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Petróleo, protestas, El Niño y un volcán complican a Ecuador

Ecuador atraviesa por diversos retos ya que estallaron las protestas callejeras al mismo tiempo que el volcán Cotopaxi, además de pasar por una crisis por los precios del petróleo. 

Los mercados emergentes están trastornados en el mundo entero, pero pocos países enfrentan retos tan difíciles como Ecuador, productor petrolífero dolarizado en la ruta de El Niño, donde las protestas callejeras estallan junto con uno de los volcanes más peligrosos del planeta. 

Con el crudo por debajo de los 40 dólares el barril y pocas reservas para reforzar las finanzas públicas, los ciudadanos frustrados se preguntan dónde están las ganancias del auge petrolero de este país perteneciente a la OPEP.

La popularidad del presidente Rafael Correa se desplomó hasta un mínimo histórico a fines de junio para luego repuntar.

El volcán Cotopaxi frente a quito amenaza con su primera gran erupción en más de un siglo y se pronostica que una de las peores configuraciones de las tormentas de El Niño desde 1950 traerá inundaciones destructivas para los cultivos sobre la costa del Pacífico.

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"La gente está preocupada por todo eso, las erupciones, la economía", dijo Michel Levi, profesor y coordinador del Centro Andino de Estudios Internacionales en la Universidad Andina de Quito.

Algunos se acuerdan de fines de los años 1990, cuando el último ciclo severo de El Niño se abatió en medio de precios del petróleo en baja y protestas generalizadas. Esa colisión de desastre natural y crisis económica introdujo un período de marcada inestabilidad que culminó en el quebranto del sistema financiero del país y la adopción del dólar estadounidense como moneda oficial.

Correa, que asumió la presidencia en 2007, transformó en gran medida la situación. Ganancias excepcionales provenientes del petróleo y préstamos de China por más de 10 mil millones de dólares lo ayudaron a gestionar un récord de construcción de rutas, hospitales, escuelas y represas hidroeléctricas, que impulsaron el crecimiento. El mejor acceso a la educación pública y a la salud lo llevaron a ganar dos reelecciones.

LADO OSCURO

La pobreza se redujo desde más de un tercio hasta un quinto de los 16.3 millones de habitantes del país. La mortalidad infantil y las tasas de analfabetismo han caído en tanto el crédito estatal más barato dio a muchos la posibilidad de comprar su primera casa.

Todo esto transformó a Correa, que se autodefine como socialista revolucionario, en el político más poderoso de Ecuador desde el fin de la dictadura militar en 1979. La prosperidad llegó, empero, con un lado oscuro que incluye lo que los grupos de derechos humanos condenan como una represión de las libertades de prensa y el uso de la justicia nacional para silenciar a los opositores con encarcelamientos y multas cuantiosas. El gobierno rechaza estas acusaciones calificándolas de mentiras.

Ahora, Correa enfrenta más problemas y está acusando a los sindicatos, los grupos indígenas y los trabajadores de clase media preocupados por nuevas propuestas impositivas de unirse a la "restauración conservadora" empeñada en derrocarlo. Su gobierno interrumpe con frecuencia las emisiones de televisión y radio para acusar a políticos de la oposición, periodistas y gobiernos extranjeros de tramar un "golpe blando".

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