CALIFORNIA.- Una vez más el magnate Donald Trump, quien se mantiene a la cabeza de las encuestas por la candidatura hacia la Casa Blanca, y el tema migratorio, acapararon los reflectores en el segundo debate de los once candidatos republicanos, con más posibilidades de triunfo, celebrado en la Biblioteca Ronald Reagan en Simi Baley, California.
Los aspirantes republicanos coincidieron en un mayor control fronterizo como un primer paso para la regulación migratoria.
El polémico magnate inmobiliario dijo que ya se gastan 200 millones de dólares al año por atender a los indocumentados. "Somos los únicos tontos en otorgar la ciudadanía a niños de padres indocumentados y cuidar de ellos por 85 años", se quejó.
Insistió que "malos cuates y pandilleros, deberían estar fuera un día, aunque en este momento hay muchos de ellos en este país".
El senador de Kentucy, Rand Paul, respaldó a Trump diciendo "odio decirlo, pero tiene mucho de cierto en este punto".
El magnate se enfrascó en una discusión con Ben Carson sobre si la construcción de un muro fronterizo debe ser de bardas o rejas, pero al final ambos coincidieron en la necesidad de reforzar la seguridad en el área.
El senador de Florida, Marco Rubio interrumpió al magnate para decir que es importante hablar español para comunicarse con los migrantes que podrían convertirse en votantes republicanos.
Entre los momentos más acalorados del debate, el exgobernador de Florida, Jeb Bush, exigió a Trump disculparse públicamente por atacar los orígenes de su esposa Columba, nacida en Guanajuato, México.
Sin embargo, el empresario recalcó que ha escuchado "cosas fenomenales" sobre Columba Bush, y se negó a disculparse. Dijo que sus palabras fueron sacadas de contexto y mantuvo su crítica a Jeb por responder en español a algunas preguntas de la prensa. Señaló que las personas en Estados Unidos deberían hablar inglés.
La única mujer que aspira a la candidatura republicana, Carly Fiorina, exdirectora de Hewlett-Packard (HP), coincidió con Trump y afirmó que el presidente Obama y los demócratas no quieren resolver el problema de la inmigración ilegal.
Los candidatos presidenciales rezagados, George Pataki, Rick Santorum, Bobby Jindal y Lindsey Graham, con apenas del uno por ciento del apoyo popular, debatieron antes de los once punteros sobre la manera de resolver el problema migratorio y lanzaron ataques contra Trump a quien acusaron de ser un "aprendiz" de la política y de buscar comprar favores para casinos en Florida.