New York Times Syndicate

La 'viuda negra' que conmociona a Japón

Chisako de 68 años es señalada de causar 7 muertes: 4 esposos, además de 3 novios y prometidos. Todos tenían algo en común, tenía cuentas bancarias y estaban solos, tal vez impulsada por la desesperación económica en una sociedad donde las mujeres ganan menos que los hombres, incluidos pagos de pensiones.

MUKO, Japón. Cuando Isao Kakehi, un oficinista retirado de 75 años de edad, fue encontrado muerto en el piso de su casa en diciembre pasado, la policía primero creyó que la causa era una falla cardiaca. Pero un detective suspicaz entró en sospechas. Notó que Kakehi, viudo por mucho tiempo, se había casado de nuevo súbitamente el mes anterior a su muerte, y con una mujer a la que acababa de conocer a través de una agencia de citas.

Cuando una prueba de la sangre del difunto reveló cianuro a niveles letales, la policía empezó a investigar a la novia, Chisako, ahora de 68 años de edad. Lo que descubrieron conmocionaría a un país que tiene una de las poblaciones de más rápido envejecimiento en el mundo.

Según la policía y reportes de medios noticiosos, Isao Kakehi fue sólo uno de los seis ancianos aparentemente sanos que murieron abruptamente en los últimos ocho años después de casarse o iniciar relaciones románticas con Chisako Kakehi. Todos eran al menos moderadamente ricos, con casas y amplias cuentas de ahorros que acumularon a lo largo de una vida de trabajo para disfrutar de un retiro cómodo.

La mayoría murió poco después de elaborar testamentos que la nombraban como la única beneficiaria. Las sensacionalistas muertes, algunas espaciadas por solo unos meses, han capturado los titulares nacionales, provocando que los tabloides llamen a Chisako Kakehi la Viuda Negra, en referencia a la venenosa araña hembra que mata a sus parejas. Pero el caso también sacudió a una fibra más profunda.

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TEMOR A LA SOLEDAD, VENTAJA PARA CHISAKO

Si los alegatos de la policía son ciertos, Chisako Kakehi se ensañó con uno de los mayores temores de las legiones de retirados rápidamente crecientes de Japón, miembros de un mega auge de nacimientos de posguerra que disfrutan de la esperanza de vida más prolongada del mundo, pero a quienes aterroriza tener que pasar esos últimos años solos.

Una ex banquera que parece más a una tía anciana que una mujer fatal, Chisako Kakehi conoció a los hombres a través de las docenas de servicios de citas especializados que han surgido aquí para atender a los adultos mayores solitarios.

La policía dice que analizaba cuidadosamente a sus potenciales parejas, buscando a hombres relativamente ricos que se quedaron solos por un divorcio o por la muerte de su esposa. Una vez que encontraba uno, dijo la policía, lo abrumaba con correos electrónicos románticos en los que profesaba su amor. "Los ancianos son un blanco fácil porque tienen todo el dinero, pero también tienen mucho miedo al aislamiento", dijo Hiroyuki Kurokawa, un novelista que publicó una novela policiaca este año que presagiaba el caso Kakehi.

"LA ESTAFA DE LA SEGUNDA ESPOSA"

"Este incidente expuso la vulnerabilidad de nuestra sociedad que envejece". Los medos noticiosos japoneses han empezado a usar el título de la novela, "Gosaigyo", o "La estafa de la segunda esposa", para referirse al caso Kakehi. Kurokawa dijo que recientemente había firmado un acuerdo para hacer la película.

En los últimos años, Japón se ha sentido fascinado por los delitos contra los ancianos, aun cuando las cifras policiales muestran que esos delitos han declinado conforme la sociedad ha envejecido. La estafa más famosa fue "Ore ore sagi", o "¡Soy yo! ¡Soy yo!", en la cual timadores llaman a los ancianos por teléfono, presentándose como sus hijos mientras hacen llorosas solicitudes para que les envíen dinero.

