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El mito guadalupano: ¿Juan Diego realmente existió o fue un invento de la Iglesia católica?

El relato de la aparición de la Virgen de Guadalupe a Cuauhtlatoatzin, en el cerro del Tepeyac, permitió un proceso de evangelización rápido y eficiente.

“Juan Diego es un símbolo, no una realidad”, fue la frase que en 1996 detonó uno de los escándalos más grandes al interior de la Iglesia Católica, no solo porque lo dijo Guillermo Schulenburg, entonces abad de la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, sino porque puso en cuestión uno de los relatos religiosos más valorados y sagrados en América, y porque el fervor guadalupano de millones de mexicanos se sintió herido.

De acuerdo con los relatos tradicionales, el 12 de diciembre de 1531, la Virgen de Guadalupe se le apareció a Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac, y le mandó que le dijese al obispo de México, fray Juan de Zumárraga, que le erigiera un templo.

“El hecho histórico de Juan Diego es algo que se ha puesto en duda, es decir, sí existió, sí hay registros de que existió un indígena de esas características, pero no hay un registro de que se le haya aparecido la imagen, es decir, la Virgen de Guadalupe. De hecho, en los registros y en los relatos de Zumárraga, el obispo en ese entonces, no hay relato, y eso hubiera sido relevante para el hecho mismo de haberlo narrado, pero esto no quita nada que la gente siga teniendo esta parte en la creencia en el tema religioso”, precisó el doctor Felipe Gaytán Alcalá, profesor e investigador en la Universidad La Salle.

En entrevista con El Financiero, el también especialista en sociología de la religión, subrayó que lo que se pone en cuestión es el hecho de la aparición y no en sí la existencia de Cuauhtlatoatzin.

Juan Diego está ligado al relato mágico-religioso. Sí hay la existencia de un indígena con esas características, pero no ligado directamente a un suceso como el que narran: la aparición de la Virgen de Guadalupe”.

¿Por qué la Iglesia católica construyó este relato?

El papel de Juan Diego en la evangelización de México fue clave para la reconversión religiosa.

Juan Diego le permitió un vehículo muy importante a la Iglesia Católica de convencer, sobre todo a las comunidades indígenas, de ver que uno de los ‘suyos’ había sido converso al catolicismo y de que había que aceptarlo. Esto permitió una evangelización mucho más rápida y sobre todo más eficiente. Lo interesante del mito de la Guadalupana es que fue un indio al que se le apareció la Virgen. Esto fue una señal de que tenía que convertirse, de que tenía que haber una aceptación de la nueva religión. Es la idea de que el indígena es susceptible y es parte también de la evangelización

En 2002, el papa Juan Pablo II canonizó a Juan Diego en la Basílica de Guadalupe de la CDMX. En su discurso, enfatizó que “Juan Diego, al acoger el mensaje cristiano sin renunciar a su identidad indígena, descubrió la profunda verdad de la nueva humanidad, en la que todos están llamados a ser hijos de Dios en Cristo”.

“La Iglesia Católica volvió a utilizar a Juan Diego como forma de mandar un mensaje a los grupos indígenas, a los grupos étnicos, para decir ‘la Iglesia está con ustedes’. Fue un mensaje muy específico la canonización, fue entrar a un tema de los derechos culturales, del reconocimiento de la diversidad étnica. Lo interesante aquí, es que a final de cuentas, Juan Diego representa una figura interesante en el proceso de evangelización del nuevo mundo”.

¿Juan Diego fue realmente un indígena pobre?

“En el relato tradicional se habla de una persona que viene desde ‘abajo’, de una persona muy humilde. Esto refleja la narración sagrada y teológica de que los pobres y los necesitados están siempre en la mira de Dios”, señaló Gaytán Alcalá.

Sin embargo, “lo cuestionado por historiadores es que, quien podía tener acceso al obispo no era cualquier indígena pobre, había que tener cierto estatus para poder ser recibido. Pudo haber pertenecido a una casta, pero subordinada bajo el dominio español. Siendo de clase subalterna en términos de relación con el español, pero en términos de las comunidades indígenas pudo haber tenido cierto linaje. Por ejemplo, es como lo que sucede ahora, no cualquier peregrino podría ir a visitar al cardenal en turno. Regularmente se señala que Juan Diego sí fue parte de ciertos núcleos privilegiados”.

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