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Putin se propone impedir que Ucrania obtenga financiamiento

El cese de hostilidades de septiembre entre el gobierno ucraniano y los separatistas pro-rusos se rompió este mes;  pese a las sanciones internacionales, el gobierno ruso mantiene su postura, advierten analistas de Moscú, Nueva York y Ucrania.

Vladimir Putin piensa quedarse en Ucrania y podría hacer quebrar al país para conseguir lo que quiere.

En momentos en que recrudecen los combates en el conflicto que lleva 10 meses y el número de víctimas fatales aumenta, esa es la evaluación que hacen analistas de Ucrania y Nueva York, así como también de Moscú.

Mientras los rebeldes apoyados por el Kremlin presionan al gobierno ucraniano, Estados Unidos y la Unión Europea analizan sanciones económicas más estrictas contra Rusia. Putin, por su parte, parece envalentonado en su creencia de que este es un enfrentamiento que no debe perder y que no perderá.

"Putin se dio cuenta de que nunca ganará los favores de Occidente y esto lo hace actuar con más decisión", dijo el martes por teléfono Igor Bunin, director del Centro de Tecnologías Políticas en Moscú, que tiene vinculaciones con el Kremlin. "Empezó a apostar todo".

Un cese de hostilidades de septiembre entre el gobierno ucraniano y los separatistas pro-rusos, que ayudó a frenar la violencia, se derrumbó este mes. El número de víctimas superó 5 mil en tanto los cohetes alcanzaron una zona residencial en Mariupol y el fuego de granadas hizo explotar trolebuses en Donetsk.

Para Putin, mantener la influencia rusa en Ucrania e impedir que el país se alíe a los enemigos de su país durante la Guerra Fría en la UE y la OTAN es crucial y es la fuerza que impulsa su apoyo a los rebeldes.

FRACASO DE NEGOCIACIONES

Los combates estallaron después de que los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania no lograron avanzar en una reunión del 12 de enero en Berlín y cancelaron los planes de una cumbre de líderes. Los ministros de Relaciones Exteriores de la UE se reunirán este jueves para decidir la aplicación de acciones más estrictas.

Según Joerg Forbrig, director senior de programas en el German Marshall Fund de Berlín, al abandonar lo conversado anteriormente sobre la posibilidad de aliviar las sanciones, Putin ha vuelto al ataque y quizá trate de demostrar que las sanciones son contraproducentes.

Ucrania, los Estados Unidos y sus aliados dicen que Rusia apoya a los rebeldes con pertrechos, dinero en efectivo y miles de soldados. El Kremlin dice que el gobierno de Kiev está librando una guerra contra sus propios ciudadanos, especialmente ruso-parlantes que conforman la mayoría de las poblaciones de las regiones de Donetsk y Luhansk.

Hay signos de que el conflicto puede desbaratar la campaña de Ucrania para obtener otros 15 mil millones de dólares de ayuda. El gobierno solicitó la semana pasada un plan de ayuda de cuatro años. Christine Lagarde, directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, dijo al presidente Petro Poroshenko, que estaba dispuesta a apoyar el trato, pero en una entrevista con el diario francés Le Monde publicada el 26 de enero dijo que Ucrania "debe tener estabilidad en sus fronteras" para que haya esperanzas de una recuperación económica.

Inestabilidad es justamente lo que busca Putin, según Alexander Valchyshen, economista principal en Investment Capital Ukraine.

"Cada vez que Ucrania da un paso hacia Occidente, se produce una escalada", dijo Valchyshen por teléfono desde Kiev el 26 de enero.

Ucrania ya estaba esforzándose por pagar su deuda antes de la guerra. Uno de los puntos de inflexión en la crisis fue el acuerdo de 2013 de Putin con el entonces presidente Viktor Yaunkovych para prestarle 15 mil millones de dólares al país soberano. El acuerdo le dio un nuevo ímpetu a las protestas opositoras en Kiev que derivaron en el derrocamiento del gobierno en febrero.

Ese financiamiento se retiró después de una primera cuota de 3 mil millones. Rusia ahora está considerando hablar con los tenedores de sus bonos soberanos para intentar negociar términos de endeudamiento más favorables.

"No queremos un default ucraniano, que empeoraría la situación de la economía ucraniana", dijo el primer ministro ruso, Dmitry Medvedev el 14 de enero. "Aún así, las deudas tienen que pagarse, tanto la gubernamental como la de las compañías".

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