CIUDAD DE MÉXICO.- Angélica López –Angye– lleva presa ocho meses en Santa Martha Acatitla acusada de narcotráfico. Le sembraron droga en su maleta cuando volvía de Sudamérica. Jorge López, su padre, al ver el caso reciente de Óscar Álvaro Montes de Oca, quien vivió lo mismo –y fue liberado–, decidió replantear la estrategia que utilizó para liberar a su hija, por lo que ahora buscará acercarse de nuevo a políticos y a medios de comunicación.
Desde el principio, su padre buscó apoyo de autoridades y medios de comunicación sin éxito; primero intentó hablar con Miguel Ángel Mancera, al hacerle llegar una carta, de la que nunca obtuvo respuesta.
Posteriormente buscó al presidente Enrique Peña Nieto y tampoco consiguió verlo, por lo que le envió una misiva, de la que sólo le comentaron: "Estamos investigando el caso". El último intento fue con el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, pero tampoco hubo respuesta.
El padre de Angélica revela que ella vive en condiciones deplorables, "a pesar de que en el penal saben que padece asma, mi hija duerme cada noche en el piso de su celda. Se siente destruida", detalló.
Los gastos, en tanto, siguen corriendo, y por demostrar la inocencia de Angye ha pagado más de 150 mil pesos, lo que rebasa –por mucho– su salario de profesor de educación física, y el de su esposa Alicia, que trabaja en una fábrica.
La situación económica ha sido "difícil", ya que además de Angélica tiene dos hijas más, estudiantes ambas; una pasó al tercer semestre de bachilleres y la otra a segundo año de secundaria.
Angélica López era bailarina de danza folclórica, viajó con toda ilusión, el 25 de diciembre de 2014, a Colombia; tenía el lugar para participar en un casting y cumplir el sueño de integrarse a un grupo internacional de este tipo de baile.
Pero el 31 de diciembre, cuando regresaba para celebrar el Año Nuevo con su familia, arribó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y su maleta no apareció; fue a reportarla y en ese momento fue detenida por elementos aduanales, posteriormente fue llevada –esposada– a las oficinas de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada.
Sin muchas explicaciones, Angye fue puesta frente a una pared, su maleta abierta a sus espaldas, y sin darle oportunidad de ver la revisión que de ella hacían, los agentes rompieron los sellos. Minutos después le mostraron que el equipaje, el cual nunca reconoció, contenía tres kilos de cocaína.
Angélica estuvo incomunicada tres meses, mientras fue consignada al Centro Federal de Readaptación Social Número 4, de Tepic, Nayarit, hasta que a través de un amparo consiguieron que fuera trasladada a Santa Martha.
La historia de Angye presenta los mismos detalles y modus operandi a al de Óscar Montes de Oca que demostró que le sembraron la droga cuando llegaron al AICM, y quedó libre.
