New York Times Syndicate

Digitalización abre museos al mundo

El Museo de Historia Natural de Nueva York digitalizará y subirá a internet cientos de documentos y fotografías que revelan algunas de sus más importantes investigaciones.

Un siglo antes de que Sarah Palin declarara que Alaska está "justo al otro lado de la frontera" con Rusia, una expedición organizada por el Museo de Historia Natural de Nueva York buscó demostrar que los primeros pueblos que llegaron a América habían pasado por el congelado Estrecho de Bering.

Hace poco se subieron a internet miles de negativos en placas de cristal de esa expedición porque el Museo hoy está lanzando una base de datos de colecciones especiales en archivos digitales en la que estudiantes y académicos podrán tener acceso a fotografías, diapositivas, raras ilustraciones de libros, dibujos, notas, cartas y recuerdos que brindan una perspectiva de contexto de sus exhibiciones y exploraciones.

Hasta hace poco, todos los documentos anteriores no estaban abiertos al público en internet, pues sólo se podían consultar en las computadoras que están dentro del museo. 

"Podemos atender a todo el mundo a través de la magia de internet", sostuvo Tom Baione, director de servicios de la biblioteca del museo.

Poco después de su fundación en 1869, el el Museo de Historia Natural de Nueva York estuvo entre los primeros en abrazar a la fotografía como una herramienta para la exploración científica y la preservación histórica.

Las imágenes son las primeras de la colección de la biblioteca de cerca de un millón que el Museo espera digitalizar. El proyecto empezó con una subvención del Consejo Metropolitano de Bibliotecas de Nueva York, en 2006.

Incluidas en el primer lote, hay fotos de la expedición Jesup North Pacific, en la que se exploró la inmigración por el puente terrestre que otrora se extendía por el Estrecho de Bering.

"Las fotografías de la expedición Jesup North Pacific serán atractivas para etnólogos y antropólogos interesados en los pueblos", afirmó Baione. "A cualquier persona que vea las imágenes le encantarán los abrigos de piel y las alhajas que usan las mujeres, y cuán modernos son. Otras personas verán las imágenes históricas del Museo en las que las personas se ven asombradas y disfrutan de las exposiciones, y las del personal creando dioramas y haciendo su trabajo, muy parecido a como es hoy".

Es probable que otra colección sea atractiva para públicos diversos porque incluye estudios aéreos de los Andes peruanos en la década de los años treinta. Científicos pueden comparar el tamaño y forma de los glaciares. Los arqueólogos pueden ver los restos de estructuras y civilizaciones que se han perdido desde entonces debido a terremotos y a la erosión. Los negativos de formato grande permiten que los investigadores se concentren en zonas reducidas, incluso, que exploren comunidades vivientes, como la ubicación de colonias de ranas.

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Entre las otras colecciones que se digitalizaron están 3 mil 400 placas de cristal que documentan la vida cotidiana de los negros en Carolina del Sur y Alabama, de inmigrantes en la isla Ellis y de los indígenas seminole en Florida, a finales del siglo XIX.

Una de las colecciones también incluye los registros de las expediciones del etnógrafo Carl S. Lumholtz a México, así como diapositivas de plantas, animales y personas de todo el mundo.

"Constantemente, encontramos cosas que nos sorprenden, hasta fotografías del Mueso", dijo. "Vemos una imagen que parece bastante común, nos acercamos un poco más y hay una puerta o una ventana que no sabíamos que estaba allí. Hace poco redescubrimos una foto panorámica impresa que había estado enrollada como un cigarrito blanco. No era de Asia ni de Africa. Era de Central Park West, tomada entre 1922 y 1924, desde los escalones de la Sociedad Histórica Neoyorquina, que da, debidamente, al norte".

Otras fotografías se habían visto con mayor regularidad al paso de los años. Algunas imágenes de los antiguos predecesores del personal se han vuelto tan conocidas que ya se refieren amigablemente a ellos por nombre.

Baione, de 49 años, empezó a trabajar en la biblioteca hace casi 20 años y dice que "está acostumbrado a ir a los cajones" y lidiar con papeles en lugar de computadoras. Sin embargo, trata de sentirse más cómodo revisando imágenes en internet y ya descubrió las ventajas de la tecnología.

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