LA HABANA.- Ileana Yarza ya tiene listo un paquete de café Cubitas –está buscando Serrano, que es el que más le gusta- por si el presidente Barack Obama la visita en su casa de La Habana después que llegue a Cuba mañana domingo, en una estancia inédita que se extenderá hasta el martes.
Esta mujer de 75 años, economista jubilada y quien confiesa que le ha dedicado y dedicará a la revolución cubana "alma, vida y corazón", todavía no sale de su asombro por la "celebridad" que ha alcanzado luego de que este jueves recibiera una carta del mandatario estadounidense al inaugurarse el correo postal directo entre Cuba y Estados Unidos tras más de 50 años de interrupción.
La misiva de Obama es la respuesta a la última de las cinco cartas que Ileana le ha escrito al presidente para ponderar su liderazgo y su ética y pedirle "que haga todo lo posible para levantar el embargo".
Gracias por sus amables palabras. Agradezco su apoyo a lo largo de los años y espero que esta nota -que le llega a través del primer vuelo de correo directo entre Estados Unidos y Cuba- sirva como un recordatorio de un nuevo capítulo brillante en la relación entre nuestras dos naciones.
Estoy deseando visitar La Habana para fomentar esta relación y resaltar nuestros valores compartidos. Y, con suerte, voy a tener tiempo para disfrutar de una taza de café cubano.
Sinceramente,
Barack Obama
"La primera se la hice estando yo de visita en Estados Unidos y cuando él realizaba la campaña por su primer mandato", expresó en conversación con EL FINANCIERO desde su casa en el barrio habanero de El Vedado, donde el viernes no se registraban medidas inusuales de seguridad.
Desde territorio norteamericano le escribió la segunda y las otras tres se las dirigió desde Cuba: cuando ganó las elecciones por primera vez, cuando el presidente reconoció que el embargo debía ser levantado y la última cuando el jefe de Estado anunció su viaje a la isla.
Culta –estudió ballet con Alicia Alonso-, informada –trabajó con Carlos Rafael Rodríguez, una de las figuras más respetadas de las primeras décadas de la revolución- y simpatiquísima –"los cubanos lo sabemos todo, y lo que no nos lo imaginamos"-, Ileana Yarza reconoció que en su correspondencia con el presidente de Estados Unidos "se me fue un poco la mano", pues en las últimas cartas "lo traté de 'my son' (hijo mío) e incluso lo piropeé un poco, alabando su sonrisa".
Ella confía en que esta visita del mandatario estadounidense "sirva para estimular los valores compartidos" entre Cuba y Estados Unidos y contribuya al levantamiento definitivo del embargo-bloqueo, "una mancha en la historia norteamericana", como lo describe.