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Así es el campamento de los familiares de los desaparecidos en Tierra Blanca

Durante 11 días padres de los jóvenes han mantenido un plantón en las afueras del Ministerio Público en espera de información; ahí llegan numerosas muestras de apoyo, además de testimonios de otras desapariciones.

VERACRUZ.-  Desde hace más de 11 días, en el interior del edificio del Ministerio Publico de Tierra Blanca, llenos de angustia y zozobra los familiares de José, Mario, Alfredo, Bernardo y Susana acampan a la espera de alguna noticia sobre el paradero de sus seres queridos que desaparecieron presuntamente en manos de la policía estatal.

Las paredes del Ministerio Público de Tierra Blanca se han tapizado con los rostros de jóvenes desaparecidos; no sólo se trata del caso de los cinco muchachos, sino de otros donde también acusan a la Policía Estatal de habérselos llevado sin dejar ningún rastro.

La policía va y viene, cruzan palabras con algunos padres y se vuelven a ir; en ese ambiente lleno de rezos y olor a comida, los chalecos con los nombres de Fuerza Civil y Asuntos Internos grabados en la parte trasera se abren camino entre las colchonetas donde los padres de los jóvenes pasan las noches.

Por la pequeña puerta de aluminio oxidado cruzan un sinfín de personas, completos desconocidos, que han llegado para brindar su apoyo moral a los familiares de los jóvenes desaparecidos y traen consigo comida, abrigo o estampas del santo de su devoción.

También dan palabras de aliento, hacen compañía y ofrecen testimonios de otros casos de violencia e inseguridad que desde hace más de dos años se han venido viviendo en Tierra Blanca.

Columba, Gloria, Bernardo y los demás padres de los desaparecidos se han convertido en un ejemplo para los lugareños; su valor al denunciar los ha trasformado en receptáculo del lamento de otros padres de familia que también perdieron a sus hijos presuntamente a manos de la policía.

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Bernardo Benítez Herrera, padre de Bernardo Benítez Arróniz narra cómo desde hace años los habitantes de Playa Vicente, lugar natal de los desaparecidos, sabían de los peligros que se corrían en Tierra Blanca.

Acomodado en una silla de plástico, con la mirada fija en la nada y un cigarro en la mano cuenta que al enterarse de la desaparición de su hijo, muchos le dijeron que no viajara hacia Tierra Blanca para buscarlos.

El miedo que en otras ocasiones los había llevado a utilizar otros caminos para evitar la carretera federal que cruza Tierra Blanca desapareció. La familia salió a buscar a los jóvenes, sin tomar alguna precaución, pues su único deseo era encontrarlos.

Pero el miedo se hace presente conforme pasan los días, los sentimientos son muchos y el temor, desconfianza y resentimiento se enfrentan a la esperanza, fe y al amor.

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Cada día, al menos dos camionetas de la Fuerza Civil resguardan a los familiares, con armas largas; también protegen las oficinas de la Fiscalía General del Estado y con la mirada siguen los paso de cada persona que se acerca.

La presencia de la policía confunde a más de uno de los que esperan, no saben cómo sentirse ni cómo actuar; por un lado saben que ellos podrán dar con el paradero de los jóvenes y por el otro, son presuntamente responsables de su desaparición.

"Se siente luego uno impotente por que fueron ellos los que se involucraron en esto, pero no podemos juzgar a todos, son la única esperanza de que los busquen, les tenemos que dar un voto de confianza y poner la vida de nuestros hijos en sus manos", explica Gloria de la O, madre de José Benítez de la O.

"Imagínese cuando volvamos a nuestra vida normal y pasemos un retén, ya enseguida vamos a estar temerosos, ya vieron nuestras caras, ya nos conocen, nos tienen identificados" añade Columba Arróniz, mamá de Bernardo Benítez Arróniz.

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