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Los estadounidenses se la están 'pensando dos veces' antes de regresar a los centros comerciales

El COVID-19 parece haber modificado también los futuros hábitos de compras de una parte de los habitantes que ahora se inclinan más a llevar una política austera.

A medida que Estados Unidos sigue con su reapertura, sus habitantes no están muy interesados en salir y gastar.

Una encuesta a 2 mil 200 adultos muestra cómo el COVID-19 ha cambiado drásticamente el comportamiento en la economía más grande del mundo, potencialmente a largo plazo. Los datos muestran señales de advertencia para la recuperación económica pues apuntan a un interés a la baja en eventos públicos y cosas materiales, como electrodomésticos y ropa, y a una nueva austeridad, expresada en la acumulación de despensas y el retraso de grandes compras.

Esto presagia una era de miedo y austeridad que podría anular un repunte económico que Washington y Wall Street están esperando. Los datos también generan dudas sobre cuánto se traducirá la creciente confianza de los consumidores en los gastos, de los cuales depende en gran medida la economía. Y esta encuesta, hecha el pasado fin de semana, no tiene en cuenta la semana pasada cuando un aumento en los contagios por el virus SARS-CoV-2 detuvo las reaperturas en varios estados.

"La gente generalmente expresa que harán ciertas cosas con menor frecuencia o en casa, solos", indicó Victoria Sakal, directora de Inteligencia de Marca de Morning Consult, socia de Bloomberg News en la encuesta realizada el último fin de semana de junio

"También hay un componente de salud en la forma en que las personas se sienten seguras, cómodas y protegidas", remarcó.

Los estadounidenses, a menudo identificados en todo el mundo como confiados hasta el punto de la arrogancia, han desarrollado un temor a los espacios comerciales cerrados. Si bien alrededor de tres cuartas partes de los adultos estadounidenses se sienten bien comprando en tiendas de abarrotes o en pequeños negocios, más de la mitad no se sienten seguros dentro de un centro comercial, según la encuesta. Esto solo suma problemas a esas plazas.

Esa nueva preferencia por los comercios más pequeños parece tener poder de permanencia: incluso una vez que finaliza la pandemia, casi 30 por ciento de los encuestados afirmaron que planean comprar más en estos negocios que antes del inicio del brote.

"Las pequeñas empresas han creado confianza en las personas", a diferencia de los centros comerciales, apuntó Sakal.

No son solo los centros comerciales los que tienen a los estadounidenses más dudas. Cuando se les preguntó acerca de sus planes sociales después de que la economía reabrió por completo, más de la mitad comentó que no estaban ansiosos por ir a una sala de cine, un evento deportivo, un concierto o un espectáculo.

Los bares, en particular, han perdido su atractivo, y la mitad de los adultos estadounidenses ni siquiera espera ansiosamente tomar una cerveza cuando terminen las cuarentenas. Ese miedo se produce en medio de un aumento reciente en los casos relacionados con bebedores que propagan el virus SARS-CoV-2. Alrededor de 100 personas se infectaron recientemente en cuatro bares en Minnesota, y otros 100 casos están vinculados a un abrevadero en Baton Rouge, Louisiana.

Los estadounidenses parecen menos temerosos de los restaurantes, pero aproximadamente dos tercios mencionaron que se sentirían mejor al comer en un restaurante que requiriera que sus empleados porten cubrebocas, además de que cuenten con protocolos de limpieza en la cocina y mesas separadas.

Estas actitudes cautelosas marcan un cambio radical para un país que es admirado y ridiculizado por su cultura de consumo a veces extravagante. Estados Unidos inventó el centro comercial y el cine, y tiene ocho de los diez estadios deportivos más grandes del mundo, pero las cuarentenas por el COVID-19 han dado lugar a una nueva actitud: si vuelves a abrir algo, es posible que nadie llegue.

Algunas de las dudas son económicas. Los estadounidenses se volvieron más austeros durante la pandemia. En los últimos tres meses, 23 por ciento de los encuestados compraron más artículos genéricos; 28 por ciento aumentó las compras al por mayor, 41 por ciento eligió ahorrar más dinero al renunciar a una compra. La gente también aumentó la comparación de precios, al tiempo que suspendió las compras de lujo.

Esa conducta podría estar aquí para quedarse, cambiando permanentemente la composición del consumidor estadounidense promedio. Más de las tres cuartas partes de los consumidores señalaron que esperan aumentar su tasa de ahorro y conservadurismo financiero después de que la economía se reabra por completo.

La publicación de los resultados de la encuesta se dio pocos días después de que el principal experto en enfermedades infecciosas del Gobierno de EU, el doctor Anthony Fauci, anunciara un "aumento inquietante" de nuevos casos, provocados por puntos críticos en Texas, Arizona, Florida y California.

Al mismo tiempo, Nueva York y la vecina Nueva Jersey, los epicentros originales de la enfermedad, tuvieron dudas sobre la velocidad de sus reaperturas. Mientras tanto, los casos en jóvenes estadounidenses se han disparado.

Sin embargo, cuando las cuarentenas lleguen a su fin, son precisamente los estadounidenses más jóvenes quienes serán los primeros en salir. La encuesta mostró que 29 por ciento de los consumidores de la Generación Z están ansiosos por regresar a los restaurantes, y aproximadamente uno de cada cuatro se entusiasma con los conciertos y las películas.

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