Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

La siguiente burbuja

El mercado de vivienda en EU comienza a burbujear. El inventario de casas usadas se encuentra en mínimos de los últimos diez años y el de casas nuevas viene descendiendo a doble dígito.

Estamos en la primera fase del ciclo expansivo de la economía de Estados Unidos. La recuperación vigorosa de la economía, y la puesta en marcha de políticas monetarias y fiscales acomodaticias sin precedentes en la historia, han traído aparejado señalamientos sobre el riesgo de un sobrecalentamiento por parte de diversos participantes de los mercados. Una muestra de ello pareciera ser el último dato de inflación que se aceleró por arriba de estimados hasta el 4.2 por ciento, nivel no observado desde 2008. Al interior, llama la atención que uno de los componentes que más se elevaron, fue el de vehículos usados, que aumentó más del 20 por ciento en términos anuales.

La pandemia trajo consigo choques de oferta que han impactado las cadenas de suministro. Una muestra de ello es la falta de chips a nivel mundial, porque las fábricas migraron sus líneas de producción a chips con mayor margen, en sustitución de los menos rentables como los que se utilizan para varios componentes de automóviles. Esto ha originado, en parte, el aumento en los precios de los coches.

Situación semejante se comienza a observar en el caso de las casas. La madera, que resulta ser un insumo vital para la construcción de las viviendas, está sufriendo recientemente, porque los aserradores cerraron la producción de madera para prepararse para una caída del sector. El desplome nunca llegó, y ahora no hay suficiente madera para surtir el mercado inmobiliario, que se encuentra al rojo vivo. Los precios de la madera de construcción han alcanzado un récord de mil 686 dólares, cuyo precio ha aumentado más del 300 por ciento. También se observa escasez de cemento, acero, incremento en los precios de los commodities, e inclusive la falta de mano de obra; cuestiones que han originado un incremento en los costos de las viviendas. La escasez está retrasando la construcción de las nuevas viviendas, complicando la renovación de las existentes y provocando un shock de precios para los compradores, en lo que ya era un mercado que se encontraba al alza.

El mercado inmobiliario de vivienda en Estados Unidos comienza a burbujear. El inventario de casas usadas se encuentra en mínimos de los últimos diez años, inclusive está disminuyendo más rápido que lo registrado previo a la crisis del 2008-2009. El inventario de casas nuevas viene descendiendo a doble dígito desde el último trimestre del año pasado. A finales del 2020 el número de venta de casas alcanzó máximos desde el 2016. Para darnos una idea de la rapidez con la que se vende una propiedad en el mercado, previo a la burbuja inmobiliaria tomaba 20 días concretarse una operación, hoy en California toma tan sólo ocho días vender una casa. En estados como Texas y Arizona una vivienda promedio que sale al mercado se vende el mismo día y por arriba del precio pedido.

Con respecto a los precios, el índice de precio de las casas “Case-Shiller” superó los niveles previos a la crisis inmobiliaria y de acuerdo con datos del mes de marzo, aumentó 13.2 por ciento en términos anuales, 1.2 por ciento más que el mes previo.

De acuerdo con la OCDE, 37 de sus países miembros aumentaron los precios de las viviendas en 7.0 por ciento en términos reales durante el 4T20 comparado contra el mismo trimestre del año anterior, que resulta ser el nivel más elevado de las últimas dos décadas, por lo que pareciera que esta efervescencia no es exclusiva de Estados Unidos. La migración del trabajo y de las escuelas hacia las casas, ha traído consigo un incremento en la demanda de mayores y mejores espacios habitables.

La realidad es que la política monetaria ultralaxa con tasas en mínimos históricos puede soportar la distorsión temporal en ciertos activos, incluyendo el de vivienda. Sin embargo, tarde o temprano la Reserva Federal se enfrentará a un dilema donde tendrá que dilucidar si continúa sus esfuerzos por tratar de cerrar la brecha de empleo –que sigue siendo muy elevada– o bien dejar que estas posibles burbujas impacten a la postre a los mercados; aunque también existe la posibilidad de que se normalicen con el transcurso del tiempo.

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