CIUDAD DE MÉXICO.- Jesús Alfredo Guzmán –hijo de El Chapo Guzmán–, quien fue secuestrado el lunes en un restaurante de Puerto Vallarta, Jalisco, no estaba en la lista de los más buscados ni en México ni en Estados Unidos.
Esto pese a que se identificó su colaboración en el Cártel de Sinaloa, donde realizaba labores gerenciales en sus actividades de narcotráfico y lavado de dinero.
Ni en la página de la PGR ni en la de la DEA el Alfredillo aparece como uno de los hombres más buscados. Tampoco aparecen sus hermanos Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Ovidio Guzmán López.
En la dependencia estadounidense sólo se halla la copia del expediente 09CR383, en el que se advierten los señalamientos contra este sujeto del que se dice tiene 31 años, y no 29 como lo dijo la Fiscalía de Jalisco tras su plagio.
En dicho expediente, el Alfredillo enfrenta acusaciones junto con Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo; así como los padres de ambos, Joaquín Guzmán Loera e Ismael Zambada García, El Mayo, líderes del Cártel de Sinaloa.
Al Alfredillo se le acusa de ser coordinador de logística del Cártel de Sinaloa para el trasiego de droga de Centroamérica a Estados Unidos, y el traslado de efectivo y armas a México.
Según el expediente, desde 2005 el Alfredillo o JAGS, es una pieza clave en el Cártel de Sinaloa, de ahí que su secuestro sea un golpe al corazón de dicho grupo.
En junio de 2012 el Departamento del Tesoro de EU identificó al Alfredillo, a su madre María Alejandrina Salazar, y sus hermanos Iván Archivaldo y Ovidio, como operadores del Cártel de Sinaloa.
No obstante, fue hasta julio de 2013 cuando se le fincaron cargos criminales, (expediente 09CR383) ante la Corte de Distrito Norte de Illinois, donde se advierte de su influencia en nueve estados de la Unión Americana.
La acusación dice que él y otros integrantes del Cártel de Sinaloa, participan en el trasiego de droga desde Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Panamá, Costa Rica, Honduras y Guatemala, a México.
Para ello, usaban diversos medios, incluyendo aviones de carga y privados, submarinos y embarcaciones sumergibles y semisumergibles, barcos comerciales y pesqueros, lanchas rápidas, autobuses y hasta ferrocarriles.
Dicha droga era almacenada en casas de seguridad de Tijuana y Mexicali, Baja California, para su traslado a Estados Unidos.
Estos hechos no son suficientes para ofrecer por el Alfredillo una recompensa, como si se ha hecho con otros capos de menor jerarquía.