New York Times Syndicate

La segunda oportunidad con inyecciones de células madre en el corazón

Tras sobrevivir a un taque cardiaco, Edgar Irastorza vio mermada su calidad de vida, hasta que un tratamiento con células madre ayudó a que su corazón sanara.

NUEVA YORK. Edgar Irastorza tenía sólo 31 años de edad cuando su corazón dejó de latir en octubre de 2008. Administrador de propiedades en Miami, bailarín de break-dance y exluchador en el bachillerato, Irastorza había ganado peso recientemente mientras avanzaba el tercer embarazo de su esposa. "Parecía estar embarazado también", dijo.

Un día, durante una sesión de ejercicio, sintió que le faltaba la respiración e insistió en que sus amigos lo llevaran de prisa a un hospital. Minutos después, su pulso se detuvo.

Sobrevivió al ataque cardiaco, pero el tejido cicatrizal que resultó redujo la capacidad de bombeo de su corazón en un tercio. No podía cargar a sus hijos, no podía bailar. Se quedaba dormido cada noche preguntándose si despertaría en la mañana. La desesperación motivó a Irastorza a presentarse como voluntario para un ensayo de investigación médica altamente inusual: inyectarle directamente en el corazón células madre.

"Confié en mis médicos y la ciencia, y dije: 'Esta es mi única oportunidad'", explicó. En los últimos cinco años, estudiando las células madre en placas de Petri, animales de prueba y pacientes intrépidos como Irastorza, los investigadores han acercado las vagas y grandiosas promesas de las terapias con células madre a la realidad.

Las células madre penetraron en la conciencia pública a principios de los años 90, atrayendo por su potencial de ayudar al cuerpo a combatir enfermedades degenerativas como el mal de Alzheimer, y a hacer crecer nuevas partes para tratar padecimientos como las lesiones de médula espinal.

El avance ha sido lento. La Fundación Michael J. Fox para la Investigación del Mal de Parkinson, un primer patrocinador de la investigación de las células madre, retiró mucho de su respaldo financiero hace dos años, diciendo que prefería invertir en investigación que estuviera más cerca de ofrecer ayuda inmediata a los pacientes.

Pero los investigadores han aprendid lentamente cómo usar mejor las células madre, qué tipos usar y cómo introducirlas en el cuerpo; conclusiones que no son singularmente transformacionales, sino progresivas y pragmáticas.

En Estados Unidos se están llevando a cabo unos cuatro mil 500 ensayos clínicos que involucran células madre para tratar a pacientes con enfermedades cardiacas, ceguera, mal de Parkinson, VIH, diabetes, cánceres hematológicos y lesiones de la médula espinal, entre otros padecimientos.

Los estudios iniciales sugieren que la terapia de células madre puede aplicarse de manera segura, dijo la doctora Ellen Feigal, vicepresidenta de investigación y desarrollo en el Instituto Californiano de Medicina Regenerativa, la agencia estatal de células madre, que ha concedido más de dos mil millones de dólares a la investigación de células madre desde 2006 y está inscribiendo pacientes en 10 ensayos clínicos este año.

Pero el entusiasmo por las células madre en ocasiones supera a la ciencia; cuando al gobernador de Texas, Rick Perry, le inyectaron células madre adultas en su espina dorsal en 2011 para atender una lesión de la espalda, su cirujano nunca había probado el procedimiento y no tenía datos que apoyaran el experimento.

Una reseña en junio en The New England Journal of Medicine encontró que las terapias de células madre de "plasma rico en plaquetas" elogiado por varios atletas no funcionaba mejor que los placebos. Y no hay evidencia de que los podólogos que prometen un mejor tratamiento para los juanetes, los dermatólogos que ofrecen una piel más suave o los spas médicos en el extranjero que promueven curas milagrosas estén haciendo algo más que poner a los pacientes en riesgo.

Nada aparte del escepticismo de las personas puede protegerles del mal uso de la ciencia, dijo el doctor David Scadden, codirector del Instituto de Células Madre de Harvard y oncólogo en el Hospital General de Massachusetts. "Eso aplica a cualquier tecnología emergente de gran potencial; tendrá su lado oscuro".

En 2001, el Presidente George W. Bush prohibió el uso de fondos federales para investigación para crear nuevas líneas de células madre embrionarias. En ese entonces, destruir embriones era la única forma viable de crear células madres, estimulando un debate sobre la ética de desarrollar tratamientos con ellas.

