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Alta participación de Italianos en referéndum clave para el futuro de Renzi

Italianos van este domingo a las urnas para votar una reforma constitucional, cuyo resultado podría forzar la renuncia del primer ministro Matteo Renzi.

Un alto porcentaje de los 50 millones de italianos llamados este domingo a las urnas se ha pronunciado sobre la reforma constitucional promovida por el primer ministro Matteo Renzi, quien se juega su carrera política.

Faltando tres horas para el cierre de las mesas de votación, más del 57 por ciento acudió a las urnas, un número elevado que confirma el interés que ha generado la consulta.

El resultado podría forzar la renuncia del primer ministro Renzi y afectar la estabilidad de la tercera economía de la Unión Europea.


Para este referéndum además no es necesario una participación mínima, como ha ocurrido en otras ocasiones, por lo que el resultado será vinculante.

La votación se convirtió en un plebiscito sobre Renzi, en el poder desde 2014, quien decidió someter a referéndum los cambios que propone de la Constitución de 1948, entre ellos una drástica reducción de los poderes del Senado con el fin de facilitar la gobernabilidad y acelerar el proceso legislativo.

Las primeras estimaciones a boca de urna se conocerán poco después del cierre, seguidas por los resultados oficiales a lo largo de la noche.

La reforma atañe principalmente una serie de cambios en el parlamento para garantizar mayor estabilidad política, uno de los grandes males de Italia, que ha tenido 60 gobiernos en 70 años de democracia.

Para ello propone el fin del actual sistema parlamentario, el llamado "bicameralismo perfecto" que otorga el mismo poder a la Cámara de Diputados y al Senado, y la reducción del número de senadores, de 300 a unos 100, los cuales no serán nombrados por elección directa, sino por los gobiernos regionales, convirtiendo el Senado en una suerte de Cámara territorial.

La mayoría de la clase política, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, e incluso críticos de la propia formación de Renzi, el Partido Democrático (PD), se oponen a una reforma que, según ellos, otorga demasiado poder al jefe de gobierno.

El primer ministro, que no perdió ocasión para defender la reforma en todos los medios de comunicación posibles, la considera un "paso histórico" para modernizar Italia.

La campaña sobre la reforma encendió los ánimos y dividió el país e inclusive a las familias entre los que votan sí y aquellos que optaron por el no.

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GRILLO CONTRA RENZI 



El líder carismático de la formación populista Movimiento Cinco Estrellas (M5S), el cómico Beppe Grillo, se convirtió en el portavoz de aquéllos que se oponen a la reforma, y en el rival directo de Renzi.

Con un lenguaje directo, llegó a tildar a Renzi de "cerda herida" y tras pedir a los italianos que voten "con las tripas", advirtió que pedirá elecciones anticipadas en caso de victoria del no.

"Se gane o se pierda da lo mismo, el país está partido por la mitad", concluyó con inusual tono afligido Grillo.

La reforma de Renzi desató también importantes críticas de prestigiosos intelectuales y expertos en la Constitución, quienes consideran las nuevas medidas "un retroceso democrático", de corte "autoritario".

"Si gana el sí habrá dictadura y será mejor irse del país", advirtió el ex primer ministro, Silvio Berlusconi (centroderecha), quien regresó inesperadamente al ruedo de la política pese a sus años (80) y a su delicado estado de salud.

Los últimos sondeos publicados hace dos semanas --en Italia están prohibidos en los 15 días anteriores a los comicios-- daban entre 5 y 8 puntos de ventaja al no, pero muchos electores aún estaban indecisos sobre su voto.

Más de cuatro millones de italianos residentes en el extranjero, entre ellos 650 mil en Argentina, tuvieron plazo hasta el jueves para votar y su papeleta podría ser decisiva si el resultado es muy cerrado.

En un último mitin de campaña el viernes en Florencia, la ciudad de la que fue alcalde, Renzi instó a sus partidarios a convencer a los indecisos.

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 'MÁS PODERES' 


Muchos votantes rechazan el método con el que Renzi quiere reformar la Carta Magna, un texto que muchos consideran sagrado, redactado en 1948 tras la Segunda Guerra Mundial y los veinte años de gobierno fascista, y que tuvo como objetivo evitar el surgimiento de otro dictador como Benito Mussolini.

"Voté un no claro", declaró a la AFP Fernando Angelaccio, de 77 años, tras votar en Roma. "La Constitución no se toca. Renzi sólo quiere más poderes, su prioridad es salvar a los bancos no a los jubilados", añadió.

Antonio, de 84 años, votó en cambio entusiasmado por el sí: "Hace 40 años que esperamos una reforma y nadie hizo nada. Necesitamos un gobierno que tenga suficientes votos, que pueda durar cinco años, sólo después cambiaremos".

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