New York Times Syndicate

La ciudad que cambió los anuncios por arte en espectaculares

La capital iraní ha cambiado las mantas de guerra y los anuncios publicitarios por obras de arte. Entérate aquí cómo el gobierno local ha emprendido acciones para embellecer la urbe. 

TEHERAN, IRÁN.– Mohamad Baqer Galibaf, el alcalde de Teherán, es famoso en Irán por haber sido comandante de las Guardias Revolucionarias, ser piloto retirado, quien perdió dos elecciones presidenciales. Hace poco, añadió un título más –mecenas de las artes– ya que dispuso que se colocaran copias de famosas obras de arte, incluidas muchas de prominentes artistas occidentales, en los mil 500 espectaculares de la ciudad.

Casi de un día para otro, prácticamente todos los espectaculares de Teherán, que son propiedad del ayuntamiento y constituyen una importante fuente de ingresos, dejaron de exhibir lavadoras de trastes surcoreanas y las tasas de interés bancario más recientes (ahora de 22 por ciento) y tienen bodegones de Rembrandt e imágenes del fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson.

Los habitantes de Teherán, que pasan horas al día en las vialidades congestionadas, protegiéndose con frecuencia la boca de la continua capa de esmog, se frotaban los ojos ante la vista de obras de artistas como Rothko (números 3,10 y 13) y Munch ("El grito", claro), junto con piezas de prominentes artistas iraníes.

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"Mi ruta matutina habitual se ha convertido en una gran aventura para mí", comentó Hamid Hamraz, de 58 años, mientras circulaba por el tránsito en su taxi Peugeot amarillo en la autopista Hemat. "Ahora, en mi taxi, hablamos de pintura y obras de arte".

Tales conversaciones son, exactamente, el objetivo del proyecto, notó Moytaba Musavi, un consejero de la Organización para el Embellecimiento de Teherán, municipal, encargada de decorar los muros, parques y otros espacios públicos, incluidos los espectaculares.
"Nuestro pueblo está muy ocupado para ir a los museos y las galerías", añadió. "Así es que decidimos convertir a toda la ciudad en una galería enorme".

El alcalde se enganchó a la idea, contó Reza Bagheri, otro funcionario municipal. "Todo esto se hizo bajo su sabia guía", comentó. "Al señor Galibaf le encanta el arte, en especial, ha desarrollado un profundo amor por las obras de arte en los últimos años. Gobernar una ciudad grande como Teherán va más allá de proporcionar servicios. La cultura y el arte deberían ser una parte, también. Y no digo esto porque trabaje aquí".

Quizá no, pero analistas en la ciudad detectaron rápidamente un motivo ulterior en la repentina devoción del alcalde por las bellas artes. Como en Estados Unidos, las facciones políticas ya se están preparando para las elecciones presidenciales del 2016. Y se conoce a Ghalibaf, a pesar de sus dos derrotas, como un político astuto y ambicioso.

Dado que podría ser posible un acuerdo sobre el disputado programa nuclear de Irán y con él un acercamiento en las relaciones con Estados Unidos, el alcalde podría estar tratando de posicionarse como el hombre adecuado para la época, dicen analistas.

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"Presentarle arte a la clase media de Teherán es, claramente, un intento por ganarse su preferencia", explicó Hamid Taheri, de 65 años, un historiador y coleccionista de arte. "Aunque a mí eso no me importa. Es asombroso ver arte por toda la ciudad. Es único".

De las obras, a las que seleccionó un comité especial de la Organización de Embellecimiento, más de 30 por ciento son de extranjeros, incluidas las de John Singer Sargent y del fotógrafo Lee Friedlander.

Entre los artistas iraníes sólo se consideraron los ya fallecidos, ya que "algunas de las obras más modernas podrían provocar objeciones que queríamos evitar", señaló Musavi. Se exhiben tapices antiguos, pinturas inspiradas en el famoso "Libro de los reyes" y obras de Bahman Mohases, a quien se conoce como el "Picasso persa".

"Me encanta esta idea", observó Maniyeh Akbari, de 60 años, quien vive en el barrio occidental de Saadat Abad, "pero el ayuntamiento no debería olvidar que las aceras también necesitan que las limpien".

Durante años después de la revolución de 1979, los dirigentes clericales de Irán fruncían el ceño incluso por los anuncios y, en cambio, preferían mantas. En una que se hizo durante la guerra entre Irán e Irak, se decía: "La sangre en nuestras venas es un regalo para nuestro querido líder". Era frecuente que se decoraran las bardas con murales de mártires de la guerra, en la que murieron 400 mil jóvenes iraníes.

Si bien el arte en los espectaculares ya cambió a temas comerciales, se han recibido con mucho entusiasmo. 

"Es fantástico ver a Rembrandt colgado encima de la autopista Modares", aseguró Mahtab Ahmadi, joven estudiante de química. "Es grandioso ver arte, iraní y extranjero; es realmente una decisión genial del ayuntamiento".

Algunas personas dijeron que nunca habían ido a un museo, pero recibían bien las obras de arte.

"Claro que es mejor ver arte que anuncios", comentó Mayed Hobi, de 19 años, estudiante de física. "Esto realmente me inspira para, por primera vez en mi vida, ir a un museo, en lugar de volver a salir a fumar pipa de agua".

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