, no importa si su corcholata ganó con 10 puntos o con 0.01, López Obrador, perdón, Sheinbaum, estará declarando que “ganaron las elecciones”, y no habrá poder en el mundo que cambie esta realidad.

Claro que el escenario Sheimbaum vs. Gálvez puede cambiar abruptamente, donde una de las candidatas no llegase al día de las elecciones, ya sea por un atentado o por una detención o por una traición. Por eso es importante retomar el papel que jugarán los partidos políticos, que hasta este momento no han demostrado que serán leales a los resultados del proceso de selección de la o el candidato para el Frente.

En verdad creemos que Alito o Marko Cortés defenderán a capa y espada a alguien como Xóchitl, que es una figura ajena a los partidos.

Cuando vi los spots del presidente del PRI tratando de promover un cambio de imagen, donde es el mismo Alito la imagen de esta campaña, claramente el PRI está perdido. ¿Hay alguien que en verdad piense, que a pesar de los antecedentes y problemas políticos, Alejandro Moreno es una imagen apropiada para el partido y el Frente? Todas las señales indican que los representantes del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano siguen preocupados por su futuro político y no el del partido. Entonces, alguien estaría sorprendido si se llegase a publicar información de alguna negociación entre los líderes partidistas y el mismo Andrés Manuel LópezObrador para asegurar inmunidad.

Además del liderazgo partidista, los intereses de las Fuerzas Armadas, tenemos la posibilidad de alguna traición de personajes cercanos a LópezObrador y Sheinbaum. Y estas son las traiciones que podrían poner en jaque cualquier aspiración de Sheinbaum y del mismo presidente. Pero aun así no veo una situación donde estuviera dispuesto a aceptar una victoria de candidato que no fuese de Morena.

La polarización ha sido una de las herramientas políticas más poderosas de Andrés Manuel López Obrador, y seguramente exigirá que la candidata de Morena siga dividiendo a la sociedad durante la campaña.

En el caso del Frente Amplio por México, muy inteligentemente los candidatos se han enfocado en atacar exclusivamente al presidente y algunos de sus programas insignias. El presidente no ha querido entender que las palabras de un mandatario son importantes, y su protagonismo afecta el proceso electoral. El lenguaje de odio que expulsa el presidente todos los días, sí aumenta la posibilidad de un escenario de magnicidios de candidatos federales y estatales en un momento donde ni el INE o los partidos están preparados para exigir un programa de protección de la integridad física de los futuros candidatos de la oposición. Ni existe una ruta clara de cómo se podrá detener al presidente y la polarización que promueve. O asegurar la viabilidad de las elecciones. Lo que sí entendemos es que en el caso de Sheinbaum vs. Gálvez, el actual presidente puede asegurar el control, y seguir gobernando más allá del 2024.

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