New York Times Syndicate

Alemania adorna sus costas con turbinas eólicas en busca de frenar el calentamiento global

Alemania ha puesto en marcha un ambicioso y costoso  intento para encontrar una solución para el calentamiento global a través de diversas fuentes de energía renovable.

HELIGOLAND, Alemania.– De todas las naciones desarrolladas, pocas han presionado más duramente que Alemania para encontrar una solución para el calentamiento global. Y elevados símbolos de esa campaña están apareciendo en medio del Mar del Norte.

Son turbinas eólicas, que están situadas hasta a 100 kilómetros de tierra firme, se elevan a la altura de edificios de 60 pisos y cuestan hasta 30 millones de dólares cada una. Para fin de año, veintenas de nuevas turbinas estarán enviando electricidad de baja emisión a ciudades alemanas a cientos de kilómetros al sur.

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PROYECTO AMBICIOSO

Será otro hito en el costoso intento de Alemania por reformar su sistema eléctrico, un proyecto ambicioso que ya ha producido resultados asombrosos: Los alemanes pronto estarán recibiendo 30 por ciento de su energía de fuentes energéticas renovables. Muchos países más pequeños están superando eso, pero Alemania es por mucho la potencia industrial más grande en alcanzar ese nivel en la era moderna.
Es más del doble del porcentaje de Estados Unidos.

El incesante avance de Alemania hacia la energía renovable tiene implicaciones mucho más allá de sus costas. Al crear una enorme demanda para las turbinas eólicas y especialmente para los paneles solares, ha ayudado a atraer a grandes fabricantes chinos al mercado, y esa combinación está haciendo bajar los costos más rápidamente de lo que casi cualquiera consideraba posible hace apenas unos años.

Los ejecutivos de empresas eléctricas en todo el mundo están viendo con nerviosismo como las tecnologías que alguna vez descartaron como irrelevantes empiezan a amenazar a sus planes de negocios largo tiempo establecidos.

Están estallando peleas en todo Estados Unidos en torno de las reglas futuras para la energía renovable. Muchos países pobres, alguna vez decididos a construir plantas eléctricas alimentadas con carbón para llegar electricidad a su gente, están discutiendo si podrían saltarse la era fósil y construir redes limpias desde el principio.

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PERIODO DE TURBULENCIA

La hora de la verdad se acerca, y en ningún lugar es más evidente que en Alemania. Aun cuando el país establece récords casi cada mes para la producción de energía renovable, los cambios han devastado a sus compañías eléctricas, cuyas utilidades por la generación de energía han colapsado.

Un patrón similar bien podría estarse desarrollando en otros países que están siguiendo planes ambiciosos de energía renovable. Algunos estados de Estados Unidos, impacientes con el estancamiento legislativo en Washington, han establecido metas agresivas propias, que apuntan a entre 20 y 30 por ciento de energía renovable tan pronto como en 2020.

La palabra que los alemanes usan para su plan está empezando a abrirse camino en las conversaciones en todas partes: energiewende, la transición energética. En el mundo, Alemania es puesto como ejemplo, citado por activistas ambientales como prueba de que una transformación del sistema energético mundial es posible.

Pero está volviéndose evidente que la transformación, aunque factible, será difícil. Algunos expertos dicen que la industria eléctrica está entrando en un periodo de turbulencia más allá de cualquier cosa que haya experimentado en sus 130 años de historia.

Aprovechar por completo las posibilidades podría requerir eliminar las viejas reglas de los mercados de electricidad y empezar de nuevo, dicen observadores de la industria; quizá con técnicas como pagar extra a las empresas de servicios públicos para mantener en suspenso las plantas energéticas convencionales para los periodos en que no sople el viento o no brille el sol. El gobierno alemán ha reconocido la necesidad de nuevas reglas, aunque aún no determina cuáles deberían ser.

"Es bastante asombroso lo que está ocurriendo, realmente", dijo Gerard Reid, un financiero irlandés que trabaja en Berlín en proyectos energéticos alemanes. "Los alemanes pueden llamarle transformación, pero para mí es una revolución".

La recompensa potencial de elaborar las nuevas reglas correctas es enorme: un sistema de electricidad mucho más verde que no emita tantos gases de invernadero y otros contaminantes a la atmósfera. Sin embargo, como demuestra la experiencia alemana, las dificultades de la transición probablemente también serán enormes, y sigue siendo poco claro si el sistema puede transformarse con suficiente rapidez para desactivar los peligrosos niveles del calentamiento global.

"Estoy convencido de que el viento y el sol serán las fuentes centrales de la energía, no solo en Alemania sino en todo el mundo", dijo Patrick Graichen, quien encabeza un grupo de análisis en Berlín, Agora Energiewende, dedicado a estudiar el cambio.

