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Venezuela, la nueva alternativa exportadora del narcotráfico

Una serie de decomisos muestran que el narcotráfico se ha diseminado por Venezuela, convirtiéndola en la nueva alternativa para exportar cocaína sudamericana hacia Estados Unidos y Europa, un negocio de 88 mil mdd al año.

CARACAS.- Ocultos en un contenedor ocre de 20 pies, los casi mil 400 kilos de cocaína atravesaron sin problemas una veintena de puestos militares durante su recorrido de más de 800 kilómetros desde la frontera con Colombia hasta la capital venezolana, Caracas.

Las autoridades venezolanas no sospecharon nada mientras la droga estuvo escondida en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, el principal del país. Tampoco cuando fue colocada en 31 maletas con nombres falsos en las etiquetas y despachada el 10 de septiembre del 2013 a París, en un Airbus de Air France.

Días después, la policía francesa anunció el mayor decomiso de cocaína en su historia tras una meticulosa operación con agentes franceses, británicos, españoles y holandeses. Los venezolanos fueron mantenidos en la oscuridad total.

"¿Cómo iban a participarles de la operación sabiendo que los militares venezolanos eran los que estaban involucrados?", dijo Mildred Camero, ex jefa de la agencia antidrogas de Venezuela bajo el gobierno del fallecido Hugo Chávez y quien asegura que fue destituida por investigar lazos entre militares y el narco.

Al menos un centenar de militares y policías venezolanos han sido procesados por tráfico de drogas en el último lustro, según datos del Ministerio Público. Entre ellos, ocho oficiales de bajo rango por el caso de las "narcomaletas" de Air France.

El affaire de Air France es el más escandaloso de una serie de decomisos que muestran que el narcotráfico se ha diseminado por Venezuela, convirtiéndola en la nueva alternativa para exportar cocaína sudamericana hacia Estados Unidos y Europa, y en otro frente de batalla contra un negocio ilícito mundial de 88 mil millones de dólares al año.

"El Gobierno de Nicolás Maduro sabe que el narcotráfico está enquistándose en su país", dijo un diplomático europeo conocedor del tema que habló en condición de anonimato.

La facilidad con que toneladas de cocaína son movidas a través de los puertos y aeropuertos de Venezuela ha llevado a analistas, afuera y en casa, a asegurar que los traficantes lograron corromper a las fuerzas castrenses.

Pero el gobierno niega que sus fuerzas militares, como institución, hayan sido seducidas por los cárteles.

"AMBIENTE PERMISIVO Y CORRUPTO"

Bañada por el Caribe y el Atlántico y a menos de tres horas de vuelo desde Miami, Venezuela tiene una ubicación privilegiada para el comercio con Estados Unidos y Europa.

Y eso ha sido aprovechado por los traficantes, que en la última década quintuplicaron los envíos anuales de cocaína hacia Europa y Estados Unidos a 300 toneladas métricas, la mitad de la droga producida en Sudamérica, según la oficina de Supervisión del Congreso de Estados Unidos (GAO, por sus siglas en inglés).

De acuerdo a la entidad, el volumen es similar a la droga que ingresa a Estados Unidos desde México y superior al que se exporta desde Brasil.

"Debido a su permeable frontera con Colombia, sistema judicial débil, esporádica cooperación antinarcóticos y ambiente permisivo y corrupto, Venezuela es una de las rutas más frecuentes para el tráfico de drogas desde América del Sur", denunció el Departamento de Estado en su informe antinarcóticos.

Pero hay otras razones.

Una es el mercado. Venezuela es un punto ideal para exportar droga hacia Europa, a dónde los traficantes están cada vez más enfocados por los márgenes de ganancia hasta un 40 por ciento mayores que en Estados Unidos, según las cifras más recientes de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Otro factor fue la ofensiva de más de 14 años en la vecina Colombia apoyada por Washington, que debilitó al narcotráfico e hizo que muchos criminales se refugiaran en Venezuela.

