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No podemos salvarlos a todos, pero vale la pena intentarlo por los que sí: especialista de MSF

Citlali Barba ha trabajado con Médicos sin Fronteras por seis años. En sus viajes, ha ayudado a atender a enfermos de tuberculosis o ébola.

Citlali Barba, médica especialista en urgencias, comenzó a trabajar con Médicos Sin Fronteras (MSF) en 2013. Su experiencia con la organización la ha llevado desde México a otros países como Sudán del Sur, Sierra Leona, Liberia y República Democrática del Congo.

Hace poco, la especialista regresó de un viaje a Afganistán, donde fue coordinadora de uno de los hospitales más grandes de la provincia de Helmand.

"El proyecto está en una provincia donde se cultiva el 85 por ciento del opio del mundo y existe un conflicto armado, desde hace muchos años", explicó Barba.

Ese ambiente, desarrollado en comunidades tribales, resulta complicado, especialmente para las mujeres, señaló.

El proyecto del que se hizo cargo Barba en Helmand requirió de un amplio trabajo, pues MSF encontró el hospital de la provincia casi abandonado.

"Es un hospital que tiene 12 años. MSF poco a poco lo fue rehabilitando y ahora tiene más de 370 camas y siempre hay muchos pacientes, muchos niños", agregó.

En la zona, Barba encontró que la gente vive con miedo e incertidumbre y con un sistema de salud debilitado.

"Todos tienen una historia de pérdida de familiares y es una población con muchos problemas de salud mental", advirtió.

Entre las enfermedades que el equipo de MSF encontró en la provincia están la desnutrición y diarrea en la población infantil; diabetes; hipertensión; enfermedades crónicas; tuberculosis, y sarampión.

El trabajo en ese rincón de Afganistán no fue sencillo, pues Barba encontró que el confinamiento puede resultar difícil, aunado al hecho de que ellos sabían que el conflicto armado estaba cerca.

"Los aviones pasan, pero no los ves. Hay muchas necesidades e, incluso, los trabajadores tienen problemas de salud y salud mental", dijo.

A pesar de todos estos obstáculos, la médica especialista en urgencias no se ve dejando de acudir a lugares con este tipo de situaciones.

"Para mí, es inaceptable no hacer nada. No podemos ayudar a todos, pero a algunos sí. Hay gente que simplemente necesita que la escuchen. Eso me sucedió con una chica en Afganistán que quería suicidarse y después de algunas terapias recuperó la sonrisa. Además, cuando regreso de misión me doy cuenta de que la gente tiene oportunidades, puede escoger. En cambio, en esos lugares no hay opciones. Así que pienso '¿qué hago aquí si tanta gente necesita médicos?'", afirmó.

Durante sus seis años como colaboradora de MSF, Barba ha gozado de la oportunidad de conocer nuevas personas y culturas, entre las que recuerda una historia en particular.

"Tuve unas pacientes en Sierra Leona con ébola, una mamá y su bebé de once meses. Las dos estuvieron muy mal, pero confiaron mucho en nosotros. Al final, la mamá sobrevivió, pero la niña no. Cuando yo me despedí de ella -el único momento en el que la pude tocar- la mamá estaba muy agradecida. Yo le dije 'se nos murió Mariana', pero ella me contestó 'mira, Mariana se murió de ébola, no fue tu culpa. Hiciste todo lo posible y mis otros hijos todavía tienen mamá'. Al final, en esa misión, muchos de los pacientes sobrevivieron. Fue una epidemia que comenzó con un 90 por ciento de mortalidad y acabó con un 60 por ciento", relató.

Esta nota es de MSF y se publica bajo una alianza editorial con El Financiero para difundir el trabajo de la institución.

Médicos Sin Fronteras fue fundada en Francia en 1971 por un grupo de médicos y periodistas. Ganaron el Premio Nobel de la Paz en 1999 por su labor humanitaria en varios continentes. MSF tiene operaciones en más de 70 países, entre ellos, México, donde la oficina se estableció en 2008.

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