New York Times Syndicate

¿Por qué Facebook sigue ganándole a todos sus rivales?

El 'rey' de las redes digitales es Facebook, sus competidores han innovado pero aún no hay alguno que le 'robe la corona', sino todo lo contrario.

El mundo tecnológico acaba de presenciar un robo. El atraco fue tan descarado que como que hay que admirarlo, incluso si se llevó a cabo con toda la gracia de un asalto a mano armada.

Facebook irrumpió en la feliz mansión de Snapchat en Venice Beach, California, inventarió completamente todo lo que había y después se llevó las joyas de la corona. Primero, una versión de Historias, el divertido formato en diapositivas creado por Snapchat, apareció el año pasado en Instagram, que pertenece a Facebook. Después, funciones de Snapchat se abrieron paso a WhatsApp y Messenger, las aplicaciones de chat de Facebook. Recientemente llegaron a las grandes ligas -la principal aplicación de Facebook- y el robo se completó.

Mark Zuckerberg, el líder de la banda de Facebook, dio una conferencia el 18 de abril para presumir su botín. Pero fue más lejos: develó una visión de realidad aumentada -donde objetos y efectos digitales se yuxtaponen en imágenes del mundo real-, lo que podría socavar la misión de Snapchat de convertirse en la compañía de cámaras de la próxima generación.

Su discurso tuvo muchas bromas cursis, pero simplemente fue la forma de Zuckerberg de esconder el arma. En realidad, fue una presentación que dejó en claro la crueldad de Zuckerberg como empresario. También muestra que entiende los activos más importantes de Facebook. Zuckerberg comprendió pronto que lo más importante en su negocio no necesariamente era crear las mejores funciones. No importa quién invente los bigotes digitales. Lo que importa es ser dueño de la red más grande y con mayor participación. Y ya que es dueño de la red, siempre gana.

El mundo ha estado dudando de Zuckerberg desde hace años. Facebook, dijeron, nunca le ganaría a Myspace. Después, Facebook iba a sufrir la competencia de todas las demás redes sociales; Twitter, Pinterest y más. ¡Vamos! ¿Podía sobrevivir al embate de Google? ¿Podía sobrevivir a su propia oferta pública inicial? ¿Cómo se justaría a lo móvil? ¿Qué me dicen de la transmisión de video? Y luego estaba Snapchat. Al convertir la cámara del teléfono inteligente en una plataforma de comunicación, Snapchat creó una experiencia social atractiva y novedosa. Los adolescentes no se cansaban de usarlo. Y los adolescentes son el futuro. Si Facebook perdía a los adolescentes, "game over".

Ja, ja, ja. En el panorama general ninguna de estas cosas realmente hizo mella en el reino en expansión de Zuckerberg.

Hace cinco años, luego de más o menos cementar el estatus de Facebook como la red social más grande del mundo, comenzó a comprar y formar redes futuras. Compró Instagram, que ahora tiene 600 millones de usuarios. Después compró WhatsApp, que tiene más de mil millones de usuarios. Luego convirtió la función de chat de Facebook en su propia aplicación de chat, Messenger, y ahora ésta también tiene mil millones de usuarios.

A Evan Spiegel, cofundador de Snapchat, le ofreció 3 mil millones de dólares para comprarle la aplicación. Spiegel se negó, pero quizás debió haber analizado más detenidamente las redes que Zuckerberg estaba ensamblando.

¿Sabe lo que pasa cuando se controla a cuatro de las redes sociales más grandes del mundo? Uno deja de preocuparse por la posibilidad de que la competencia te supere en funciones.

Zuckerberg ya lo había hecho antes. Cada vez que otra compañía de red social ideaba funciones sociales que parecían ser del agrado de la gente -Twitter con el mecanismo de seguidores; Foursquare con el "estoy aquí"; Vine, con los videos cortos; Periscope y Meerkat, con los videos en vivo-, Facebook o alguna de sus subsidiarias (o todas) simplemente podían copiarlas y absorber.

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Zuckerberg
no ganó con todo; a veces, las funciones resultaron menos importantes de lo que se pensaba inicialmente, pero eso no importaba. Como mínimo, neutralizaría el crecimiento del enemigo, extirpándolo antes de que se convirtiera en una amenaza existencial para Facebook.

