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“¡Por dios, abre la puerta!”, últimas palabras del piloto a Lubitz

Difunden transcripción de los últimos minutos previos al desastre aéreo; el copiloto sufría problemas de visión y su novia lo describió como un hombre atormentado y reservado. 

PARÍS.- "¡Por dios, abre la puerta!", imploró Patrick Sonderheimer, capitán del Airbus de Germanwings que se estrelló el martes en los Alpes a su copiloto Andreas Lubitz, quien minutos antes se encerró en la cabina, revelan nuevos fragmentos de la caja negra del vuelo 4U9525 expuestos por el diario Bild, que aseguró conocer la transcripción de la fiscalía que investiga el caso en Francia.

Desesperado al comprender que el avión con 144 pasajeros y seis tripulantes estaba en peligro inminente al perder altura, Sonderheimer gritó a Lubitz "¡abre la maldita puerta!" sin obtener respuesta de su compañero, aquejado por problemas psicológicos y físicos que le habrían impedido cumplir su sueño de ser un piloto en vuelos de largo alcance.

De acuerdo con la transcripción de la grabadora de voz de la cabina (CVR), poco antes del despegue en Barcelona, con rumbo a Düsseldorf, Sonderheimer ofrece a los viajeros una disculpa por el retraso de 20 minutos y comenta a Lubitz que no tuvo tiempo de ir al baño en la ciudad catalana; el copiloto le responde que puede ir cuando quiera.

A las 10:27 horas, a una altura de 11 mil 500 metros, el capitán pide al copiloto alistar el aterrizaje y éste le dice "espero" y "veremos". Tras una revisión, Lubitz repite a Sonderheimer que "puede ir ahora". Se escucha el sonido de un asiento y el capitán expresa "puedes tomar el mando"; a continuación una puerta se cierra. Son las 10:32 cuando el radar de tráfico áereo detecta que el A320 empezó a descender.

Tres minutos más tarde los controladores llaman sin obtener respuesta, mientras una alarma en la cabina indica que está en velocidad de caída. Es entonces cuando Sonderheimer comienza a golpear la puerta blindada tratando de entrar y la caja negra registra gritos de los pasajeros. El avión se desplaza a 7 mil metros de altura.

Entre las 10:36 y 10:37 se escucha otra alarma: "Tierra... elévense". "¡Abre la maldita puerta!", exige el piloto, que intentó derribarla con algún objeto, a menos de 4 mil metros. También se escucha la respiración de Lubitz. A las 10:40, el ruido de lo que sería el ala derecha al golpear la cumbre de una montaña entre Digne-les-Bains y Barcelonnette se escucha. Los últimos sonidos son gritos de los pasajeros, que habrían muerto de inmediato por el estallido del avión al hacer impacto de lleno.

Lubitz sufría problemas de visión por una retina desprendida; los investigadores aún no aclaran si se debían a factores físicos o psicológicos. "Fue tratado por neurólogos y psiquiatras" y en su departamento de Düsseldorf la policía encontró píldoras, indicó una fuente oficial a Welt am Sonntag.

Descubrió, asimismo, notas personales que demostrarían que padeció "síntomas severos de presión subjetiva excesiva"; su exnovia, Maria W., de 26 años y azafata, reveló que el copiloto le había dicho que planeaba algo que "haría a todos recordarlo". Lo describió como "atormentado" y reservado; cuando supo lo ocurrido en los Alpes, recordó que Lubitz le comentó que algún día haría algo "que cambiará el sistema", a fin de que "todos conozcan mi nombre y me recuerden".

Ayer Bild y Der Spiegel aseguraron que Lubitz vivía con su última novia, que no ha sido identificada, en Düsseldorf; ella es maestra en Renania del Norte Westfalia, estaría embarazada y planeaban casarse. La semana pasada la mujer visitó el sitio de la catástrofe.

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