CIUDAD DE MÉXICO.- La mariguana afecta el desarrollo del cerebro humano sobre todo en la etapa de la adolescencia, que va de entre los 12 y los 17 años, por lo que la prevención de su consumo está en su no legalización, afirmó la doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA).
Al participar en el quinto Foro sobre la mariguana, subrayó que en Estados Unidos, son cuatro los estados que ya han legalizado su consumo, siendo Colorado donde lleva más tiempo la legalización, mientras que en 23 estados persiste la criminalización.
Indicó que la legalización del consumo ha tenido consecuencias adversas en menores de 12 a 17 años porque está asociado a un aumento en la suspensión de clases. Resaltó que los efectos más dañinos se dan en este sector de la sociedad y se agravan en tanto más joven inicien los adolescentes el consumo.
Explicó que el consumo de la cannabis produce la disminución en la capacidad de aprendizaje y en la adolescencia está asociado a un déficit cognitivo. "Los que consumen mariguana antes de los 18 años de edad, lo hacen regularmente lo que disminuye su coeficiente intelectual además de sufrir alguna repercusión en ciertas áreas de la memoria.
Agregó que el consumo regular de la mariguana produce un déficit de la motivación y existe el riesgo de que impacte en enfermedades como la esquizofrenia.
A su vez Carlos Santos Burgoa, del Programa of Global Health Policy Georgetown University, resaltó que "la regulación es una cuestión esencial en el caso de la mariguana. "Requerimos comprender componentes. Requiere de un diseño de operación que sea completo y de calidad, de modo que sea efectivo y confiable".
Resaltó que la regulación ha de ofrecer la protección a la salud de la población frente a un producto psicoactivo, ofreciendo certidumbre con medidas apropiadas para ser implementadas efectivamente.
Apuntó que en el caso de la mariguana, en general con la regulación se buscaría minimizar el acceso, disponibilidad y uso por los jóvenes, el impacto en poblaciones vulnerables, que se conduzcan vehículos automotores bajo la influencia de la marihuana, la dependencia y la adicción, el consumo de productos con contaminantes, el uso concurrente de la marihuana con el alcohol y el tabaco y en especial en espacios públicos.
Por su parte Ruben Baler, del National Institute on Drug Abuse, dijo que el cerebro joven no se debe mezclar con cannabis porque tiende a tomar riesgos, su necesidad presenta más riesgos simplemente por cómo el cerebro está construido.
Resaltó que el cerebro de un adolescente es como una computadora que necesita programarse porque lo que entra estará programado para toda su vida.