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El sobrecupo de usuarios amenaza a la Biblioteca Central

De acuerdo con la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM, con un sistema de acervo abierto, la Biblioteca Central tiene una afluencia anual de dos millones de usuarios al año.

CIUDAD DE MÉXICO.- Inaugurada el 5 de abril de 1956, la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria funciona desde 1983 a la fecha con un sistema de acervo abierto, es decir, con acceso libre a los usuarios; sin embargo, el arquitecto y pintor Juan O'Gorman la diseñó para que funcionará con un sistema de acervo cerrado.

De acuerdo con el arquitecto Gerardo Guizar Bermúdez, académico de la Facultad de Arquitectura, eso ha provocado cotidianamente un sobrecupo de personas en los 10 pisos del edificio, el cual -de acuerdo con la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM- tiene una afluencia anual de dos millones de usuarios al año. 

Esto genera que el sudor y el vaho de cinco mil 479 usuarios en promedio al día genere calor y, por lo tanto, modifique las condiciones de temperatura, lo cual pone en riesgo los 527 mil volúmenes que componen el acervo general de la biblioteca.

"Mucha gente entra, entonces se vicia el aire al interior. Se vuelve muy húmedo el aire del acervo y eso ha generado problemas, y no se puede hacer ninguna alteración de ventanas o de ductos, porque es un edificio catalogado como Patrimonio de la Humanidad", advierte.

Durante la gestión de Juan Ramón de la Fuente, un grupo de consejeros entregó una carta a la Rectoría, en la que se solicitaba atender está problemática, la cual no se limita a la humedad del aire, sino al problema de la dimensión de las escaleras y la estabilidad misma del edificio.

De acuerdo con otras fuentes consultadas que no quisieron revelar su identidad, la solución obligada para estos problemas pasa por regresar al sistema original de acervo cerrado.

Sin embargo, para la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM -que mide su éxito por el número de visitantes-, la Biblioteca Central se quedaría sin usuarios.

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Fuentes advierten que cuando se instituyó el sistema de acervo abierto, en el rectorado de Octavio Rivero Serrano, no se revisaron las condiciones de estabilidad y salidas de emergencia del edificio en caso de sobrecupo, principalmente ante emergencias como un sismo.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Originalmente, O'Gorman hizo una investigación sobre las distintas clases de bibliotecas universitarias que existían en la mitad del siglo pasado, inclinándose por las de acervo abierto.

No obstante, de acuerdo con el volumen "Libros, muros y murales: 50 aniversario" (UNAM, 2006), los bibliotecarios, que entonces decidieron sobre el programa arquitectónico a utilizar, exigieron que el acervo fuese cerrado.

Eso implicó un edificio con volumen ciego que podía desarrollarse de manera vertical y desplantarse de manera natural sobre un cuerpo bajo más extendido e iluminado de manera natural, con vistas al exterior, donde se ubicarían los lectores.

Lo anterior fue lo que resultó, ya que O'Gorman percibió las implicaciones que tenía para él como pintor: el enorme volumen con cuatro fachadas ciegas para colocar los murales.

En el rectorado de Octavio Rivero Serrano, entre 1981 y 1984, se realizó la primera remodelación de la Biblioteca Central, la cual tuvo como objetivo concebir un nuevo modelo de biblioteca, basado en la interacción de los usuarios con las colecciones.

Ante ello, el principal cambio fue el acceso de los usuarios a las colecciones.

Para el arquitecto Gerardo Guizar, el edificio de la Biblioteca Central es uno de sus favoritos porque se convirtió en un emblema prácticamente nacional y nos sólo de la universidad.

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