Desde San Lázaro

El estigma de Barbosa (II)

Pesó más la lideresa nacional de Morena que la bancada del Senado y con ello quedó demostrado que en los momentos fundamentales, lo dejan a un lado.

Se cumplieron los pronósticos. A pesar de que los perdedores tenían más fortalezas que el ganador se decidieron, finalmente, por un candidato estigmatizado por la muerte del matrimonio Moreno Valle.

Y no es que Miguel Barbosa haya ganado la encuesta realizada por Morena en Puebla, y menos debido a que sólo él pudiera garantizar el triunfo, no, simplemente fue un capricho e imposición de Yeidckol Polevnsky y de su jefe, que pasaron por alto múltiples agravios que cometió Barbosa y su gente contra sus adversarios políticos y correligionarios.

Entre los simpatizantes de los morenos, el senador Alejandro Armenta Mier y Nancy de la Sierra, quedó un dejo de impotencia, de frustración, engaño y burla por la decisión cupular que se dio, dejando a un lado los resultados de la encuesta, en el sentido de que Armenta tenía los mejores atributos, era más competitivo y más conocido en la entidad.

Pesó más la lideresa nacional de Morena que la bancada del Senado, comandada por Ricardo Monreal, y con ello quedó demostrado que, no obstante las buenas cuentas que ha entregado el exdelegado en Cuauhtémoc al presidente de la República, lo cierto es que en los momentos fundamentales lo dejan a un lado, así ocurrió cuando compitió por la candidatura a jefe de Gobierno de la CDMX y, ahora, en su afán de que Alejandro Armenta fuera el ungido para Puebla.

La trágica muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso frustró una gestión que daría continuidad al proyecto iniciado por Rafael Moreno Valle, y ensangrentó a la democracia y a todos los poblanos, a los adeptos de ella y sus detractores.

El pasado 1 de marzo escribimos en este mismo espacio que a Miguel Barbosa lo perseguirá el estigma del cual nunca se librará, a decir de Martha Hidalgo, madre de la difunta gobernadora, quien sin empacho expresó en una misiva pública que "tiene las manos manchadas de sangre".

Esta severa acusación y los indicios de que el percance en el cual falleció Martha Erika Alonso y su esposo Rafael Moreno Valle fue provocado, obligan necesariamente al fiscal general de la nación a dar resultados en las indagatorias correspondientes.

"Es inadmisible y moralmente inaceptable que el Sr. Barbosa, quien tiene las manos manchadas de sangre, pretenda contender por la gubernatura de Puebla, que le ganó mi hija Martha Erika. ¿Cómo es posible que su partido, Morena, promueva nuevamente a quien generó odio y el enfrentamiento entre los poblanos?", apuntó la señora Hidalgo.

"Mientras yo viva, el Sr. Barbosa tendrá respuesta de una madre que clama justicia ante las canalladas que le hizo a mi hija Martha Erika durante su campaña. Puebla no merece esto, Sr. Presidente".

En todo este lamentable suceso hay un contexto que es inevitable mencionar, y es precisamente la guerra sucia a la que fue sometida la candidata del PAN y otros partidos políticos en campaña y ya con la victoria en la bolsa, el lío siguió en el Tribunal Electoral de la Federación, a donde el efecto Martha Erika incidió incluso en la renuncia de la magistrada presidenta de ese cuerpo judicial, Janine Otálora.

El intríngulis de este caso tiene mucho de fondo y se circunscribe en la obstinación por el poder y en las reyertas personales.

Un capítulo que tiene en la muerte de dos personajes políticos su clímax, pero que se continuará escribiendo con horror y deshonor más allá de la elección extraordinaria.

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