Nacional

Pequeños empresarios, sin apoyo y para sobrevivir a la crisis, cambian de giro: ahora hacen cubrebocas

De acuerdo con la Asociación de Emprendedores de México, el 25% de las pequeñas y medianas empresas se verá forzada a despedir personal.

Los pequeños y medianos empresarios saben que quedaron desprotegidos ante el coronavirus. Hay 4.3 millones de empresas que, carentes de alguna medida de apoyo gubernamental, desconocen si llegarán al próximo mes.

En México, según la Asociación de Emprendedores de México (ASEM), se estima que en mayo próximo, 57 por ciento de las pequeñas y medianas empresas tendrán dificultad para pagar a sus empleados y el 25 por ciento se verá forzada a despedir personal.

Algunas empresas decidieron no frenar operaciones y, para subsistir a la crisis, ya han comenzado a transformarse.

Manuel Blanco vive un déjà vu económico, conoce bien el camino para enfrentar la crisis que padeció la primavera de 2009 por la emergencia sanitaria del AH1N1: 11 años después, la fórmula es similar: Dejar de fabricar mochilas, morrales y sombreros, para confeccionar cubrebocas.

Desde su taller, instalado en el municipio de Ecatepec, en el Estado de México, trata de sortear la crisis que dejará la epidemia en el sector turístico; se trata de uno de los 100 mil pequeños empresarios que, se estima, resultaron perjudicados esta Semana Santa de encierro.

Al igual que hace una década, sustituyó la lona de las mochilas por tela quirúrgica, los remaches y bordados por resortes para los tapabocas y las cofias que comenzó a producir desde que inició la epidemia.

Enrique Zenil es director de Zona Exacta, una agencia de publicidad ubicada en Tlalnepantla. Paradójicamente encontró un negocio en medio de la epidemia: lonas, letreros y señalética para las empresas.

Aunque su negocio se especializa en campañas de comunicación interna, apenas la semana pasada ganó algo de dinero con la entrega de círculos de vinil que fueron colocados en la recepción de una empresa; también fabricó señales de acrílico y mamparas alusivas a la emergencia sanitaria.

En entrevista, reconoce que buscará las ofertas que le proporcione el gobierno local; sin embargo, "no hemos encontrado nada a la cual calificamos".

Miguel Morales es chef y gerente de un restaurante que no ha podido ser inaugurado. La renta, el permiso y los sueldos le impidieron postergar la apertura de Laganeza Pasta Bar, que se dio una semana antes de que fuera decretado el resguardo obligatorio en la capital del país.

Todavía no llega a su primer mes de facturación, cuando el establecimiento italiano se convirtió en damnificado de una crisis que, según estimaciones de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), ya afecta a la mitad de restauranteros de la ciudad (50 mil).

En medio de la contingencia, recurrieron al uso de aplicaciones para entrega de comida e hizo de los meseros sus repartidores para evitar despedirlos, pero eso es por ahora, el próximo mes, es incierto.

También lee: