Reconozcamos el importante papel que juegan las jefas de familia en la estabilidad económica y financiera del hogar, sobre todo en su participación destacada en el ámbito de la pandemia por Covid-19.
Es asombroso, un día típico inicia muy temprano con la elaboración del desayuno; ayudar a vestir a los hijos; para luego ir a trabajar; regresar, hacer comida; apoyar con las tareas escolares; arreglar la casa; y administrar el dinero, además de tomar decisiones financieras trascendentes... ¡Vaya productividad!
Más aún porque la pandemia ha complicado su labor, pues son quienes se encargan de los hijos, han tenido que afrontar el confinamiento y la educación a distancia; muchas de las veces sin el soporte del lugar en donde trabajan.
La pregunta es si la mujer se prepara para ser jefa de familia. Hay una infinidad de historias detrás: viudez, divorcios, abandonos, madres solteras, hijas cuidando a sus padres, migración, abuelas a cargo de sus nietos. Incluso, algunas que sin estar en la categoría lo son desde el momento en que mantienen la casa, a pesar de haber un hombre en el entorno, ya sea por desempleo, enfermedad o, simplemente, el ingreso de la pareja es insuficiente.
Uno podría pensar que la inserción de la mujer en el mercado laboral ha sido paulatina, pero la verdad es que, por encima de los cambios culturales y la educación, también han sido orilladas por las crisis. Según el censo de 1990, la Población Económicamente Activa de los hombres las superaba tres a uno, mientras que para 2020 se van emparejando las cifras y los hombres representan 61 por ciento y las mujeres 39 por ciento.
El número de personas bajo una jefatura femenina se ha incrementado de manera sustancial, y en la actualidad llegan a ser casi 30 por ciento del total.
Hemos visto cómo la mujer se ha venido superando más, incursionando como alta ejecutiva o emprendedora. El mismo sistema financiero ha aceptado su mayor capacidad para respetar los compromisos de pago y se tiende a generar una mejor recuperación de los créditos en ese segmento.
Ante esta avasallante tendencia de la mujer tomando decisiones patrimoniales, resulta primordial su preparación; de hecho, desde la familia, inculcar a las hijas para ocuparse de los temas financieros, como la racionalidad del gasto; entender las opciones de inversión y conocer los riesgos de cada una de ellas; es imprescindible que sepan la ventaja de los seguros; saber en qué y cuándo endeudarse; o tener claro las alternativas para un retiro digno.
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