Desde San Lázaro

AMLO ya eligió a Delgado como líder de Morena

El nuevo líder nacional de Morena conformará, con AMLO, la lista de aspirantes a ocupar los cerca de tres mil cargos de representación popular que estarán en juego.

En Morena no sólo está en juego la presidencia de ese partido, sino el proyecto político a futuro del gobierno de la 4T y por supuesto del dueño de la franquicia, Andrés Manuel López Obrador.

Los tres aspirantes con reales posibilidades de llegar esa codiciada posición, Mario Delgado, Porfirio Muñoz Ledo y Yeidckol Polevnsky, juegan con los dados cargados en virtud de que en el corazoncito de AMLO ya está el ganador, empero, será hasta el último momento cuando se tire la línea que la nomenclatura morenista está esperando para emitir su voto, mientras, pues se hacen pedazos.

Dice el colmilludo, pero senil, Porfirio Muñoz Ledo que si Mario Delgado gana la elección interna, Marcelo Ebrard se convertirá de facto en el presidente de la república, lo que pondría fin anticipadamente, políticamente hablando, al sexenio de López Obrador.

Estas palabras tienen tanta perversión que envidiaría Maquiavelo, ya que no sólo trata de bajar al canciller de una aspiración legítima y obviamente a Delgado, sino que busca estigmatizarlos como traicioneros al presidente de la república.

Dicen algunos morenistas entrevistados que a Porfirio ya lo manejan los duros del partido, quienes lo ven como su única opción para frenar a Ebrard y por ello, no sólo van a apoyarlo en la encuesta a realizarse entre el 2 y 8 de octubre, sino que en caso de perder, será la piedrita en el zapato que acompañará a Mario y Marcelo.

Este misil enviado por Porfirio a Marcelo provocará que sólo los despistados se vayan con la finta, en virtud de que el presidente Andrés Manuel López Obrador ya eligió a Mario Delgado para ocupar la tan codiciada posición. No me cree, sólo un dato: la señora esposa de López Obrador, Beatriz Gutiérrez Muller, acompañó al diputado al inicio de los cursos del nuevo campus Palenque del Politécnico.

Otro dato, el grupo que sí le arrebataría el control del partido a AMLO y tomaría la batuta rumbo a la sucesión presidencial, sería el que comanda Muñoz Ledo, ya que éstos no respetan acuerdos, ni pactos, son como una jauría desenfrenada que muerden hasta a los de casa.

Eso de que existen dos bandos; los radicales o puros, y los moderados o emergentes es una vacilada. Lo que realmente existe es una fratricida lucha encarnizada por el poder que dejará sensiblemente dañado a ese partido rumbo a las elecciones intermedias del próximo año.

Así es, el único partido político que puede pegarle electoralmente a Morena, es Morena, sólo ellos pueden causar daños irreversibles que, ni siquiera la operación cicatriz que vendrá después para sanar las heridas de los perdedores, aquietará las aguas, al contrario, buscarán otras opciones políticas ajenas a Morena o incluso, lo más grave, desde el interior de este partido, tratarán de dinamitar el proyecto de la 4T.

Buscar en el ADN de cada uno de los candidatos quién está más identificado con las causas sociales que enarbola Morena, es una ociosidad. En cambio, ponderar los atributos personales que giran en torno a la lealtad, es otra cosa, ya que este atributo es el que le llenó el ojo al presidente de la república para seleccionar a quien conducirá la nave transexenal más allá de 2024.

El nuevo líder nacional de Morena no sólo conformará, con AMLO, la lista de aspirantes a ocupar los cerca de tres mil cargos de representación popular que estarán en juego, entre ellos, 15 gubernaturas y la renovación de la Cámara de Diputados federal, sino que cargará sobre sus hombros la revocación de mandato y la transición rumbo a la sucesión presidencial.

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