CIUDAD DE MÉXICO. La muerte en promedio de 400 mexicanos al año en su intento por cruzar la frontera con Estados Unidos, así como el secuestro de más de 20 mil migrantes de centro y Sudamérica en su paso por México hacia la Unión Americana, demuestra que en nuestro país también existe una crisis humanitaria que no ha sido reconocida ni enfrentada de manera efectiva, advirtió Mauricio Farah, secretario general de la Cámara de Diputados.
Al presentar en conferencia de prensa los resultados de su última investigación sobre la situación de los migrantes en México y Estados Unidos, el cual realizó a petición del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM, Farah destacó que los países no han sido capaces de entender la migración indocumentada ni de resolver una odisea que sigue enfrentando continuo sufrimiento y dolor.
Añadió que en 50 años las políticas migratorias continúan siendo las mismas de contención, persecución y expulsión, las cuales no han resuelto el fenómeno y por el contrario sólo han recrudecido el abuso y delitos en contra de los migrantes quien actualmente son víctimas de extorsión, secuestro, mutilación y homicidios.
Dijo que en México se deben asumir acciones eficientes de prevención, investigación y sanción pronta y expedita a los delitos contra migrantes indocumentados mediante la creación de una fiscalía, dependiente de la Procuraduría General de la República, además de hacer de la criminalidad en contra de este sector, un asunto relevante en la agenda del Consejo Nacional de Seguridad Pública.
Se debe además, agregó, fortalecer los lazos con los consulados de los países de origen de los migrantes que transitan por territorio nacional, a fin de que en caso de ser asegurados, cuenten con la representación y asesoría que requieren para salvaguardar sus derechos.
El estudio elaborado por Farah revela que en el plano global, lejos de plantearse la creación de una institución similar a la organización Mundial del Comercio (OMC) para la materia migratoria, la movilidad humana internacional ha dado lugar a una discusión interna de carácter partidista, especialmente en los países receptores que le da al fenómeno un sesgo electoral.
Además consideró como un buen comienzo el reconocimiento por parte del gobierno de Estados Unidos de que existe una crisis humanitaria por la llegada de miles de menores migrantes a ese país.