Y eso es lo que acabamos de ver con Snapchat. Hay un debate en la prensa tecnológica sobre si las diestras copias de Facebook han acabado con Snap, la empresa matriz de Snapchat, o si simplemente la han herido. Después de todo, recientemente Instagram dijo que 200 millones de personas usaban al día su función Historias, que son mucho más usuarios que todos los de Snapchat (160 millones, de acuerdo al último conteo).

Pero esa no es la pregunta correcta a plantear. Snapchat bien podría sobrevivir, incluso prosperar. El mundo es grande; puede coexistir con Facebook.

Lo importante es que Facebook ha forzado esta coexistencia. Los miles de millones de usuarios de Facebook ahora tendrán acceso a las mejores funciones de Snapchat en la propia plataforma de Facebook, eliminando, para muchos, cualquier motivo para cambiar. Ahora, esencialmente no hay ninguna probabilidad de que Snapchat vaya a eclipsar a Facebook en el futuro cercano, si acaso. En otras palabras, Zuckerberg lo volvió a hacer; ha neutralizado un rival más.

Pero el poder de las redes sociales grandes tiene otro aspecto: mejoran las funciones de otros.

Durante el discurso que dio el martes, Zuckerberg anticipó una lista de herramientas nuevas para convertir a la cámara integrada de Facebook en una plataforma a la que desarrolladores externos podrían agregar y mejorar cosas. Snapchat ha convertido en un éxito la realidad aumentada; el término técnico para la incorporación de efectos digitales caricaturescos a las fotos y videos, como vómito de arcoíris saliendo de la boca u orejas de perro en la cabeza. Pero ahora Facebook, con su gran inversión en inteligencia artificial (que usa para alimentar todas sus demás aplicaciones) y sus amplias conexiones con desarrolladores (que quieren acceder a sus miles de millones de usuarios), estará mucho mejor posicionado para avanzar esas ideas.

"Incluso si fuéramos lentos para agregar cámaras a todas nuestras aplicaciones, confío en que vamos a ser los que hagamos avanzar esta tecnología", dijo Zuckerberg.

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Finalicemos con una nota sobre la cuestión ética de todo esto. A algunos les podría parecer molesto que una compañía grande simplemente pueda levantar una innovación de una compañía chica y quedársela. Si no es ilegal, ¿al menos no es algo que deberíamos desalentar?

Miranda Kerr, prometida de Spiegel, dijo recientemente a The Times of London que no podía soportar el comportamiento de Facebook.

"¿No pueden innovar? ¿Tienen que robarse todas las ideas de mi pareja?", cuestionó. "Cuando se copia directamente a alguien, eso no es innovación", afirmó.

A lo que digo: ummm. Hay muchos tipos de innovación en la industria tecnológica. Concebir algo por primera vez no es el único tipo.

Hay una rica historia en la industria de apropiarse de la idea de otra persona para darle un giro propio y mejorar la tecnología para todos. Steve Jobs, de Apple, y el equipo detrás de la Mac original se inspiraron en un montón de ideas que flotaban en círculos de investigación tecnológica, incluyendo Xerox PARC. Después, Bill Gates, director ejecutivo de Microsoft, vio el éxito de la Mac y -al crear un nuevo modelo de negocios para la industria de las PC- marcó el inicio de algo aún más grande: computadoras gráficas que podían volverse suficientemente baratas para que todo mundo las comprara.

O veamos el caso del teléfono inteligente. Apple creó el iPhone, pero si la industria tecnológica hubiera parado ahí, los teléfonos inteligentes no habrían barrido el mundo tan rápido. En cambio, Google más o menos copió las ideas de software de Apple en las primeras versiones Android, y Samsung esencialmente copió el hardware de Apple. La economía entró en acción, y los teléfonos inteligentes se volvieron realmente baratos, e inundaron el mundo. Y todo mundo lo hizo mejor: con el tiempo, Samsung dio con su propia gran idea -los teléfonos enormes- que Apple copió, y Apple después armó un paquete.

Así que no nos quedemos muy colgados con el tema de las copias. En el amor y en el vómito de arcoíris todo se vale.

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