Las Encuestas

Liberales y conservadores: los significados

La pregunta ahora es si esas identidades se conectan con contenidos o significados políticos, dice Alejandro Moreno.

En junio abordé en este espacio el uso de las etiquetas 'liberal' y 'conservador' en el discurso político actual, argumentando que sí tienen un amplio uso como referentes de identidad política. Según la encuesta de EL FINANCIERO, realizada en junio, 74 por ciento de los entrevistados se identifica con alguna de esas etiquetas: 41 por ciento del lado liberal y 33 por ciento del conservador. La pregunta ahora es si esas identidades se conectan con contenidos o significados políticos.

Las encuestas muestran que sí, especialmente en temas que reflejan conflictos de opinión actuales como el derecho al aborto, los derechos de homosexuales o la legalización de las drogas.

Sin embargo, otros asuntos que se pensarían importantes porque alguna vez lo fueron, no arrojan diferencias de opinión o son minúsculas. Tal es el caso de los temas de conflicto del siglo XIX en el país, como la centralización vs. la distribución del poder político, la libertad de creencia y culto, y la libertad de expresión. En esos temas, liberales y conservadores apoyan la misma postura liberal en porcentajes altos y muy similares. La libertad de creencia y culto tiene el apoyo de 89 y 85 por ciento de liberales y conservadores, respectivamente. La libertad de expresión, 91 y 85 por ciento. Un tema decimonónico que sí parece marcar un poco de diferencia es el relativo a los privilegios sociales: 31 por ciento de los conservadores está de acuerdo con la frase "la igualdad social no siempre es buena, deberían mantenerse algunos privilegios", pero 68 por ciento está en desacuerdo; por su parte, los liberales están de acuerdo en 24 por ciento y en desacuerdo en 74 por ciento. La diferencia en el acuerdo es apenas de siete puntos. Quizás lo más notable de esa pregunta es que actualmente una cuarta parte de la población (24 por ciento) prefiere los privilegios por encima de la igualdad. Pero no hay evidencia de que los contenidos del siglo XIX estén vigentes en el conflicto liberal-conservador de hoy.

Lo que sí abre una brecha más amplia y distintiva son los temas de la más reciente agenda progresista: 51 por ciento de los liberales y 27 por ciento de los conservadores están de acuerdo con el derecho de la mujer al aborto: una diferencia de opinión de 24 puntos. Por otro lado, 63 por ciento de los liberales y 52 por ciento de los conservadores están de acuerdo con el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, pero ambos grupos están mayoritariamente en desacuerdo con el derecho de parejas homosexuales a adoptar hijos (55 por ciento entre liberales y 72 por ciento entre conservadores). En cuanto a la legalización de la mariguana, el apoyo alcanza 55 por ciento entre los liberales y 35 por ciento entre los conservadores, una diferencia de 20 puntos.

Todos estos datos muestran que hay liberales con posturas conservadoras y conservadores con posturas liberales, pero, en general, los liberales apoyan más las posturas liberales que los conservadores. La relación no es perfecta, pero suficiente para distinguir políticamente a unos de otros en sus preferencias, más allá de la pura identidad.

También hay diferencias modestas de opinión en temas de economía y bienestar social: los conservadores están ligeramente más a favor del crecimiento económico y la generación de riqueza, y los liberales un poco más a favor de la igualdad y el bienestar social. Son diferencias pequeñas en temas fiscales, y más bien sugieren que hay liberales de izquierda y de derecha, así como también conservadores en ambos lados de esa otra geometría política. Es importante tener eso en mente, sobre todo al tratar de activar las etiquetas, como lo hace el presidente López Obrador.

Queden estos datos para documentar que las identidades políticas liberal y conservadora sí están vigentes y sí se conectan con contenidos temáticos, más con los actuales de la agenda progresista que con la agenda liberal del siglo XIX. El siguiente paso será ver qué tanto esas identidades y preferencias se conectan con el voto. Tema pendiente rumbo a las elecciones de 2021.

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