Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

¿Rebote o franca recuperación?

Mientras que la economía mundial posiblemente se encuentre en una franca recuperación en el tercer y cuarto trimestre del año, las expectativas para México son desalentadoras.

Una vez publicados los datos del PIB del segundo trimestre alrededor del mundo pareciera que lo peor ha quedado atrás. Como se esperaba, las economías desarrolladas y emergentes mostraron contracciones casi sin precedentes en su historia. México registró una caída en el PIB del 18.9 por ciento. Los niveles de actividad económica son similares a los del 2009, es decir, ¡tan sólo en un trimestre retrocedimos más de 10 años!

Recientemente se han dado a conocer indicadores sobre actividad económica adelantada para el mes de julio. En su mayoría, las economías muestran una recuperación. Aunque no es la misma para Estados Unidos, que para Europa o para América Latina. En Estados Unidos los indicadores de actividad no manufacturera son consistentes con una actividad económica que crece a un ritmo de doble dígito para el tercer trimestre del año. En tanto en Europa muestran una expansión por encima de los niveles previos al Covid-19.

Las expectativas para el segundo semestre del año son alentadoras. Podríamos haber dejado atrás el terreno de contracción en la principal economía del mundo. Lo mismo sucede en China, que en el segundo trimestre el PIB creció 3.2 por ciento. Pero no todos los países corren con la misma suerte. Las expectativas de crecimiento en los países desarrollados se explican primordialmente por las acciones tomadas por los gobiernos que aplicaron medidas contracíclicas para apoyar la economía.

Los principales bancos centrales alrededor del mundo han inyectado a la economía mundial aproximadamente seis billones de dólares, encabezados por la Reserva Federal en Estados Unidos, además su presidente Jerome Powell, ha dicho que se aplicarán medidas monetarias expansivas tanto tiempo sea necesario y por la cantidad de dinero que la economía lo requiera, para retomar el crecimiento y alcanzar pleno empleo. En el Banco Central Europeo sucede lo mismo que acumula en su hoja de balance siete billones de dólares producto de estímulos monetarios.

En la parte fiscal, los gobiernos no se han quedado atrás y pusieron en marcha programas ambiciosos para apoyar la economía del mundo por cerca de 11 billones de dólares, y sus déficits superan el 10 por ciento. Si sumamos ambos estímulos fiscales y monetarios extraordinarios representan el 20 por ciento del PIB mundial, que al cierre del 2019 era de 84.9 billones de dólares.

México no tiene la misma expectativa. Los últimos indicadores de actividad económica del IMEF muestran un rebote contra los mínimos en lo que va del año, pero aún lejos de señalar que la economía está creciendo. Tan solo indican que la economía decrece a un ritmo más lento. Los datos duros –que suelen ser rezagados– han mostrado una constante recuperación y pareciera ser motivo suficiente para celebrar. La producción industrial creció 17.9 por ciento junio contra mayo, pero en el comparativo anual se muestra una contracción de doble dígito (-16.7 por ciento). La inversión fija bruta, que es el dato más lastimoso por su profunda caída, muestra niveles no observados desde hace 25 años. El dato de empleo del IMSS señala una pérdida en julio de tan sólo tres mil afiliados, pero nos olvidamos que en el año se acumulan más de un millón de puestos de trabajo perdidos. Y es que resulta muy diferente hablar de un rebote desde los mínimos, originado por un cierre de la economía de México y el mundo, a una recuperación franca y sostenida. Lo más probable es que nos tardemos más allá del 2024 para ver una actividad económica semejante a la del 2019.

Mientras que la economía mundial posiblemente se encuentre en una franca recuperación en el tercer y cuarto trimestre del año, las expectativas para México son desalentadoras. La gran diferencia de las posturas de otros gobiernos del mundo y las decisiones de nuestro gobierno, es que los primeros han optado por aumentar el déficit y la deuda pública para apoyar la economía. En tanto en México la actual administración, ha elegido mantener la disciplina fiscal a costa del crecimiento, de este año y de las futuras generaciones.

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