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Tabaré Vázquez gana elecciones presidenciales de Uruguay

De acuerdo a los sondeos de salida, el candidato de la izquierda gobernante en Uruguay, Tabaré Vázquez, obtuvo el 53 por ciento de los votos y al menos 12 puntos de ventaja sobre su joven rival conservador, Luis Lacalle Pou.

MONTEVIDEO.- Tabaré Vázquez ganó el domingo por un amplio margen las elecciones presidenciales de Uruguay, lo que le dará a la izquierda gobernante un tercer periodo consecutivo para consolidar la estabilidad económica y sus planes sociales.

Sondeos realizados durante el escrutinio en distintos centros de votación de tres encuestadoras privadas dieron una victoria al candidato oficialista con un 53 por ciento de los votos y al menos 12 puntos de ventaja sobre su joven rival conservador, Luis Lacalle Pou.

"Nuestro profundo y eterno agradecimiento a quienes con su voto expresaron su confianza en nosotros y nos encomendaron nuevamente la responsabilidad de Gobierno", dijo Vázquez ante sus seguidores después de conocer los sondeos.

Aunque los primeros resultados oficiales se esperan para la madrugada del lunes, Lacalle Pou admitió rápidamente su derrota.

"Hace pocos minutos llamé al doctor Tabaré Vázquez para reconocerle, felicitarle, haber triunfado legítimamente en estas elecciones y desearle el mayor de los éxitos", dijo Lacalle Pou, un legislador de 41 años.

Vázquez, un respetado oncólogo de 74 años que ya gobernó el país entre 2005 y 2010, asumirá el 1 de marzo la presidencia para suceder a José Mujica, un popular ex guerrillero de 79 años que seguirá su carrera política como senador por el partido oficialista Frente Amplio.

Aunque es un izquierdista más moderado que Mujica, la victoria de Vázquez garantiza la continuidad de varias iniciativas progresistas, como una nueva y polémica ley pionera en el mundo que regula la producción y comercio de marihuana bajo supervisión del Estado.

Lacalle Pou -un abogado apasionado del surf- había prometido que si llegaba al poder derogaría partes de la iniciativa, que busca un nuevo enfoque para combatir al narcotráfico pero es rechazada por la mayoría de los uruguayos.

Pero su discurso no logró calar en suficientes uruguayos ni pudo mostrar un proyecto de gobierno alternativo lo suficientemente sólido.

"Siempre fui empleada doméstica y hoy tengo un mejor sueldo, más beneficios, más derechos, cuando antes trabajaba en negro. Por eso quiero de nuevo a Tabaré presidente", dijo Miriam Hernández, de 47 años, en medio de una tormenta que demoraba la afluencia de votantes a las urnas.

Un cóctel de factores inclinaron la balanza a favor del ex presidente.

Durante su primer mandato, el médico pudo estabilizar la economía y reducir la pobreza combinando políticas pro mercados con acento social. Pero como la reelección inmediata no se permite en el país, le entregó la banda presidencial a su aliado Mujica teniendo una popularidad del 70 por ciento.

A su turno, el carismático Mujica, que con su estilo poco protocolar y de hablar directo se convirtió en uno de los líderes más populares de Latinoamérica, mantuvo el rumbo económico de Vázquez y profundizó sus programas sociales.

Como resultado Uruguay, un pequeño país primordialmente ganadero, ha crecido a un ritmo promedio de casi el 6 por ciento anual y ha reducido la pobreza un tercio a su mínimo histórico de poco más del 11 por ciento desde el 2005.

"Nos sentimos orgullosos y esto que tenemos hay que cuidarlo; nunca hay que estar conforme del todo y siempre () se pueden hacer las cosas un poco mejor", dijo a periodistas Mujica.

HACIENDO UN ESFUERZO

Los logros de los últimos años han pesado más que el deterioro en la educación, el aumento de los impuestos, la alta inflación y la mayor inseguridad que vive el país, problemas que la oposición no consiguió explotar y que ahora Vázquez tendrá que resolver.

"Vamos a asumir la responsabilidad que la gente nos dio, que es la conducción partidaria y ser la segunda fuerza mayoritaria en el parlamento para impulsar nuestras cosas, para controlar y para convencer", dijo Lacalle Pou.

Vázquez contará con una mayoría parlamentaria en el Congreso que facilitaría sus eventuales iniciativas, como la de establecer nuevos impuestos a los grandes terratenientes para financiar mejoras en la educación. El próximo presidente también deberá hallar una solución para mejorar los servicios de salud.

Además, tiene el reto de mejorar sus vínculos diplomáticos con Argentina, uno de sus principales socios comerciales, desgastados por las diferencias en torno a la instalación de una planta de celulosa sobre un río limítrofe.

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