Tal vez esta historia sea parecida a la de alguien cercano. Elena quedó viuda joven y debía sostener a sus dos hijos, sin patrimonio de por medio, la desesperación la llevó a emprender un negocio de pasteles en casa, porque era una actividad que hacía muy bien, o cuando menos eso le decían quienes probaban su repostería.
Las cosas mejoraron poco a poco, hasta convertirse en un éxito de pastelería artesanal. Trabajaba literalmente de sol a sol y no se daba abasto para surtir todos los pedidos. Fue capaz de proporcionar educación a su familia y una vida cómoda, sin apuros económicos. El éxito la llevó a pensar en la conveniencia de salir del negocio pequeño para transformarse en una empresa grande, porque tenía mercado y la panadería era apreciada. Su sueño era olvidarse del trabajo tan duro y dejar un patrimonio para sus hijos. De hecho, uno de ellos ya se había involucrado y le gustaba la idea.
Para darle un marco institucional decidió abrir un local en donde poner la venta y elaboración de pasteles, adquirió un horno comercial, batidoras de gran volumen y utensilios especializados, además de invertir en una camioneta para hacer compras de insumos y hacer la entrega de algunos pedidos importantes.
Claro, su capacidad se fue por arriba de lo imaginable y debió contratar trabajadores para manejar un tamaño de escala superior.
Los costos se le dispararon e incrementó los precios, intensificando la competencia con otras personas que hacían este mismo servicio desde su casa.
Ahora el reto era mantener la calidad en una producción masiva y encaraba la necesidad de vender una mayor cantidad de pasteles, obligándola a promocionar, vigilar el área de logística y tener mucho cuidado con las finanzas para continuar con la rentabilidad.
Hasta aquí la historia, el resultado va en dos caminos. Hay quienes triunfan y se convierten en empresas que han llegado a ser multinacionales y otros que, incapaces de sostener el crecimiento, mueren.
Un aprendizaje básico es que el tamaño de escala no significa modificaciones discretas y paulatinas, más bien se trata de saltos, en donde los requerimientos aumentan en forma considerable y pasar de una actividad artesanal a una industrial implica una administración profesional y riesgo.
Esto puede ser analizado a través de un plan de negocios que dimensione el cambio organizacional para saber las consecuencias de la decisión.