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Love of Lesbian ofrece una 'probadita' de cómo pueden ser los conciertos en era pospandemia

La banda participó en un experimento junto con 5 mil asistentes que se reunieron en el Palau Sant Jordi, en Barcelona. Para poder entrar, se necesitaba una prueba negativa al COVID-19.

Mientras los músicos tocan los primeros acordes con sus guitarras eléctricas, el cantante sube al escenario, agarra el micrófono y grita: "Todos los bichos raros estaban allí en el concierto, del gran lector de mentes de Dublín".

A sus pies, 5 mil fanáticos electrizados cantan, saltan y bailan al ritmo del éxito del indie pop. Podría ser cualquier concierto de un sábado por la noche en 2019, si no fuera por los cubrebocas, el olor a desinfectante y las entradas que muestran una prueba negativa al nuevo coronavirus.

"No se quiten las máscaras porque el éxito de la música en vivo en Europa y el mundo depende del concierto de esta noche", dice el cantante Santi Balmes entre canciones. Antes de que comenzara la música, las pantallas gigantes mostraban videos de médicos que animaban a las personas a seguir las reglas.

El público, el personal y la banda - Love of Lesbian - son parte de un experimento masivo que, según los organizadores, es el concierto más grande sin distanciamiento social en la era del COVID-19. El evento de este sábado en Barcelona ofrece un vistazo de cómo pueden ser los conciertos masivas durante mucho tiempo después de que la pandemia disminuya.

"Si podemos demostrar que se pueden reunir 5 mil personas mediante pruebas rápidas, entonces estamos abriendo la puerta para hacer muchas más cosas", afirmó Gemma Recoder, una de las organizadoras y directora del festival Canet Rock. "Es un paso clave no solo para la música en vivo, sino para todo lo demás, desde conferencias hasta eventos deportivos".

Para entrar, no podías simplemente presentarte en el estadio de Sant Jordi unos minutos antes del evento y conseguir una entrada en la puerta. Los fanáticos tuvieron que descargar una aplicación, ingresar sus datos de contacto y reservar un horario para una prueba rápida de COVID-19 el día del concierto.

Las personas que dieron negativo obtuvieron un código para ingresar al edificio, mientras que a los que dieron positivo se les ofreció un reembolso. En el interior, las máscaras eran obligatorias y el público se dividió en tres áreas con capacidad para unas mil 600 personas.

El evento fue organizado por los organizadores de algunos de los festivales de música más importantes de España, como Sónar, Primavera Sound y Cruilla Barcelona Festival, en colaboración con las autoridades sanitarias regionales, médicos y epidemiólogos del Hospital Germans Trias i Pujol de la cercana ciudad de Badalona.

Sigue a un concierto piloto en diciembre en Barcelona que reunió a 500 personas. Los preparativos para la segunda fase tomaron meses, explicó Recoder, e incluyeron seguir los consejos sobre protocolos de salud y una renovación del equipo de ventilación de aire del estadio.

"El aire que se respira dentro ahora tiene la misma calidad que el aire exterior", dijo Jordi Herreruela, organizador y director del Festival Cruilla Barcelona. "Los médicos nos dicen que podría ser más seguro estar en el concierto que caminar por la calle porque hemos creado una burbuja sanitaria en la que sabemos que todo el mundo fue analizado".

Los datos de los asistentes se han cruzado con los datos de las autoridades de salud pública, por lo que si alguien da positivo durante las dos semanas posteriores al concierto, los organizadores lo sabrán.

Estadísticamente, alrededor de 10 por ciento de las personas presentes podrían infectarse durante ese tiempo. Pero si ese porcentaje se vuelve inusualmente alto, los organizadores y las autoridades se pondrán en contacto con los asistentes al concierto y tomarán medidas para contener la propagación del virus.

El evento no generó ganancias, pero los organizadores esperan que las pruebas rápidas más rápidas y económicas hagan posible la música en vivo masiva en un futuro cercano, ofreciendo un 'salvavidas' a uno de los sectores más afectados por los cierres.

Las salas de conciertos fueron las primeras en cerrar y probablemente estarán entre las últimas en abrir, remarcó Recoder. Festivales como Sónar, que reunió a más de 100 mil personas en Barcelona en 2019, o Primavera Sound, que atrajo a 63 mil, no se celebraron en 2020 y todavía no se realizarán este año.

"Los efectos de esta pandemia en la música en vivo han sido devastadores. Por eso estamos tan nerviosos como si este fuera el primer concierto de nuestras vidas y, en cierto modo, lo es", subrayó.

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