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Escándalo brasileño tiene nuevo escenario: la calle

Seguidores de Dilma Rousseff y opositores anuncian marchas masivas en las calles, tras la nueva fase en el escándalo de corrupción que incluyó un interrogatorio a Lula da Silva.

La lucha de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, por su supervivencia política está llegando a las calles, después que el último capítulo de una arrolladora investigación sobre corrupción aumentó las tensiones en el mayor país de América Latina.

Tras un interrogatorio policial el viernes al predecesor de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, por acusaciones de sobornos a cambio de favores, amigos y adversarios del gobierno empezaron a movilizarse en una carrera por cubrir la opinión pública.

Ambos lados ya se enfrentaron en choques aislados y planean manifestaciones masivas en los próximos días.

Desde bares hasta estadios de fútbol y los medios sociales, las noticias de que la figura política más icónica de Brasil fue detenida golpeó a una sociedad sensibilizada por una investigación de dos años sobre corrupción y la peor recesión en más de un siglo.

El estallido público, que arriesga con convertirse en violento, podría terminar con un estancamiento en el Congreso del pedido de juicio político a Rousseff, dijo Gabriel Petrus, analista político de la consultora empresarial Barral M Jorge.

"Será un juicio en las calles con el pueblo como juez, y los legisladores tendrán que escuchar", dijo Petrus. "Las próximas dos semanas serán decisivas para inclinar la balanza a favor o en contra de Rousseff".

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PEDIDO DE DESTITUCIÓN

La propia Rousseff no es investigada como parte de la profunda investigación sobre sobornos en la compañía petrolera estatal Petrobras.

El pedido de juicio político respaldado por la oposición y formulado en octubre del año pasado se centra en gran parte en el presunto encubrimiento de un enorme déficit fiscal por parte de Rousseff.

Tanto la presidenta como Lula han negado repetidamente haber actuado mal.

El más alto tribunal electoral del país, sin embargo, está investigando si parte del dinero de Petrobras fue derivado a la campaña de reelección de Rousseff en 2014, investigación que podría llevar a la anulación de su mandato.

Los críticos de la presidenta han llamado a protestas nacionales el 13 de marzo, y algunos líderes prometen que será la mayor manifestación contra el gobierno hasta la fecha.
Para el domingo en la noche, ya 150,000 personas se habían comprometido en una página de Facebook sobre el evento a asistir a la marcha en Sao Paulo. Otras marchas están programadas en las mayores ciudades de todo el país.

Los líderes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y grupos de base que lo apoyan se hicieron eco de los llamados a protesta y convocaron a sus propias manifestaciones el 19 de marzo.

"Ellos iniciaron el fuego. Tomemos las calles", escribió José Guimarães, líder legislativo del PT, en su cuenta de Twitter.

Lula se ha mostrado igualmente desafiante, diciendo que las acusaciones de corrupción fueron un intento de las elites del país por sacar del poder a un partido que defendió los intereses de los pobres.

Si me quieren derrotar, tendrán que enfrentarme en las calles", dijo Lula en una reunión del sindicato bancario el viernes por la noche.

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