Desde San Lázaro

El presidente del desempleo

El gobierno está dejando de cumplir con su función toral, que es ser un facilitador para que el sector privado cumpla con la tarea emprendedora en los negocios y en la creación de empleos.

Las cifras oficiales, los llamados datos duros que publicó el IMSS, son contundentes en cuanto al desplome del empleo formal, ese que las empresas crean y que impactan a través de un círculo virtuoso a la economía.

El empleo formal que paga impuestos y otorga prestaciones para los trabajadores, el que produce y genera riqueza, se quiere alimentar, a decir del presidente López Obrador, con los jóvenes que se están reclutando en el programa Construyendo el Futuro, a cuyos beneficiarios se le otorga un apoyo económico del gobierno para que se capaciten.

Hasta ahora, salvo una pequeña minoría, prestan sus servicios en expendios, en el mejor de los casos, y con ello cubren la retribución de 3 mil 600 pesos que les otorga la Secretaría del Trabajo, a cargo de Luisa María Alcalde.

El periplo que sigue el dinero público, en este caso, inicia con la recaudación de los impuestos y termina en el bolsillo de los afiliados a este programa.

Si vamos a estas consideraciones, entonces habría que cuantificar a los beneficiados por los programas sociales de anteriores gobiernos, en los cuales también se repartía dinero y se incorporaban a cientos de miles de mexicanos a diversos programas de capacitación y trabajo.

Como se ve, no se pueden comparar peras con manzanas. Lo que ha reportado el IMSS, y en su momento el Inegi, son los registros de los empleos formales que se han generado en el país. La estadística y su confiabilidad es la piedra toral para la toma de decisiones y la definición de políticas públicas.

Los comparativos de mayo de este año refieren que fue un pésimo mes para la generación de empleos formales, ya que sólo se crearon 3 mil 983 plazas, cifra 88.3 por ciento inferior a los 33 mil 966 puestos alcanzados en el mismo periodo del año anterior.

Para una población económicamente activa de alrededor de 60 millones, la cifra de casi 4 mil empleos creados en mayo es patética y representa una señal ominosa sobre la actividad económica y la confianza que tiene el sector empresarial por impulsar a sus negocios.

¿De qué sirve incorporar a esos jóvenes que están inscritos en un programa que responde más a intereses político-electorales, que a un programa que estimule al empresariado a general empleos?

Los afiliados a este programa no pagan impuestos, no generan ingresos al gobierno, al contrario, se los quita.

Este es el tema de fondo, el gobierno está dejando de cumplir con su función toral, que es ser un facilitador para que el sector privado cumpla con la tarea emprendedora en los negocios y, por supuesto, en la creación de empleos formales.

Si el enfoque de López Obrador fuera el correcto, entonces todos nos apuntamos en sus programas sociales para recibir dádivas y prebendas y con ello impactar en la creación de empleos.

La manipulación y la trampa en el ámbito de gobierno es demagogia, y encuentra una manifestación en este cachondeo de datos duros que sólo apuntan a que, en estos casi siete meses, esta administración ha sido un fracaso en eso de generar nuevos empleos formales; y con la inercia que se lleva, pues el desempleo será el estigma.

Habrá que decirle al presidente, más allá de las cifras, que de seguir esta tendencia, que por desgracia se mantendrá, afectará el consumo de las familias.

Un dato más del Inegi: el desempleo aumentó a 3.5 por ciento de la población económicamente activa durante el primer trimestre de 2019.

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