Con la realización de sus plenarias, los grupos parlamentarios del Congreso, preparan sus agendas legislativas con miras al II periodo de sesiones de la LXIV Legislatura, aunque de poco sirve que las minorías pretendan imponer temas al pleno, cuando la aplanadora de Morena y aliados, hace lo que quiere.
Así pasó durante el primer periodo de sesiones y seguramente seguirá hasta por lo menos el próximo año.
A partir del uno de febrero arrancará la actividad en ambas cámaras y lo que se vislumbra, (luego de que a través del trabajo legislativo, el presidente López Obrador se ha dedicado a desmantelar los organismos autónomos o en el mejor de los casos, nombrar incondicionales en organismos que son vitales para ejercer los contrapesos al Ejecutivo) es continuar con establecer todo el entramado legal para mantener el poder. Solo le falta el INE para que cierre el círculo de control sobre todo el proceso electoral que va a partir de las elecciones intermedias, la revocación de mandato y la reelección presidencial.
La movilización social en torno a proteger al Instituto Nacional Electoral avanza ante los intentos desde el congreso de acotar el tiempo de los consejeros electorales en el cargo, así como el recorte presupuestal que ya comenzó a partir de este año.
Sería bueno que en las plenarias del PAN, PRI, PRD y MC se diseñen conforme a la conformación de un bloque legislativo que ya ha tenido pírricas victorias en la cámara de senadores.
El bloque opositor es necesario para contener la destrucción de instituciones y sobre todo para mantener la democracia a flote, en el entendido que el absolutismo presidencial avanza sin ningún escollo.
Si en este momento terminará la LXIV Legislatura el balance, el saldo sería de los más negativos en la historia del congreso, toda vez que, por ejemplo, los nuevos artículos constitucionales respondieron más a caprichos del jefe del Ejecutivo Federal que a resolver los problemas más acuciantes del país como la inseguridad, la más grave desde que se tiene registro, el desplome del empleo formal y el desabasto de medicamentos, tan solo por mencionar algunos rubros problemáticos.
Desde la creación de la Guardia Nacional hasta la nueva reforma educativa, pasando por el esquema de terrorismo fiscal, todo son producto de ocurrencias y de caprichos que han buscado cambiar todo lo que se implementó en el sexenio de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
La revocación de mandato es la joya de la corona que pinta de suyo, los afanes reeleccionistas del presidente.
La misma hoja de ruta que siguieron Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, así como Evo Morales en Bolivia, la pretende seguir AMLO a partir de la revocación de mandato que se estrenará en 2022.
En este contexto, si la oposición no despierta y se pone activa y no crea un bloque opositor en ambas cámaras legislativas, les volverán a pasar por encima, incluso en temas que van en prejuicio de ellos, como bajar las prerrogativas de los partidos políticos hasta en 50%.
El PAN que comanda Marko Cortés, con altibajos se mantiene en la agenda pública como la oposición más relevante, en cambio el PRI, de Alito, se diluye como agua entre las manos y al paso que van para las intermedias, será difícil que mantengan su registro.
PRD y MC deben estar orgullosos de sus bancadas en el senado y en los diputados, sin embargo, el número de integrantes que las componen son pocos, ante la gran mayoría del bloque opositor.