"Los líderes de grandes grupos colombianos del narcotráfico han convertido a Venezuela en su sede", dijo a Reuters Steven Dudley, de InSight Crime, una organización sin fines de lucro dedicada a la investigación del crimen organizado en la región.

PUENTE AÉREO

Otrora uno de los más importantes de Latinoamérica, el aeropuerto Simón Bolívar, a orillas del Caribe, ha estado en los últimos años en el centro de numerosos escándalos de drogas.

Antes de embarcar, muchos de los cinco millones de viajeros internacionales que cada año pasan por esta terminal son sometidos a un engorroso escrutinio. Al azar, militares abren los equipajes revolviéndolo todo.

Pero a veces la droga pasa directo a la pista de despegue.

En mayo de 1999, por ejemplo, 90 maletas negras cargadas con 2 mil kilos de cocaína despegaron rumbo a Riad en la bodega del Boeing 727 del príncipe saudí, Nayef Bin Fawwaz al-Shaalan, de visita en Venezuela para una reunión de la OPEP.

La droga fue embarcada por el traficante colombiano Carlos "El Médico" Zapata mientras Al-Shaalan conversaba con Chávez y representantes de la OPEP en el palacio presidencial de Miraflores. El alijo fue incautado en París.

El caso fue apenas reseñado en los medios venezolanos que, por entonces, vivían el entusiasmo del recién estrenado gobierno socialista de Chávez. Pero no pasó desapercibido para Interpol y varias policías europeas, que alertaron que Venezuela comenzaba a posicionarse como trampolín de la droga sudamericana.

Según expertos en tráfico de drogas, países de la costa atlántica africana como Ghana, Senegal y Sierra Leona se han convertido en una especie de almacén para buena parte de la cocaína que sale de Venezuela rumbo al mercado europeo.

Una de las evidencias más contundentes fue el hallazgo, a fines del 2009, de un Boeing 727 procedente de Venezuela calcinado en el desierto de Malí. La policía local concluyó que el avión aterrizó en una pista clandestina, descargó 10 toneladas de coca y fue incendiado para eliminar toda evidencia.

EL CÁRTEL DE LOS SOLES

La calurosa mañana del 6 de septiembre del 2004, Mauro Marcano salió de su casa en la ciudad oriental de Maturín rumbo a la radio donde trabajaba, dispuesto a revelar los nombres de militares presuntamente involucrados en el narcotráfico.

Pero el periodista de 55 años no llegó muy lejos. Dos hombres a bordo de una moto le cortaron el paso en el estacionamiento de su residencia y lo acribillaron a balazos.

Sus familiares dicen que agentes policiales allanaron inmediatamente su casa, llevándose documentos, grabaciones y una cámara de vídeo que contenían pruebas sobre la existencia del "Cártel de los Soles", una supuesta organización de militares dedicada al narcotráfico y bautizada así por las insignias que los oficiales venezolanos cargan sobre sus hombros.

Marcano, según sus familiares, no sólo iba a revelar los nombres de militares activos ligados al "Cártel de los Soles". Tras meses de pesquisas, el periodista había descubierto que oficiales de la Guardia Nacional declaraban apenas una parte de las drogas incautadas y vendían el resto a narcotraficantes.

En septiembre del 2008 la justicia cerró el expediente del asesinato de Marcano sin encontrar responsables.

Pero cuatro años más tarde, ante la presión de los medios, el caso fue reabierto y un supuesto narcotraficante local fue sindicado como actor intelectual del asesinato y condenado a 23 años. No se presentaron cargos por tráfico de drogas.

Poco tiempo después del asesinato de Marcano, la ex jefa de la agencia antidrogas, Camero, asegura que fue despedida por investigar los vínculos entre los militares y el narcotráfico.

"Yo comencé a levantar informes del tráfico de drogas de los militares", dijo la ex funcionaria durante una entrevista en un café de Caracas. Y bajando la voz hasta convertirla en apenas un susurro, añadió: "Eso no gustó al alto Gobierno".

Según Camero, el entonces vicepresidente José Vicente Rangel le dijo que dejara a los militares "tranquilos". Reuters no pudo contactar a Rangel para corroborar las denuncias.

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