Las potencias occidentales están sopesando nuevas sanciones contra Rusia y Siria debido a un ataque químico mortal la semana pasada, conforme los líderes buscan presentar un frente unido en antesala a la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, a Moscú.
"El juego ha cambiado y es importante que el mensaje llegue de los estadounidenses a los rusos", dijo el secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Boris Johnson, a periodistas el primer día de dos jornadas de conversaciones entre ministros de Relaciones Exteriores de las naciones del Grupo de los Siete en la antigua ciudad toscana de Lucca.
"Es muy importante en estas circunstancias que el mundo presente un frente unido y que no haya absolutamente ninguna ambigüedad sobre el mensaje", dijo Johnson, cuando se le preguntó por qué decidió cancelar las conversaciones previstas en Moscú y asistir, en cambio, al G-7 en Italia.
El bombardeo de Estados Unidos, en respuesta al ataque del 4 de abril que mató a decenas de personas, incluyendo a muchos niños, fue la primera intervención de Washington contra el régimen del presidente Bashar Assad, y elevó la guerra civil de seis años del país a las principales prioridades en la agenda de la reunión del G-7. También se espera que los ministros discutan la lucha contra el terrorismo, el programa nuclear de Corea del Norte y la crisis europea de refugiados.
Más temprano este lunes, Tillerson hizo una promesa en una ceremonia en homenaje a las víctimas de una masacre nazi durante la guerra en el pueblo de Sant'Anna di Stazzema, al norte de Lucca. "Renovamos nuestro compromiso a responsabilizar a todos y cada uno que cometió crímenes contra inocentes en cualquier parte del mundo", dijo. "Este lugar servirá de inspiración para todos nosotros".
NUEVAS SANCIONES
Inmediatamente después de los ataques aéreos de Estados Unidos, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que su país anunciaría nuevas sanciones contra Siria para disuadir a países y empresas de hacer negocios con el gobierno de Assad.
Johnson dijo que los ministros del G-7 "discutirán la posibilidad de nuevas sanciones, ciertamente, contra algunas figuras militares sirias e incluso algunas figuras militares rusas".
Las naciones de la Unión Europea, Estados Unidos y Turquía han congelado los activos de docenas de sirios, así como de extranjeros que hacen negocios con ellos, para castigar al gobierno por sus acciones en el conflicto de Siria.
Tillerson viajará a Moscú el martes por la tarde para reunirse con altos funcionarios, posiblemente incluyendo al presidente Vladimir Putin. Buscará calcular la voluntad de Rusia de trabajar juntos para luchar contra el Estado Islámico y controlar a Assad, que cuenta con el apoyo de Moscú.
El ministro de Relaciones Exteriores italiano, Angelino Alfano, llamó para el martes a una reunión paralela sobre Siria con sus homólogos de Turquía, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Jordania y Qatar, dijo un funcionario del ministerio. Su objetivo es buscar una respuesta unificada para que Tillerson lleve a Rusia.
Rusia se enfrenta a la opción de seguir de lado de un "régimen tóxico que envenena a su propio pueblo y de hecho está envenenando la reputación de Rusia", dijo Johnson, o trabajar con el resto del mundo para encontrar una solución política.