Todos los días escuchamos de la llegada de nueva tecnología, ya sea que veamos un anuncio en los medios o en internet. Y nunca falta que nos hagamos la pregunta sobre cuándo es que debemos dejar de comprar esto o aquello e invertir en dichas nuevas tecnologías. Puede ser incluso frustrante el tener que decidir si ahorramos para hacer un viaje o compramos un nuevo teléfono celular o una nueva pantalla inteligente. Eso lo vivimos todos, y con el paso del tiempo pareciera que el problema se agrava.
La aparición de nuevas tecnologías nos obliga a evaluar, primero que nada, el nivel de influencia que puede tener en nuestras actividades de todos los días. Si pudiéramos separar nuestras prioridades en casa y aquellas en el trabajo, el nivel de angustia toma diversas dimensiones. En casa queremos que nuestros hijos puedan tener acceso a las herramientas más avanzadas pero no queremos que se distraigan mucho; en el trabajo queremos contar con las mejores herramientas para no dejar de ser competitivos.
En ambos casos, estamos frente a una circunstancia que quisiéramos evitar, ¡Qué felices debieron ser los humanos en la edad de piedra!
Al día de hoy no hay una solución ni completa ni constante para abordar estas situación. Pareciera que entre más documentación tenga uno, mejores decisiones puede tomar al respecto. Los medios tradicionales obedecen a estrategias de mercado que orientan hacia tales o cuales marcas y difícilmente tenemos formas completas y mucho menos objetivas para poder tomar las mejores decisiones.
En esta ocasión quiero invitarlos a considerar un aspecto al que no estamos acostumbrados pero que puede ser considerado para la mayoría de los ámbitos que implican la adquisición de productos o incluso servicios que pueden impactar en nuestras satisfacción o productividad. Me refiero a considerar las patentes como referencia tecnológica. Recuerdo cómo las primeras búsquedas que debía yo hacer se hacían en microfichas y las búsqueda era, literalmente, manual. Hoy día, hay un sin número de herramientas para acceder, de manera casi gratuita, al acervo tecnológico de la humanidad.
De la misma manera en que uno se enfrenta a buscar la mejor solución o tecnología para un requerimiento o problema específico, los inventores pasamos por una obligada etapa de averiguar qué cosas existen, ya sea para abandonar una iniciativa de innovación o continuar buscando el darle más o menos detalles a nuestra propuesta. No hay que olvidar que incluso, aquellos que logramos compaginar alguna necesidad personal con la actividad inventiva, logramos más fácilmente hacer que lo que hacemos cause un impacto importante.
Me atrevo a decir que entonces, el ejercicio de indagar sobre qué tecnología puede ser la más adecuada para nosotros, pasa por el mismo interés inicial de innovar. Y creo que, sin dan lugar a falsas expectativas, así se ha ido forjando la historia de las invenciones en la humanidad. En los últimos 10 años he logrado desarrollar varios productos e invenciones que me han permitido entender de manera directa cómo acercar la tecnología a las soluciones. No puedo dejar de reconocer que la abundante literatura en innovación me ha forjado de una serie de prácticas, algunas más y otras menos útiles, pero siempre la investigación en patentes ha sido la que mejor nos funciona al buscar que la serendipia nos ayude.
Por eso es que les recomiendo que incursionen en la búsqueda exhaustiva de todo aquello que te implica en los repositorios de patentes, la mayoría de ellos de acceso gratuito en internet. Solo se necesita tener acceso a un buscador y estar dispuesto a ir documentando las búsquedas. Aquí puedes iniciar una búsqueda https://siga.impi.gob.mx/newSIGA/content/common/principal.jsf o en el mismo Google Patents https://patents.google.com/