En 2006, el investigador japonés Shinya Yamanaka, quien posteriormente ganó un Premio Nobel, descubrió una forma de hacer retroceder a las células adultas al estado de las células madre. Hoy, los científicos siguen usando células madre embrionarias, las cuales son consideradas el estándar contra el cual se miden otras células madre. Pero el campo depende mucho menos de ellas. Más allá de las terapias directas, las células madre también están dando a los investigadores nuevas herramientas en el laboratorio.

Usando células creadas con base en pacientes con enfermedades específicas, es posible reproducir y estudiar las enfermedades en una placa de Petri. Kevin Eggan, también del Instituto de Células Madre de Harvard, usa la técnica para estudiar la esclerosis lateral amiotrófica, o enfermedad de Lou Gehrig. Hace cinco años, tomó células cutáneas de dos mujeres que estaban muriendo de la misma forma genética de ELA. Convirtió estas células cutáneas en células madre y luego en células nerviosas, y notó un problema eléctrico: las células no estaban enviándose señales entre sí de manera apropiada, lo cual probablemente estaba causando la degeneración neuronal que caracteriza a la ELA.

Replicó estas células nerviosas miles de veces y luego probó miles de compuestos farmacológicos para ver cuál corregía el problema de emisión de señales eléctricas. Encontró un medicamento candidato –un fármaco existente aprobado para la epilepsia– que será probado en pacientes de ELA a fines de este año. Sin duda, una neurona en una placa de Petri es mucho más simple que una enfermedad en humanos, con nuestros muchos billones de células y sistemas interconectados.

"Parte del estudio es ver ahora si el medicamento que descubrimos cambia el mismo problema eléctrico en el paciente intacto" como lo hace en una célula nerviosa en una placa de Petri, dijo Eggan. Todo el proceso, dijo, "es algo que nunca ha sido remotamente posible antes".

Aún falta por determinar la manera más efectiva en costo de introducir las células madre. Los científicos suponían, por ejemplo, que el corazón de un paciente se repararía mejor si se le inyectaban sus propias células madre. Pero el estudio para el que se ofreció de voluntario Irastorza en la Universidad de Miami demostró que los pacientes obtenían iguales buenos resultados con las células madre de alguien más, y sus cuerpos no montaban un ataque inmunológico contra las células.

Si lo apoyan estudios adicionales, esto significa que los pacientes futuros no necesitarán inmunosupresores, y que las células madre pueden producirse en grandes lotes, y por tanto de manera más barata. "Eso es increíblemente importante, porque significa que la terapia tomada del estante es posible", dijo Joshua Gare, director fundador del Instituto Interdisciplinario de Células Madre de la Universidad de Miami, que dirigió el ensayo de investigación.

El tratamiento para Irastorza, que recibió sus propias células, comenzó con el retiro de parte de su médula ósea. Los investigadores tomaron células adultas que se cree son células madre de la médula y luego las insertaron a través de un catéter directamente en el corazón de Irastorza. Alrededor de un tercio de su ventrículo izquierdo había sido destruido por su ataque cardiaco, el cual fue atribuido a un problema de colesterol hereditario.

Es imposible saber sin lugar a dudas si los descendientes de las células de la médula ósea se volvieron células del musculo cardiaco o si se favorecieron las reparaciones de alguna otra manera, pero hoy, sus médicos le dijeron que su corazón ha regresado en un tercio a la normalidad. Es suficiente, dijo Irastorza, para permitirle bailar de nuevo y ser el tipo de padre que quiere ser: "Mi calidad de vida es como la noche y el día antes del tratamiento".

¿Por qué, entonces, no hay más historias de éxito, dado todo el dinero invertido en la investigación de células madre? "El avance se da de manera intermitente", dijo Scadden, del Instituto de Células Madre de Harvard, comparando los avances titubeantes en el campo con la "guerra contra el cáncer" declarada en 1971. "Nadie diría que se ha logrado totalmente, pero muchos miles de personas están vivas hoy debido a ello y a los triunfos a menor escala y muy reales a lo largo del camino. Y esos triunfos aumentan cada año", dijo.

Usar las células madre para tratar rutinariamente enfermedades "tomará tiempo, pero cuando veamos atrás dentro de 20 años, pienso que la medicina y la salud humana se transformarán debido a ello".

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