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'¡Lárgate!', le gritan a Trump al visitar Pittsburgh

Donald Trump fue a la sinagoga Congregación del Árbol de la Vida, en Pittsburgh, donde el sábado un antisemita mató a 11 personas e hirió a otra seis.

Donald Trump vivió ayer una de las visitas más incómodas desde que llegó a la Casa Blanca. Fue a la sinagoga Congregación del Árbol de la Vida, en Pittsburgh, donde el sábado un antisemita mató a 11 personas e hirió a otra seis. Hasta ahí llegó acompañado por su esposa Melania, su hija, Ivanka, y su yerno, Jared Kushner, que son judíos, para mostrar sus condolencias por el ataque, pero el recibimiento no fue nada cordial.

La familia de uno de los 11 asesinados y el alcalde le habían pedido al presidente que no acudiera a la ciudad. Los líderes demócratas y republicanos del Congreso declinaron su invitación a acompañarlo. Un exdirector de la Liga Antidifamación defendió la visita del mandatario, pero para que constatara lo que "sus palabras ayudaron a crear". Además una manifestación recorrió el barrio de Squirrel Hill, epicentro de la comunidad judía, bajo el lema del presidente "no es bienvenido en nuestra ciudad y nuestro país".

Trump y sus familiares pasaron unos 20 minutos dentro y fuera de la sinagoga, donde conversaron con un rabino y depositaron una rosa blanca y una pequeña piedra sobre cada una de las once estrellas de David erigidas frente al templo, en memoria de las víctimas de la matanza. Además encendieron velas en honor de las víctimas, pero no accedieron a todo el edificio porque aún se considera una escena del crimen.

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