En parte, esta fascinación podría originarse en la culpa. Aunque los hijos adultos compartían tradicionalmente sus casas con sus padres, la costumbre ha sido descartada conforme Japón ha adoptado estilos de vida de clase media al estilo de Estados Unidos en los cuales los ancianos viven solos.

Sin embargo, Chisako Kakehi ha atraído una particular atención porque es anciana y es mujer. Algunos de sus ex vecinos en Muko, un suburbio industrial de la ciudad de Kioto, dijeron que podría haberla impulsado la desesperación económica en una sociedad donde las mujeres a menudo siguen ganando menos que los hombres, incluidos sus pagos de pensiones.

"Pienso que este gira mucho más en torno de la desigualdad que del envejecimiento", dijo Keigo Sada, de 51 años de edad y un chofer de camiones que vive dos casas debajo de la pequeña casa beige donde murió Isao Kakehi. "Ella estaba buscando maneras fáciles de conseguir dinero". Pero además, por el hecho de que Chisako Kakehi quizá haya acumulado hasta 8 millones de dólares de los legados de los difuntos, según numerosos reportes noticiosos, algo más parece haber entrado en juego.

CIANURO, SU ALIADO

En noviembre, la policía en Muko arrestó a Chisako Kakehi en conexión con dos muertes, la de su esposo, Isao, y también la de un prometido de 71 años de edad que cayó repentinamente muerto de su motocicleta en 2012. Una muestra de sangre que resultó conservó un hospital también contenía cianuro. En diciembre, la policía dijo que encontró una pequeña bolsa de cianuro en una maceta de la que Chisako Kakehi había tratado de deshacerse.

La policía dijo que seguía investigando su papel en las otras muertes, que habían confundido a los médicos porque ocurrieron demasiado repentinamente en hombres de otro modo sanos. Pero la policía dijo que les tomó mucho tiempo albergar sospechas debido a la edad relativamente avanzada de las víctimas. "Si una persona mayor muere sin signos de lucha o golpes, regularmente no sospechamos un crimen", dijo Ryoji Nishiyama, un detective del Departamento de Policía de la prefectura de Kioto, que supervisa a la ciudad de Muko. Antes de su arresto, Kakehi negó matar a los hombres, diciendo que era la víctima desconsolada de una serie de trágicos casos de mala fortuna.

Reporteros que la entrevistaron dijeron que alternaba entre mostrarse cordial y encantadora y fríamente calculadora. También especularon que se sentía frustrada por su suerte en la vida: Reportes de medios noticiosos dicen que se graduó de una competitiva escuela preparatoria pero sus padres conservadores bloquearon su ingreso a la universidad.

En vez de ello, se casó con un chofer de camiones que posteriormente inició una pequeña compañía de impresión. Él murió repentinamente en 1994 a los 54 años de edad. Aunque la policía ahora ve su muerte como sospechosa, no podrán probarla; él, junto con la mayoría de las otras víctimas, fue cremado según la costumbre japonesa.

La siguiente muerte ocurrió en 2006, al presidente de 67 años de edad de una pequeña compañía farmacéutica con quien se casó dos años antes. En total, ha sido vinculada por la policía y los medios noticiosos a siete muertes: cuatro esposos, incluido Isao Kakehi, y tres novios y prometidos.

Algunas de estas relaciones se traslaparon, dice la policía. En febrero de 2008, cuando estaba casada por tercera vez, con un hacendado de 75 años de edad, también estaba saliendo con el septuagenario dueño de una boutique de ropa, los hombres murieron con dos meses de diferencia uno del otro, en marzo y mayo de ese año.

La policía dijo que en el momento de su arresto, Chisako Kakehi estaba citándose con al menos dos hombres más, que fueron advertidos por la policía del peligro que estaban enfrentando. "La gente ahora teme que pudiera sucederle a ellos", dijo Kurokawa, el novelista. "Los ancianos parecen cada vez más vulnerables".

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