Análisis sin Fronteras

2017, el desastre que no fue

 

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Según los pronósticos de hace un año, 2017 pudo ser catastrófico… y no lo fue. La interrogante es si los malos augurios solamente se pospusieron para 2018 o en verdad México tiene una resiliencia legendaria.

No estoy desestimando el dolor de las víctimas de los terremotos de septiembre, familiares de los que murieron y los millones de afectados por la pérdida de su hogar y empleo. Tal vez en México ya nos acostumbramos a los milagros, ya que considerando la magnitud de ambos sismos, es un verdadero milagro que no murieran miles y que la economía se paralizara por completo. Y aunque sí hay afectaciones, fue sorpresiva la recuperación al concluir el año. ¿Fueron las políticas públicas del Banco de México o del gobierno federal? ¿O fue un milagro? Por el mal humor social que prevalece en el país, probablemente la mayoría querrá concluir que fue un evento místico y no humano lo que permitió que los efectos de los desastres naturales no tuvieran un mayor impacto.

Pero los terremotos del 7 y 19 de septiembre nos recordaron que en México sí existen héroes anónimos, que salieron a las calles y al campo para apoyar a las víctimas y damnificados. Esto fue un rayo de esperanza y sacrificio. Nos dieron un ejemplo a seguir a nosotros y nuestros hijos en un país donde prevalece la desilusión por el gobierno y las instituciones. El que sonara la alarma sísmica el 25 de diciembre es un recordatorio de que a México le urge tener héroes, especialmente en los momentos de urgencia y desesperación.

Hay que reconocer que hay poco que celebrar en el área de seguridad. De hecho, sorprende que no haya más reacciones de furia y frustración ante el incremento histórico de los asesinatos en México.

A pesar de las advertencias de los analistas y expertos desde el inicio de la administración Peña Nieto, de que tenían que asegurar una estrategia para confrontar el índice de criminalidad en el país, no sólo se rehusaron, de hecho ignoraron la tragedia de la inseguridad. Algunos tendrán la satisfacción saber que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no será candidato a la presidencia. Pero las víctimas y sus familiares demandarán más: no sólo que se imponga un costo político sobre los candidatos del PRI alrededor del país, sino que deberían tener consecuencias más serias para los encargados de la seguridad del país, incluyendo el presidente. Asegurar la integridad física de los ciudadanos debe de ser la prioridad de todo gobernante; en el caso de esta administración, fallaron miserablemente.

Otros héroes no reconocidos son los soldados, marinos, policías federales, estatales y municipales y otros funcionarios en el ámbito de la seguridad, que continuaron proporcionando certidumbre a la población a pesar de los ataques del crimen organizado, funcionarios corruptos y cuestionamientos de la sociedad. Estos héroes, que recibirían el mayor reconocimiento de su gobierno y de la población en otro país, en México son estigmatizados y cuestionados. Y la sociedad a la que protegen no agradece a las familias de estos héroes anónimos.

Y a pesar de que 2017 fue uno de los años más peligrosos para ejercer el periodismo, colegas siguen reportando las barbaries y la corrupción en México. Muchos lo hacen con amenazas no sólo del crimen organizado, sino de funcionarios corruptos. Poco se habla del heroísmo en el periodismo en México, pero sigue siendo uno de los pilares de la democracia. A pesar de todas las amenazas y presiones, valientes periodistas y reporteros siguen siendo los héroes anónimos de la democracia mexicana.

Finalmente, en el tema de la corrupción debemos de tener esperanza de que, después de tantos gobernadores y funcionarios perseguidos, arrestados, encarcelados y algunos que enfrentan juicio, esto deberá de incomodar a muchos. De hecho, no creo que haya un gobernador, funcionario, tal vez el mismo presidente, que tengan aunque sea un poco de insomnio ante las imágenes de sus colegas políticos escapándose de las autoridades. Seguramente se estarán preguntando: ¿podría esto sucederles a ellos en 2019?

Obviamente, no es suficiente que no puedan dormir, pero a diferencia de otros años, debe de darnos algo de esperanza que por lo menos se incomoden. Y tal vez la siguiente tanda de políticos decida portarse mejor y robar menos.

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