CARACAS.- Los venezolanos votaban el domingo en elecciones en las que, por primera vez en 16 años, la oposición podría desafiar la hegemonía del socialismo gobernante en el parlamento, en medio de una crisis económica que erosionó el apoyo popular del presidente Nicolás Maduro.
Muchos de los 19.5 millones de venezolanos habilitados para votar acudieron desde temprano a los centros de sufragio mientras el país miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo sufre una tenaz escasez de bienes básicos, alta inflación y recesión económica.
De ganar una mayoría de los 167 asientos de la Asamblea Nacional, la coalición de partidos opositores podría cambiar leyes orgánicas, vetar ministros y, entre otras facultades, cambiar los miembros de los poderes públicos, hoy en manos del chavismo.
Una victoria, además, le daría un impulso para los comicios regionales del próximo año, cuando la oposición intentará ganar más de las tres gobernaciones que actualmente controla.
"Yo fui chavista y orgulloso de serlo. Pero ¿cómo puedo seguir así cuando mi sueldito ni me alcanza para darle comida a mis hijos?", dijo Rodrigo Durán, un vigilante de 28 años en un centro de votación en el este de Caracas. "Me he dado cuenta que son incompetentes, ladrones. Nos engañaron", sentenció.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) amplió una hora el período de votación hasta las 19.00 hora local (2330 GMT) o hasta que no haya más filas de electores.
Sin embargo, uno de los cinco los rectores del CNE, Luis Emilio Rondón, no estuvo de acuerdo con la medida y dijo que era ilegal. Miembros de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) opinaron que la extensión del horario de votación es una señal "de preocupación" del Gobierno porque se sabía perdedor.
La jornada electoral se desarrolló con total normalidad. Sólo en un incidente aislado, la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, revocó la credencial de acompañante internacional del ex presidente boliviano Jorge Quiroga, por hacer declaraciones sobre el proceso electoral.
La oposición dijo que también habían sido vetados en la medida los ex presidentes de Colombia, Andrés Pastrana; de Uruguay, Luis Lacalle; de Panamá, Mireya Moscoso y de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez y Laura Chinchilla.
Reuters no pudo confirmar el veto a los otros mandatarios.
El oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados mantienen desde 1999 el control de la Asamblea Nacional, apoyando las políticas del fallecido presidente Hugo Chávez y, desde el 2013, las de su heredero político, Maduro.
Pero esta vez, muchos analistas sostienen que lo único que queda por definir es el margen por el que perderá el chavismo, aunque la MUD no olvida que de la última veintena de elecciones, sólo ganaron una.
¿PRECIPICIO?
Desafiando los sondeos, Maduro auguró la victoria para sus aliados en una campaña basada en el recuerdo de Chávez y la advertencia de que, de triunfar, la oposición arrasaría con los planes sociales y subsidios implementados por su Gobierno.
"A pie, en bicicleta, en moto, en burro, como sea, a votar. Es el llamado que hago desde mi corazón a millones de hombres y mujeres que todavía están pendientes de ejercer su voluntad", comentó Maduro la tarde del domingo a periodistas, a la salida de su centro de votación.
"Ustedes el domingo dicen si seguimos avanzando o nos vamos al precipicio", había advertido antes Maduro, apoyado por una multitud reunida en Caracas durante el cierre de campaña.
En el último tramo de la campaña, el nivel de popularidad del mandatario se fortaleció, según un sondeo de la firma local Datanálisis.
Sin embargo, encuestadores creen que el avance del ex chofer de autobús de 53 años sería insuficiente para impulsar a sus candidatos. Algunos creen que una victoria opositora supondría el principio del fin del chavismo.
Pero el movimiento creado por Chávez mantiene profundas raíces en los sectores más populares de Venezuela.
"Voto acá desde hace más de 20 años y lo haré como siempre lo hago, porque tengo mucho que agradecerle a este Gobierno", dijo Isabel Guerra en Ciudad Guayana, en el sur del país.
De lograr una mayoría simple -84 curules- la oposición podrá aprobar el presupuesto y créditos adicionales, investigar e interpelar a funcionarios públicos y, entre otras prerrogativas, aprobar una ley de amnistía para liberar a quienes consideran "presos políticos".
Si obtiene una mayoría calificada de más de 100 diputados, sin embargo, el panorama mejoraría para la oposición al poder sancionar leyes habilitantes que dan poderes especiales para gobernar y emitir su voto de censura contra el vicepresidente y los ministros.
Con dos tercios de los escaños, la bancada opositora podría promulgar o modificar leyes orgánicas, convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, someter a referendo los tratados o convenios internacionales y nombrar o remover a miembros de los otros poderes públicos, pero con autorización del máximo tribunal del país, que está en manos del oficialismo.
Incluso, de ganar por un amplio margen, la oposición podría pujar por un referéndum revocatorio contra Maduro, constitucionalmente permitido a partir de abril del 2016, a la mitad de su período de seis años.