New York Times Syndicate

36 horas en la ciudad de Quebec

La guapura le queda bien puesta. La ciudad de Quebec desde hace tiempo ha atraído admiradores a su distrito histórico, con sus famosas murallas, pintorescas calles adoquinadas y hermosas casas de piedra.

La ciudad de Quebec desde hace tiempo ha atraído admiradores a su distrito histórico, con sus famosas murallas, pintorescas calles adoquinadas y hermosas casas de piedra. Sin embargo, si se deja llevar por este encanto que casi le hace sentir en Europa, corre el riesgo de perderse los atractivos más apasionantes de esta ciudad canadiense. Durante los últimos años, un renacimiento gradual se ha extendido de un vecindario periférico tras otro, marcando el comienzo de una ola de nuevas boutiques, bares, bistrós y más.

1
VIERNES

3 p.m.
Recuerdos memorables
El distrito más emocionante para explorar ahora es el revitalizado St.-Roch (pronunciado san-ROCK), un vecindario otrora descuidado situado al noroeste del centro histórico donde ha florecido un montón de tiendas fabulosas de artículos de diseño y de segunda mano. La cacería de recuerdos empieza en Si Les Objets Pouvaient Parler, un negocio curioso lleno de hallazgos clásicos y provocadores de tema de conversación que van desde viejas máquinas de escribir hasta cámaras Polaroid. Después, eche un ojo a la vecina Rétro Bordello, una boutique estrecha que recientemente ofrecía lámparas excéntricas con forma de hongo y banderines de hockey de los Nordiques, el ex equipo local. Después visite Bois & Cuir, una elegante tienda de muebles para el hogar inaugurada hace un año que vende piezas poco convencionales como escritorios hechos a partir de arcones de metal y candelabros con forma de jaulas de pájaros.

10 p.m.
A Roch-ear en la noche
No se necesita ningún DeLorean para transportarlo a la década de los 80 si vuelve a St.-Roch y entra a Macfly Bar Arcade. Este bar de dos salas, que abrió sus puertas en 2014, tiene un electrizante esquema de color anaranjado, cervezas artesanales y maquinitas clásicas en que puede jugarse gratis. Ordene una botella de la cítrica Saison Du Tracteur, de la destacada cervecería quebécois Le Trou Du Diable, para tomar entre juego y juego de Ms. Pac-Man y Double Dragon. Después, acérquese a la barra de la vecina Brasserie Artisanale La Korrigane para ordenar una copa del estribo única de Quebec: una pinta de Croquemitaine de la microcervecería, una cerveza de temporada elaborada con jarabe de arce.

11:30 p.m.
Fiesta de poutine
Tener un debate nocturno con un quebequense sobre la mejor poutine es como discutir sobre "cheese steaks" con un nativo de Filadelfia, así que muérdase la lengua y pruebe la fiel interpretación preparada en Chez Gaston. Este tugurio de St.-Roch es sencillo, pero su extremadamente caliente poutine da en el clavo: crujientes papas fritas y requesón chirriante, todo bañado con salsa de carne. Para sentirse más cómodo con esta comida reconfortante, visite la primera ubicación en la ciudad de la pequeña franquicia canadiense Poutineville, que abrió el verano pasado en un ventilado espacio con paredes de ladrillo. Aquí todos los ingredientes son personalizables, pero la especialidad de la casa sustituye las papas fritas con trozos de papa aplastados y agrega una pila de carne asada al fuego lento al llamado "plato nacional" de Canadá.

1
SÁBADO

11 a.m.
Arte mural exterior
La hermosamente conservada Basse-Ville (Ciudad Baja), entre las fortificaciones y la costa, data de hace más de 400 años y no es un sitio donde uno esperaría encontrar obras de arte atrevidas. Pero durante los últimos dos años, la organización Exmuro Arts Publics ha animado a esta área histórica durante los meses cálidos con instalaciones de arte al aire libre. Esta "Quartier Création" temporal ha exhibido previamente obras táctiles color neón y divertidas esculturas como tres palomas gigantes que inspeccionan una enorme lata de Sopa Campbell's creada por Cooke-Sasseville, el apodo de dos estrellas del escenario artístico local.

