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India construye millones de baños... que nadie usa

El nuevo primer ministro de India, Narendra Modi, tiene la meta de construir 5.3 millones de baños en sus primeros cien días de gobierno por cuestiones de salud y seguridad, pero la cultura de defecar al aire libre sigue estando muy arraigada en el país.

La familia de Sunita, en la aldea de Mukimpur, en el norte de India, recibió su primer baño en febrero, uno de los millones instalados por el gobierno para combatir las enfermedades. Ella no recuerda cuándo fue que alguien lo usó por última vez.

Ante el llamado de la naturaleza, esta madre soltera de 26 años y sus cuatro hijos se drigien a la selva que está junto a su granja de rosas rojas y rosadas, donde los 7 mil habitantes del poblado van a defecar y contarse chismes.

Sólo los dalits, la casta hindú más baja, deberían estar expuestos a excrementos en un lugar cerrado, "o los habitantes de la ciudad que no tienen espacios abiertos a donde ir", dijo Sunita, mientras lavaba ropa junto a la letrina de hormigón. "Las heces no tienen que estar bajo el mismo techo donde comemos y dormimos".

La opinión de Sunita pone de relieve uno de los desafíos más grandes que enfrenta el primer ministro Narendra Modi para combatir el mayor problema sanitario del mundo, que le cuesta a India 600 mil vidas por año por causa de la diarrea y expone a un tercio de las mujeres del país al riesgo de ser violadas o sufrir agresiones sexuales.

Sin baños para la mitad de la población, Modi prometió construir 5.3 millones de letrinas para cuando terminen sus primeros cien días de gobierno: una por segundo hasta el 31 de agosto, según el Ministerio de Agua Potable y Servicios Sanitarios. Sin educación, no harán mucha diferencia.

CUESTIÓN DE EDUCACIÓN

"Las metas de construcción de baños no ayudan a resolver el problema sanitario", opinó Yamini Aiyar, director del grupo de investigación de políticas Accountability Initiative de Nueva Delhi.

"Construir baños no significa que la gente los use, y parece haber para ello una serie de razones culturales, sociales y de casta. Se le debe enseñar a la gente el valor de las medidas de higiene", añadió.

En la mayoría de los casos, eso no ocurre. Más de la mitad del presupuesto del país para educación sanitaria no se gasta desde 1999, según el Ministerio de Agua Potable y Servicios Sanitarios.

En por lo menos cinco de los estados más pobres de India, la mayoría de las personas que viven en casas con una letrina instalada por el gobierno no la usan, según una encuesta a 3 mil 200 hogares rurales llevada a cabo por el Instituto de Investigación para una Economía Compasiva de la capital.

El gobierno ha fijado los 150 años del natalicio de Mahatma Gandhi en 2019 como meta para lograr la total difusión de los servicios sanitarios, incluido el acceso a baños para mil 200 millones de habitantes, dijo el ministro de Economía Arun Jaitley en el discurso de presentación del presupuesto el 10 de julio.

Si bien Jaitley duplicó el gasto en baños nuevos a 40 mil millones de rupias, el porcentaje de esos fondos que se puede gastar en información, educación y comunicación sigue en 15 por ciento.

Mientras que los habitantes de las aldeas desconocen los peligros, unas 100 mil toneladas de sus excrementos llegan todos los días a los mercados con las frutas y las verduras, según Unicef, el fondo de la ONU para la infancia. Cada gramo de heces de un campo abierto contiene 10 millones de virus, un millón de bacterias y mil quistes de parásitos.

El excremento contamina las aguas subterráneas, causando enfermedades como la diarrea y el cólera y aleja a los turistas cuyos sistemas inmunes corren mayor riesgo de verse afectados por cepas de bacterias fecales resistentes a los fármacos, según el Banco Mundial.

"El problema se ha agravado porque el gobierno piensa que se debe al suministro", consideró Archana Patkar, director del programa del Consejo Colaborador de Suministro de Agua y Servicios Sanitarios de Ginebra.

"El problema es que los gérmenes son invisibles y entonces comprender los peligros de la defecación al aire libre es algo alejado de la realidad hasta que se enferman y mueren. E, incluso entonces, no lo entienden realmente", afirmó.

Con poco acceso al agua corriente, las letrinas construidas por el gobierno suelen consistir en un gran pozo ciego de hormigón que lleva arriba un retrete de pie de cerámica y está rodeado por un cubículo de cemento o ladrillos con una angosta puerta.

A Sunita, la madre soltera de Mukimpur, le resultan repugnantes. "¿Encerrarnos en esos cubículos con nuestro propios desechos? Nunca entenderé cómo eso puede ser limpio". Señala el campo. "Ir ahí es lo normal".

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