New York Times Syndicate

Escribir puede llevarte hacia la felicidad

Estudios realizados en Estados Unidos comprueban que el ejercicio de la escritura brinda importantes beneficios a la salud y el estado de ánimo. Incluso ya se habla de mejorar malestares cardiacos y otro tipo de padecimientos. 

NUEVA YORK.– La investigación científica sobre los beneficios de la escritura expresiva es sorprendentemente amplia. Estudios han demostrado que escribir sobre uno mismo y sobre experiencias personales puede mejorar padecimientos del estado de ánimo, ayudar a reducir los síntomas entre los pacientes de cáncer, mejorar la salud de una persona tras un ataque cardiaco, reducir las visitas al médico e incluso mejorar la memoria.

Ahora los investigadores están estudiando si el poder de escribir –y luego reescribir– la historia personal puede conducir a cambios conductuales y mejorar la felicidad.

El concepto se basa en la idea de que todos tenemos una narrativa personal que da forma a nuestra visión del mundo y de nosotros mismos. Pero en ocasiones nuestra voz interior no lo comprende totalmente bien. Algunos investigadores creen que al escribir y luego editar nuestras propias historias, podemos cambiar nuestras percepciones de nosotros mismos e identificar obstáculos que se interpongan en el camino de una salud mejor.

Quizá suene a tonterías de autoayuda, pero la investigación sugiere que los efectos son reales.

En uno de los primeros estudios sobre la edición de la vida personal, los investigadores reunieron a un grupo de 40 estudiantes universitarios de primer año en la Universidad de Duke que estaban pasando apuros académicamente. No solo les preocupaban las calificaciones, sino que cuestionaban si eran intelectualmente iguales a otros estudiantes en su escuela.

Los estudiantes fueron divididos en grupos de intervención y grupos de control. Los estudiantes en el grupo de intervención recibieron información que demostraba que es común que los estudiantes tengan problemas en su primer año. Vieron videos de estudiantes universitarios de tercero y último año que hablaban obre cómo sus propias calificaciones habían mejorado conforme se adaptaron a la universidad.

El objetivo era motivar a los estudiantes a editar sus propias narrativas sobre la universidad. En vez de pensar que no estaban hechos para la universidad, fueron alentados a pensar que solo necesitaban más tiempo para adaptarse.

Los resultados de esta intervención, publicados en la revista especializada Journal of Personlity and Social Psychology, fueron asombrosos. A corto plazo, los estudiantes que habían pasado por la intervención para cambiar su historia mejoraron de calificaciones en un examen de muestra. Pero los resultados a largo plazo fueron más impresionantes.

Los estudiantes que habían sido motivados a cambiar sus historias personales mejoraron sus promedios de calificación y tuvieron menos probabilidad de desertar en el siguiente año que los estudiantes que no recibieron ninguna información. En el grupo de control, que no había recibido consejos sobre las calificaciones, 20 por ciento de los estudiantes habían desertado en un año. Pero en el grupo de intervención, solo un estudiante –o apenas un 5 por ciento– abandonó la escuela.

En otro estudio, los investigadores de Stanford se enfocaron en los estudiantes afroamericanos que estaban pasando apuros para adaptarse a la universidad. Se pidió a algunos de los estudiantes que crearan un ensayo o video que hablara sobre la vida universitaria para que fuera visto por futuros estudiantes. El estudio encontró que los estudiantes que tomaron parte en la redacción o video recibieron mejores calificaciones en los meses siguientes que aquellos en un grupo de control.

Otro estudio sobre la escritura pidió a parejas casadas que escribieran sobre un conflicto como un observador neutral. Entre 120 parejas, quienes exploraron sus problemas a través de la escritura mostraron una mayor mejoría en la felicidad marital que quienes no escribieron sobre sus problemas.

"Esas intervenciones de escritura realmente pueden empujar a las personas de una forma autoderrotista de pensar a un ciclo más optimista que se refuerza", dijo Timothy D. Wilson, profesor de sicología de la Universidad de Virginia y principal autor del estudio de Duke.
Wilson, cuyo libro "Redirect: Changing the Stories We Live By" fue publicado en edición de bolsillo en enero, cree que aun cuando escribir no resuelve todos los problemas, definitivamente puede ayudar a las personas a salir adelante.

"La escritura obliga a las personas a reconstruir cualquier cosa que les esté inquietando y a encontrarle nuevo significado", dijo.

Mucho del trabajo sobre la escritura expresiva ha sido encabezado por James Pennebaker, un profesor de sicología en la Universidad de Texas. En uno de sus experimentos, se pidió a estudiantes universitarios que escribieran durante 15 minutos al di sobre un tema personal importante o temas superficiales. Después, los estudiantes que escribieron sobre temas personales tuvieron menos enfermedades y visitas al centro de salud estudiantil.

"La idea aquí es hacer que las personas acepten quienes son, a dónde quieren ir", dijo Pennebaker. "Pienso en la escritura expresiva como una corrección del rumbo de la vida".

En el Instituto Johnson & Johnson para el Desempeño Humano, entrenadores de vida piden a los clientes que identifiquen sus metas, luego escriban sobre por qué no han logrado esas metas.

Una vez que el cliente ha escrito sus historias antiguas, se les pide que reflexionen al respecto y editen las narraciones para elaborar una nueva evaluación más honesta. Aunque el instituto no tiene datos a largo plazo, la intervención ha producido fuertes resultados anecdóticos.

En un ejemplo, una mujer llamada Siri escribió inicialmente en su "historia antigua" que quería mejorar su condición física, pero como la principal proveedora de su familia tenía que trabajar largas jornadas y ya se sentía culpable del tiempo pasado lejos de sus hijos.
Con motivación, eventualmente escribió una historia, basada en los mismos hechos pero con una evaluación más honesta de por qué no se ejercitaba.

"La verdad es que no me gusta el ejercicio, y no valoro lo suficiente mi salud. Uso el trabajo y los niños para excusar mi falta de condición física".

Intrigada por la evidencia que apoya a la escritura expresiva, decidí probar en mí misma, con la ayuda de Jack Groppel, co-fundador del Instituto para el Desempeño Humano.

Como Siri, tengo numerosas explicaciones de por qué no encuentro tiempo para el ejercicio. Pero una vez que empecé a escribir mis pensamientos, comencé a descubrir que cambiando prioridades, puedo hacerme tiempo para ejercitarme.

"Cuando uno llega a ese enfrentamiento con la verdad de lo que le importa, se crea la mayor oportunidad para el cambio", sostuvo Groppel.

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