1 p.m.
Bocadillo en St.-Jean
En la bulliciosa Rue St.-Jean es posible improvisar un delicioso almuerzo ligero en el extremo oeste menos transitado de la calle. Empiece en Le Paingrüel, una diminuta boulangerie artesanal donde los productos recién horneados son de los más sabrosos de la ciudad. Después vaya dos cuadras hacia el noreste hasta Cantook Micro-Torréfaction, una micro tostadora y tienda de café de la "tercera ola". El hermosamente diseñado interior tiene una atmósfera remotamente parecida a la región del noroeste del Pacífico (techos de madera oscura, cornamentas decorativas) donde podrá saborear un expreso de origen único.

3 p.m.
Botón de Limoilou
Limoilou, un vecindario norteño de clase trabajadora, con sus cuadras bordeadas por árboles de unidades habitacionales múltiples de tres pisos con escaleras curveadas al frente, no se acerca ni remotamente a la senda turística típica. Pero vale la pena cruzar el río St.-Charles para explorar 3e Avenue, una de las principales arterias de Limoilou. Empiece en Article 721, una boutique original que vende una mezcla ecléctica de joyería, ropa y artículos de diseño, muchos de artesanos y diseñadores quebequenses, como los adorables trajes de una sola pieza con bolsos tipo canguro elaborados por Electrik Kidz y las camisetas decoradas con coloridos bolsillos de Poches & Fils.

8 p.m.
El Nuevo Viejo Mundo
En estos días, los lazos culinarios de Quebec con el Viejo Mundo están tomando nuevas y creativas direcciones. Para una cena que raya en los gustos del sur de Italia, vaya a Nina Pizza Napolitaine, una pizzería elegantemente minimalista inaugurada hace dos años que saca rebanadas perfectamente cocidas de su horno a leña color blanco y negro. No se pierda la pizza de salsiccia e pistachio, que viene con una cremosa base de pistache coronada con finas rebanadas de salchicha de conejo, avellanas, queso parmesano y mozzarella. O pruebe los sabores de Francia en la vecina Le Renard et La Chouette, una alegre taberna sin pretensiones que abrió sus puertas en 2014.

11 p.m.
Calle de tragos raros
Le costará trabajo encontrar mejor calle que Rue St.-Jean para sondear las sidras y cervezas artesanales de la provincia. Para tragos basados en manzanas, visite Le Projet Spécialité Microbrasseries, un bar rebosante con interiores elegantes. Pruebe la Citron Sunrise, de Les Vergers de la Colline, o la "sidra helada" rosada tipo vino de La Face Cachée de la Pomme. También hay aproximadamente 20 cervezas artesanales de barril producidas en el área, pero los verdaderos conocedores de cervezas mejor deberían subir las escaleras prohibidas con dirección a la pista sonora de música metálica que reverbera en Bateau de Nuit. Este bar débilmente iluminado, que ocasionalmente auspicia noches de comediantes improvisados, tiene 10 cervezas de barril alternantes de las mejores microcervecerías de Quebec, como Les Trois Mousquetaires y Le Castor.

1
DOMINGO

11 a.m.
Gritos y murmullos
Empiece el día con un grito mientras baja volando por el tobogán de 61 metros de altura y 244 metros de largo que corre sobre Terrasse Dufferin con dirección al magnífico hotel tipo castillo Fairmont Le Château Frontenac. Después, siga las encantadoras calles adoquinadas del Vieux-Québec hasta el tranquilo Monastère des Augustines, un ex monasterio que data del siglo XVII que fue uno de los primeros hospitales de Canadá.

2 p.m.
Cascadas y ascensos
¿Ansioso de actividades al aire libre? Súbase al autobús 800 con dirección al Parc de la Chute-Montmorency, a poco más de 11 kilómetros del centro, para explorar las majestuosas cascadas del parque de 83 metros de altura (más altas que las del Niágara). El verano pasado se empezaron a ofrecer ascensos organizados sobre la cara del acantilado adyacente a las cascadas y una nueva tirolesa que se prolonga casi 305 metros sobre las cascadas. Estas aventuras llenas de adrenalina se limitan a los meses cálidos, pero las cascadas son pasmosas en cualquier estación. Cruce el puente colgante que se extiende sobre las cascadas hacia el lado norte, que también es el mejor punto elevado para tener vistas impactantes.

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