Pablo de la Peña

Pablo de la Peña: El reto de la inflación a mitad del año

La inflación anual se colocó en 5.75 por ciento y aunque es ligeramente menor a las cifras de los meses previos, claramente hay un incremento preocupante en el nivel de precios en este 2021.

En días pasados el INEGI dio a conocer la cifra de la inflación de México para la primera quincena de julio de este año. La inflación anual se colocó en 5.75 por ciento y aunque es ligeramente menor a las cifras de los meses previos, claramente hay un incremento preocupante en el nivel de precios en este 2021.

Iniciamos el año con una inflación anual del 3.54 por ciento al cerrar el mes de enero con respecto al mismo mes del 2020; claramente el incremento en los últimos meses responde a la nueva dinámica del mercado, es decir, hay mayor movilidad y consumo. El indicador de la inflación se divide en dos medidas, una, conocida como inflación subyacente que registró un 4.64 por ciento de incremento y la otra, conocida como inflación no subyacente con un incremento del 9.24 por ciento.

La inflación no subyacente incluye la volatilidad temporal del mercado que es influenciada por condiciones coyunturales específicas de un periodo particular, y por lo mismo no incluye los precios tanto del sector Energético como del sector Alimentos Sin Procesar; por ello, la inflación subyacente es menor porque elimina dicha volatilidad de esos productos, y muestra el crecimiento del nivel de precios sólo de aquellas mercancías y servicios cuyos precios tienden a ser más estables.

Sin embargo, el impacto real en el bolsillo de las familias está en función de la inflación de todas las mercancías y servicios que consumimos.

Por ejemplo, el nivel de precios de los productos energéticos creció un 14.54 por ciento en términos anuales en esta primera quincena del julio, y aunque no se incluya en la inflación subyacente es un hecho que este incremento afecta al bolsillo de las familias ya sea de manera directa o indirecta; de manera directa es cuando vamos a la gasolinera y compramos combustible, de manera indirecta es cuando los costos de transportación de las mercancías se elevan como resultado de combustibles más caros y, por lo tanto, las empresas tienen que repercutir al cliente este incremento en los costos elevando los precios de venta.

Dentro de la inflación subyacente, el rubro de Alimentos, Bebidas y Tabaco tuvo el crecimiento mayor, con el 6.07 por ciento; sin embargo, si se incluye la proporción de la inflación no subyacente de los Alimentos, Bebidas y Tabaco, este rubro tuvo un incremento anual en la primera quincena de julio del 7.11 por ciento respecto al 2020. A final de cuentas, indiscutiblemente pagamos más pesos por estos productos ahora que el año pasado.

No hay duda de que este incremento en los precios es resultado de dos factores principalmente, por un lado, de un incremento en la movilidad de la población después del encierro en el 2020 por la pandemia, y por otro lado por un problema logístico en la cadena de suministro a nivel mundial que se vio afectada igualmente por la pandemia.

El transporte, por ejemplo, tuvo un incremento en sus precios del 7.44 por ciento en esta primera quincena de julio respecto al año pasado y, al contrario, los servicios de educación y de comunicaciones tuvieron tasas muy bajas de inflación con 1.15 y 1.17 respectivamente, y podemos entenderlo perfectamente porque ahora estamos viajando más que el año pasado, pero aún no regresamos a las aulas.

Hay dos razones importantes de hablar ahora sobre la inflación, primero porque el incremento de los precios reduce el poder adquisitivo de las familias, pues después del impacto de la pandemia, el incremento en el desempleo y la reducción de los ingresos familiares el ingreso real tendrá una caída importante por segundo año consecutivo en este 2021.

Y segundo, porque el Banco de México, cuyo objetivo fundamental es mantener la inflación controlada, tendrá que decidir si frena o no un posiblemente calentamiento de la economía mexicana, lo que llevaría también a frenar el crecimiento potencial en este año.

Ya en el mes de junio incrementó su tasa de fondeo del 4 al 4.25 por ciento, esto para reducir la presión inflacionaria y tratar de cerrar el año con una tasa de inflación anual del 3 por ciento.

Ahora bien, sinceramente creo que, si tomamos en cuenta la inercia del mercado actual, el incremento en la movilidad y el consumo, y el regreso a clases en agosto y septiembre (aún y con pandemia) habrá mayor presión inflacionaria, por lo que estimo que la inflación anual para el 2021 será mucho mayor a la meta del 3 por ciento.

Aunque tengamos un crecimiento económico real mayor al 5 por ciento en este 2021, el impacto de la inflación en el poder de compra de las familias estará contrarrestando en buena parte lo ganado en este año.

Pablo de la Peña

Pablo de la Peña

Decano Asociado de Educación Continua de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno y director de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública, profesor del Tec de Monterrey de Economía y de Gestión Pública Aplicada.

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