Sara Lozano

Sara Lozano: La agenda abierta del 2022

Para el 2022 el reto es establecer prioridades, equilibrios y posibilidades efectivas en términos de la temporalidad.

Confieso que lo primero que puse en la agenda fue la postemporada de la NFL, el desfase de una semana por COVID desajustó el resto. Mi cumpleaños coincidía con el fin de semana previo al Súper Tazón y este caía perfecto con el asueto adelantado del 5 de febrero. Ya no fue así.

Otra particularidad, a diferencia de todos los años anteriores al 2022, es la inquietud de hacer agenda para el mediano y largo plazo. Vaya, las directrices asimiladas en años anteriores se traducían en actividades que iban llenando la semana o el mes. Pero este año

la agenda creció porque se puede asistir a más cursos, más ponencias, más asesorías dentro y fuera del país.

Bajita la mano, me estoy ahorrando alrededor de 50 días sólo por no tener que trasladarme a otra ciudad. Solo tuve que invertir más en la calidad de cobertura de la Internet en la casa porque ya no necesito oficina. Sobre las noticias, una inversión baja multiplicó mis opciones de acceso, este año habrá que destinar más horas a toda esa lectura.

El súper me toma menos tiempo que se destina a la serie de conferencias a las que podré asistir sin desplazarme. Con el Wifi atenderé eventos en Suiza, en España, Chile, Ecuador, Colombia; en la Ciudad de México, Villahermosa, Aguascalientes, Chiapas y las que aparezcan en el camino.

También podría registrarme en alguna institución dedicada a la participación ciudadana, ecología, elecciones, gobernanza o género; o aprender cocina, hacer un librero en casa o mi huerto orgánico con todo y sus nutrientes o insecticidas; moldear el bambú en verde, coser mi propia ropa y pedir los materiales en línea. Para hacer ejercicio variado, dirigido, progresivo hay tutoriales y aplicaciones, lo mismo para cambiar cualquier otro mal hábito.

En tanto haya cobertura de Internet este año parece que puede explorarse todo, el tiempo es el recurso crítico en el universo de opciones.

Las contrapartes: infinidad de oportunidades para gastar el tiempo. El riesgo: la enajenación, o bien, los desequilibrios entre lo personal y lo laboral, lo presencial y lo virtual, lo importante y lo urgente, la disciplina y la displicencia, el compromiso y la elusión (& procastinación).

Atendiendo a la intención de una agenda virtuosa para el 2022, el reto es establecer prioridades, equilibrios y posibilidades efectivas en términos de la temporalidad. La liquidez de la que hablaba Zygmunt Bauman trascendió de una falta de compromiso a un universo amplísimo de posibilidades en donde, obviamente, el enfoque construye –y deconstruye– aquello a lo que se quiere alcanzar en el largo plazo.

Este año el Happy Problem es ver el futuro deseado a diez años. Esto es, crear las estructuras temporales para establecer una agenda equilibrada y tener la disciplina para cumplirla… jamás se había presentado a la humanidad. Ya queda para terapia la preponderancia que inicialmente le di a la NFL.

Desear un feliz 2022 a todxs significa desear una visión de futuro, sabiduría para establecer prioridades, inteligencia para diseñar los planes y disciplina para alcanzar esa felicidad.

Así las cosas, les deseo un muy feliz 2022.

Sara Lozano

Sara Lozano

Colaboradora en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública y profesora en el Tec de Monterrey de Ciudadanía y Democracia. Integrante fundadora de Ellas ABP coordinadora de programas por la prevención de la violencia laboral y económica contra las mujeres.

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