"La pregunta es: ¿Cómo podemos convertir la transición energética en una historia de éxito?"

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BAJANDO LOS COSTOS PARA VOLVERSE VERDE

En un día reciente, bajo un brillante sol californiano, las sierras zumbaban mientras los trabajadores daban los toques finales a espaciosas casas nuevas. Parecían como muchas otras del Condado de Orange, al sur de Los Ángeles, pero con un elemento extra: Lennar Corp. estaba poniendo paneles solares en cada casa que estaba construyendo.

Los precios de los paneles han descendido 70 por ciento en los últimos cinco años. Esa enorme declinación significa que la energía solar está empezado a tener más sentido económico, especialmente en partes de Estados Unidos con altos precios de electricidad.

La economía cambiante puede rastrearse en gran medida a China, vía Alemania. En la última década, los alemanes se propusieron bajar el costo de volverse verde creando un rápido crecimiento en el mercado alguna vez diminuto de la energía renovable.

Alemania ha gastado más de 140 mil millones de dólares en su programa, distribuyendo reembolsos garantizados a agricultores, dueños de casas, empresas y cooperativas locales dispuestos a instalar paneles solares, turbinas eólicas, plantas de biogás y otras fuentes de energía renovable. El plan es pagado a través de sobrecargos en las facturas de electricidad que cuestan a la familia alemana típica aproximadamente 280 dólares al año, aunque parte de eso ha sido compensado conforme las fuentes renovables han hecho bajar los precios de la electricidad al mayoreo.

El programa ha ampliado el mercado de las fuentes renovables y creado enormes economías a escala, con la duplicación de las ventas mundiales de paneles solares aproximadamente cada 21 meses en la última década, y una caída de aproximadamente 20 por ciento en los precios con cada duplicación. "Los alemanes realmente no estaban comprando energía, estaban comprando declinación de precios", dijo Hal Harvey, quien encabeza un grupo de análisis sobre energía en San Francisco.

Los efectos de dominó sacaron del negocio a algunos fabricantes estadounidenses de paneles, provocando quejas sobre los subsidios del gobierno chino a los fabricantes que se apoderaron de gran parte del mercado. Pero la declinación también creó una oportunidad para los dueños de casas en Estados Unidos y para compañías como Lennar.

La declinación en el costo de la energía renovable significa potenciales problemas para las compañías que generan electricidad. Generan mucho de su dinero en horas del día en que la demanda de energía y, por tanto, los precios de la energía son altos. La energía solar, incluso en pequeña cantidad, pudiera ser especialmente perturbadora, reduciendo los precios al mayoreo durante esos periodos pico.

En Alemania, donde los paneles solares suministran 7 por ciento de la energía y las turbinas eólicas alrededor de 10 por ciento, los precios de la electricidad al mayoreo se han desplomado durante lo que alguna vez eran los horarios del día más rentables.

Las grandes empresas de servicios públicos alemanas están advirtiendo – o rogando, más bien – que no se permita que la revolución siga adelante sin ellas. Y expertos externos dicen que quizá tengan un argumento válido.

ENERGÍA INTERMITENTE

El talón de Aquiles de la energía renovable es que es intermitente, así que las empresas de servicios públicos alemanas han tenido que subir y bajar la producción de sus plantas rápidamente para compensar. Las plantas no son necesariamente rentables cuando operan de esta manera, y las empresas de servicios públicos han estado amenazando con cerrar instalaciones que algunos analistas dicen que el país necesita como respaldo.

De hecho, los problemas con la energiewende se han multiplicado tan rápidamente en los últimos dos años que el gobierno está tratando ahora de desacelerar la transición. "Pienso que necesitamos un poco de tiempo", dijo Jochen Flasbarth, un viceministro del medio ambiente.

Conforme las fuentes de energía renovable comienzan a causar giros en los suministros de energía y los precios, los expertos afirman que nuevas reglas de mercado inteligentes pudieran mantener los costos en un nivel razonable.

Algunas de las innovaciones que recomiendan ya están en uso en cierta medida; con precursores en Estados Unidos a los cuales Alemania está estudiando ávidamente. Incluyen pagos regulares para convencer a las empresas de servicios públicos de conservar en suspenso a algunas plantas de energía alimentadas con combustibles fósiles para los periodos en que haya un rezago en las fuentes renovables.

"Es como una cuota que pagas a tu abogado para tenerlo cerca en caso de que lo necesites", dijo Jay Apt, un experto en electricidad en la Universidad Carnegie Mellon.

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