Alberto Muñoz

Paul Romer, Charter Cities y la Innovación en la ZEE de Progreso

El columnista dice que la competencia actual por la atracción de inversiones ha dejado de centrarse en la mano de obra; hoy día, los grandes capitales están en la búsqueda de talento.

Un amigo que estudiaba economía en Oxford fue el que me presentó, hace 20 años, a Paul Romer quien presentó modelos del denominado crecimiento endógeno, donde se mezclan de manera regionalizada la producción, el capital humano (resultado de la educación formal y el adiestramiento tecnológico), la inversión de investigación y desarrollo y por supuesto, sus resultados en innovación, lo que le dio en este 2018, el compartir el Nobel de Economía. Pudiera decirse, sin el rigor científico merecido, que la premisa principal de Romer es que el denominado cambio tecnológico es la base del crecimiento económico, aportando los incentivos requeridos para generar una acumulación de capital. De esa forma, hoy las teorías más prometedoras van a la inversa de lo tradicional: por qué hay talento llegan más y mejores inversiones de la nueva economía. Unos 10 años después de que conocí las propuesta de Paul Romer me llevé una grata sorpresa de escucharlo en TED. En esa primera TedTalk, Paul Romer nos presenta las denominadas "Charter Cities" a las que define como esos espacios geográficos donde se puede reordenar el crecimiento poblacional de manera armónica y donde las personas están dispuestas a ir a vivir y trabajar, donde las empresas están dispuestas a invertir y, sobre todo, donde los líderes políticos están dispuestos a poner lo ojos. En el video Romer usa diversos ejemplos, pero quizás el más significativo para nosotros sea el caso de China y, de manera particular, el crecimiento de zonas como Shenzhen, que hoy día se ha convertido en referente internacional de desarrollo económico. Shenzhen no se puede explicar sin Hong Kong; así mismo, el mismo Romer menciona que gracias justamente a esa relación político-económica virtuosa es que se dio el exponencial crecimiento económico de la región, aseverando incluso que para el Common Wealth el haber propiciado dicha sinergia ha permitido abatir la pobreza de mucha mejor manera que cualquier conjunto de proyectos de ayuda humanitaria en la que haya incurrido el Reino Unido.

La Zona Económica Especial de Progreso (ZEEP) tiene una muy clara vocación en la denominada Industria 4.0 (I4.0) en donde el florecimiento de las tecnologías de la información en el contexto de la economía del conocimiento ofrecen un paragón sin igual en el país. Progreso, ofrece un puerto de comunicaciones marítimas que nos pone a tiro de piedra de Florida y Europa; Mérida, a tan solo 30 kilómetros de Progreso, se encuentra incluso la mitad de la distancia entre el corazón financiero de Shenzhen y Hong Kong. La economía del conocimiento permitirá fabricar dispositivos inteligentes y software, ofreciendo oportunidades a una industria no-intensiva de recursos hídricos ni energéticos para la puesta en marcha de maquinaria pesada. La ZEEP no debe verse como una ZEE para atraer I4.0 (por ejemplo una fábrica de agujetas de zapatos completamente, con I4.0, no aporta grandes beneficios a la región ni a la movilidad social) sino a las empresas que hacen, desarrollan componentes, innovan o agregan valor para dicha I4.0, desarrollando software y hardware diseñados localmente, integran KPOs, empresas si demandan talento más especializado, sus nóminas son más grandes, compran mejores casas, mejores autos, consumen más en los negocios locales, quieren más arte, más cultura, más educación, etc.

Como bien menciona Romer, las "Charter Cities" requieren cumplir a cabalidad ciertos requisitos (tierra, reglas y compromisos) para ofrecer nuevas oportunidades. El Gobierno de Yucatán ha puesto a disposición de la Federación el polígono federal para la Zona Económica Especial; la autoridad se encuentra operando y terminando de definir las reglas de operación de la Zona. No cabe duda que la competencia actual por la atracción de inversiones ha dejado de concentrarse en el costo de la mano de obra; hoy día, los grandes capitales tractores están en búsqueda del talento. La tarea pendiente está en manos de la sociedad, la cual, en el mando que otorga a sus autoridades elegidas democráticamente tienen la obligación de llevar a cabo los liderazgos necesarios para hacer realidad lo que bien se ha venido consolidado durante los últimos 20 años: una región que atraiga talento y contribuya a generar prosperidad en la economía basada en el conocimiento.

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