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Obama renuncia a su promesa en Afganistán

El presidente de los Estados Unidos insistió en que esta “marcha atrás” permitirá a su país mantener los esfuerzos que harán “más fuertes” a las fuerzas afganas; el repliegue de casi la mitad de las tropas comenzará hacia finales de 2016 -o principios de 2017-.

WASHINGTON. El presidente Barack Obama anunció un nuevo plan para la misión militar de Estados Unidos en Afganistán, que contempla mantener a 5 mil 500 soldados hasta el final de su mandato, en enero de 2017, y olvidarse de dejar la Casa Blanca con la promesa cumplida de cerrar una guerra que ya dura 14 años.

El mandatario defendió su decisión en una comparecencia en la Casa Blanca en la que aseguró que será "en beneficio de la seguridad de los propios estadounidenses", y en apoyo a las fuerzas afganas que "todavía no son tan fuertes como deberían", para enfrentar a los terroristas del Talibán y el Estado Islámico (EI).

Lo cierto es que supone un nuevo revés para un presidente que inició su mandato en 2009 con una promesa que no va a poder cumplir, la de poner fin a las guerras en Afganistán e Irak. "Mi preferencia sería no dejar nada al próximo presidente. Una de las cosas que me gustaría es que el próximo presidente sea capaz de llegar y decir: tengo un historial limpio", había dicho Obama al asumir su primer mandato en noviembre de 2009.

Flanqueado por el vicepresidente Joe Biden y el secretario de Defensa, Ashton Carter, en la sala Roosevelt, Obama insistió en que esta "marcha atrás" sobre la retirada de las tropas permitirá a su país mantener los esfuerzos que harán "más fuertes" a las fuerzas afganas.

"La misión de combate está acabada, pero nuestro compromiso con Afganistán y su gente continúa", dijo. "Como comandante en jefe, no permitiré que ese país sea usado como un paraíso de terroristas que atacaron a la nación una vez", añadió, aunque reiteró que no apoya una guerra sin fin.

Explicó que el repliegue de casi la mitad de las tropas que actualmente se encuentran en Afganistán, 9 mil 800, comenzará hacia finales de 2016 -o principios de 2017-. También detalló que en vez de una embajada regular en Kabul, mantendrá a los 5 mil 500 efectivos en "un pequeño número de bases", entre las que destacó la de Bagram -al norte de la capital- y otras en Kandahar y en Jalalabad.

Las milicias muyahidines talibanes, estudiantes del Corán en lengua pashtún, ocuparon a comienzos de octubre Kunduz, durante tres días, en lo que supuso su mayor logro militar  desde la caída de su régimen en 2001.

Además destacó que será necesario seguir evaluando la situación sobre el terreno y la posibilidad de más ajustes, algo que anticipó será su tarea hasta el 2017 y luego la de su sucesor en la Casa Blanca.
La decisión se produce dos semanas después del ataque aéreo de las fuerzas estadounidenses sobre un hospital de Médico sin Frontera en Kunduz, en el que 22 personas murieron y por el que Obama pidió disculpas recientemente.

El presidente destacó que Estados Unidos seguirá trabajando con los aliados presentes en Afganistán así como con el presidente Ghani y el gobierno de unidad. "Esta decisión es fruto de una revisión de la situación en Afganistán que sigue siendo muy frágil y en algunos lugares corre el riesgo de deteriorarse", dijo.

El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, consideró que el nuevo plan estadounidense allana el camino para una "presencia sostenida" de la Alianza y sus socios en Afganistán. Además de las tropas de Estados Unidos, la OTAN cuenta con alrededor de cuatro mil militares en tareas de asistencia y capacitación en Afganitán, aunque sin mandato para entrar en combate.

Por el contrario, Rusia, que recientemente ha tenido diversos roses con Estados Unidos por su intervención en Siria, aseguró que la decisión de Obama no cambiará en ninguna medida el rumbo de la guerra entre el ejército afgano y los talibanes. "No sé qué va a cambiar. Lo he dicho muchas veces: si cien mil soldados no cumplieron con su misión, no digamos ya cinco o seis mil", dijo Zamir Kabúlov, emisario del Kremlin para Afganistán.

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