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El sacerdote Jean-Baptiste Sèbe, acusado de agredir sexualmente a una joven, se suicidó en el interior de la iglesia Saint-Romain, en Ruán, en el norte de Francia, mientras en Guatemala el cura pedófilo, Ignacio López García, fue condenado a 16 años y 7 meses de cárcel por violar a una menor de edad.
Sèbe, quien tenía 38 años y era cura desde 2005, no había sido denunciado formalmente ante la policía antes de su muerte.
Sin embargo, la prensa indicó que la razón que llevó al sacerdote a tomar esa decisión fue debido a que la madre de la presunta víctima había informado al arzobispo de la localidad, Dominique Lebrun, que Sèbe había tenido "comportamientos indecentes y de agresión sexual" en contra de su hija.
"No comprendemos para nada este gesto, aunque yo sé que pasaba un mal momento", escribió en una carta abierta, el arzobispo Lebrun, quien no mencionó en su misiva la supuesta denuncia contra el religioso.
Mientras en Guatemala, el Tribunal de Sentencia de Delitos de Violencia Sexual condenó al párroco López García a más de 16 años de cárcel por violar a una menor de 14 años.
Según la fiscalía, el cura abusó "en reiteradas ocasiones de la menor y se valió de su posición religiosa y mantuvo amenazada de muerte" a la adolescente para que no dijera nada a sus padres.
De acuerdo con la Congregación para la Doctrina de la Fe, órgano colegiado de la Santa Sede cuya función es custodiar la correcta doctrina católica, tres mil sacerdotes han sido acusados de pederastia en los últimos cincuenta años.
En El Vaticano el papa Francisco y Bono, el líder de la banda de rock U2, conversaron sobre los escándalos de curas pederastas en países como Estados Unidos y especialmente a Irlanda, país natal del músico, donde se han denunciado 14 mil casos de abusos sexuales.
"Le expliqué que hay casos en los que los abusadores están más protegidos que las víctimas y pude ver el dolor en su rostro. Creo que fue sincero y pienso que es un hombre extraordinario para tiempos extraordinarios", subrayó.