CIUDAD DE MÉXICO. Las policías municipales continúa en los niveles más bajos de aceptación de todas las corporaciones del país, pues apenas el 32.9 por ciento de la población considera que su trabajo "es muy o algo efectivo", revela la novena Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).
El estudio elaborado durante septiembre pasado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) advierte que la policía mejor calificada del país es la Gendarmería, con un 62.8 por ciento de aceptación entre la población. La Policía Federal logró 55 por ciento.
Dicha encuesta mide cinco puntos básicos: sensación de inseguridad por temor al delito; expectativa social sobre la tendencia del delito; atestiguación de conductas delictivas; cambio de rutinas por temor a ser víctima del delito; y percepción del desempeño de las policías.
La muestra fue tomada entre la población de 18 años y más que reside en 25 capitales de los estados y seis ciudades con 100 mil habitantes y más, denominadas "ciudades objeto de estudio".
El Inegi explicó que una vez analizados los datos se detectó que para el 68 por ciento de la población vivir en su ciudad es inseguro, cifra que no representa un cambio significativo con respecto a septiembre de 2014 que registró un 67 por ciento.
En ese periodo, el 73.2 por ciento de los encuestados manifestó que en los últimos tres meses ha escuchado o visto en alrededores de su vivienda consumo de alcohol, 66.6 por ciento presenció robos o asaltos y 57.6 por ciento detectó vandalismo.
Con relación a la expectativa social sobre la seguridad pública, el 20.9 por ciento consideró que en los próximos 12 meses la situación en el país estará igual de bien y 12.9 por ciento auguró una mejora.
Por el contrario, el 34.9 por ciento de los encuestados aseguró que durante los 12 meses siguientes las condiciones de seguridad pública seguirá igual de mal y el 29.8 por ciento advirtió que las cosas empeorarán.
La encuesta del INEGI advierte que en septiembre de 2015 la población objeto de estudio sí aceptó que en los últimos tres meses modificó sus hábitos por temor a sufrir algún delito.
El 65.8 por ciento dejó de llevar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito"; el 58.5 por ciento los modificó en cuanto a permitir que salgan de su vivienda sus hijos menores; 50.2 dejó de caminar por los alrededores de su vivienda después de las ocho de la noche y 30.4 por ciento dejó de visitar parientes o amigos.
En estos rubros tampoco hubo cambio con relación a 2014, cuando registraron los mismos niveles.